Parte 22

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Carla y Federico conocían desde siempre a sus amigos y veían que se estaban acercando, curando las heridas como buenos amigos y se acompañaban.

Notaban lo bien que les estaba haciendo la terapia a ambos, alejando viejos fantasmas del pasado. Juntos habían vivido la pérdida del bebe, el duelo, las peleas, los sentimientos encontrados, las ausencias y juntos podrían superarlo. Aunque sea como amigos, porque nada les hacía pensar en una reconciliación, los dos habían tomado caminos diferentes, ambos habían tenido su pareja, sin futuro, pero lo intentaron, estaban abiertos a conocer otra cosa e intentar ser felices a su manera.

Carla estaba contenta de verlo bien a Javier, ya no tenía los ojos tristes y había vuelto a sonreír, no estaba segura de cuál había sido el motivo, si el amorío con Noelia, o la vuelta de Laura, pero lo que sea, le había hecho bien y le había devuelto a su amigo. Aunque ya no tenía esa seguridad de que volverían a estar juntos, había perdido, un poco, las esperanzas.

También había notado que Laura había vuelto diferente de Junín, más seria, más fría, con una coraza que la alejaba de la tristeza que aún tenía en el fondo de su corazón, pero los días y la realidad la habían vuelto a sorprender dándole una nueva cachetada y obligándola a enfrentar sus miedos, resolver problemas anteriores y recuperar su naturaleza, su alegría y también lo estaba logrando. Carla sentía que todo se estaba acomodando, desde que había tomado la decisión de casarse, había tenido miedo de que Laura y Javier no pudieran o no quisieran estar en su fiesta por no encontrarse o verse, era sus amigos, como su familia y los necesitaba ahí. Cuando se separaron, creyó que su sueño de un gran festejo con todos los que quería, se volvía imposible, con el correr de los meses y viendo que sus amigos, a pesar de la separación, se comportaban como los adultos que eran, volvió a ilusionarse. Otra vez se asustó al conocer a Daniel, luego a Noelia, pero todo había pasado por suerte y su casamiento era inminente, con Laura  y Javier como buenos amigos pudiendo compartir buenos y divertidos momentos juntos, como siempre.

Federico por su parte, nunca había terminado de comprender como  habían llegado a tomar la decisión de separarse, ellos, que eran el ejemplo de pareja. Lo que más le dolía es que no había podido ayudarlos con ningún consejo como lo habían ayudado a él a salvar su matrimonio, gracias a ellos hoy era feliz con su mujer. Pero el tiempo había pasado y ya no se podía volver atrás, ahora había que seguir, Federico ayudaría a Javier, si podía, en su tarea de reconquistar a Laura y tenía fe en él, sabía que la enamoraría por segunda vez, o la haría darse cuenta que nunca dejó de  amarlo, no había una pareja más perfecta en el mundo que la de ellos dos.

Después de un tiempo Laura siguió sola yendo a terapia, Javier ya no la acompañaba, pero cada tanto la pasaba a buscar y conversaban sobre lo que había charlado ese día, siempre le resultaba positivo a Laura  hablar  con Javier sobre el pasado. Volvieron a reconocerse y podían ver como ambos habían sufrido lo mismo desde el otro punto de vista y como había resuelto el tema de diferente forma, simplemente, como había podido y que estaba en su derecho de hacerlo y de haberse equivocado y con solo pedir perdón bastaba para seguir adelante, reconociendo el error. Ahora podían verlo con claridad.

Para el festejo del cumpleaños  de Marijo,  ya no había ni recuerdos de Daniel o Noelia, Javier era libre de elegir el modo y el momento para estar con Laura, la lucha que ahora tenía era con su propio cuerpo, con la ansiedad y el deseo de tener a  Laura en sus brazos, pero lo estaba lograrlo, convenciéndose de que el sabor del encuentro, si más le costaba, más dulce  sería.  

Volver a Intentar (Completa y en edición)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora