Parte 18

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Se bifurcan los caminos, pero no van muy lejos no?

Gracias por leerme

Javier estaba triste por no haber  podido acompañar a Laura, le hubiese gustado estar cerca de ella en Junín pero sabía que no era posible, haber ido hubiese sido un error no debía incomodarla o ponerla por demás nerviosa. Para él la prioridad era que ella estuviese bien, su culpa aun no lo dejaba de torturar, haberse reconocido cruel, hiriente y poco protector con la persona que más amaba en su vida le había dolido demasiado, no quería ser ese hombre en que se había convertido por culpa del dolor y el sufrimiento, estaba seguro que nunca más reaccionaría de esa  forma, no con ella.

Carla compartía ese sentimiento de tristeza al saberse todos juntos en Junín sin Javier, pero las cosas estaban así, ella no podía cambiarlas. Sabía perfectamente lo mal que se había sentido él y como había sufrido la separación. Nadie mejor que ella sabía de su dolor. Le había costado mucho asumir que no sería papá y que el amor de su vida había desaparecido en la distancia, todo había pasado tan rápido, Javier había sentido tanto dolor y tanta culpa, que ella no tenía palabras para decir ni para consolarlo, solo él sabía cómo avanzar, dejar todo atrás, ella como amiga, estaría a su lado para apuntalarlo. Como hacía  con Laura. Necesitaba mantener la esperanza a pesar de todo, de que un día no muy lejano, Javier y Laura puedan contarse todo lo que a ella le habían contado, cada sensación, cada dolor, cada lágrima y volvieran a darse una oportunidad. Si eso no pasaba ella no podía dejar de pensar que la vida era simplemente injusta y vil.

Podía recordar claramente el día que Javier le contó lo que hizo cuando Laura se fue a vivir a esa  ciudad que según él se la había rebatado de las manos. Se había quedado una semana encerrado en el departamento, solo, pensando y analizando cada una de las discusiones que habían tenido, repasando en su mente cada palabra dolorosa que le había dicho y añorando cada uno de los besos y abrazos que le había negado en ese último tiempo en que tanto lo había necesitado. Había llorado como un niño ante el dolor de las dos pérdidas más grandes que había sufrido, su hijo y su esposa, con tan poco tiempo de diferencia, no había tenido tiempo de asumir una cuando se precipitó la otra dejándolo vacío, sin nada porque luchar, sin esperanza Lo único que podía ver adelante era un camino largo y oscuro y por más que intentaba recorrerlo no podía ver el final y cada vez se hacía más oscuro. El dolor no lo dejaba respirar, pensar, recuperarse.

Muchas noches Javier había llamado a Carla para preguntar por Laura y le decía que nunca le alcanzarían las palabras para pedirle perdón, que sabía lo mal que se había portado con ella y que nunca  dejaría de ser el amor de su vida, pase lo que pase con su matrimonio y que tenía miedo, mucho miedo de haberla perdido.

Con el tiempo lo vio recuperarse, salir a flote, sonreír otra vez. Salía con compañeros de trabajo o clientes, había empezado el gimnasio con la única satisfacción de ver pasar el tiempo haciendo algo productivo y su trabajo de golpe pasó a ser más importante de lo habitual y ocupaba más tiempo del necesario en eso, el único motivo, vivir sin pensar ni sentir.

El encuentro con Laura había sido como una carga de energía, una inyección de adrenalina en su cuerpo y lo vio volver a creer que había una posibilidad de intentarlo. De pronto esa luz en el camino se notó clara y lo obligaba a seguir.

Carla también estaba el tanto, como Federico, de la lucha en la que se había embarcado para reconquistarla y estaba segura que, fuese cual fuese el resultado, lo intentaría. Sabía que Laura tenía todo lo que a cualquier hombre podía enamorar, pero también sabía que ella nunca amaría a nadie como a él y nadie le daría el amor que él podía darle, porque ella creía que estaban destinados que eran el uno para el otro, había sido testigo de cada cosa que habían vivido  y era la admiradora número uno de esa pareja.

Le había confiado que haber conocido a Daniel lo había hecho sentir celoso, muy celoso, pero lo había tranquilizado verlo como un buen hombre, al menos no la lastimaría y sería un buen oponente a vencer con el tiempo.

Carla no quería traicionar  la confianza y amistad de Javier sabiendo que Laura estaba en las puertas de una relación mientras él estaba esperándola. Por muchas palabras que dijera, saberla en brazos de otro hombre, sea Daniel u otro no le gustaría. Pero también creía que ella se merecía una nueva oportunidad, por lo menos un nuevo intento de ser feliz.  Javier también se lo merecía pero tendría que querer intentarlo al menos.

Un medio día Carla almorzó con él, necesitaba verlo, saber cómo había estado y prestarle el oído como tantas veces.

-Estuvo todo muy lindo, Laura estuvo hasta en el último detalle y la oficina es hermosa –le contó Carla ante la pregunta de cómo había estado la inauguración.

-La verdad Javier, es que no tendría que meterme, pero quiero contarte algo, lo hago por mí, porque no quiero defraudar tu confianza –dijo Carla pausadamente. -Estuvimos con Daniel, en Junín y aparentemente está empezando algo con Laura, al menos eso intenta y ella está analizando la idea.

-Lo imaginé, era cuestión de días,  pero no te preocupes por mí. No es algo que me alegre, pero está bien si Laura quiere estar con él. Estamos separados por ahora. Pero como ya te dije, vamos a volver a estar juntos a su debido tiempo, solo que ahora no es  el momento. No te sientas mal, voy a estar  bien. Ojos que no ven corazón que no siente dicen, ¿no? Además, y para que te pongas contenta, te voy a contar que yo también conocí a una chica con la que salí este fin de semana y…me voy a permitir algún amorío yo también.

 Carla había  tomado muy bien la noticia que le había dado Javier, quería que al menos intente estar feliz. Por lo menos que trate de olvidarse de Laura o que se divierta en el intento.

Volver a Intentar (Completa y en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora