Capitulo 25; Solo sentir amor

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Camila Pov

Era extraño, era muy extraño sentir que las cosas me estaban saliendo tan bien últimamente. Que el hombre del cual por misteriosa manera me había enamorado me pidiera estar con el, que tuviese un buen empleo, una buena amiga, una excelente estabilidad era extraña.  Yo no era la clase de mujer a la que la suerte solía sonreírle, a pesar de sentirme en un montaña rusa de emociones, no quería despreciar la mas bella y hermosa de todas; la de sentirme feliz.

La felicidad es un estado temporal muy breve, no todos logramos verlo de esa manera, pero cuando aprendes a vivir del modo en el que yo crecí seguro apreciarían la belleza de lo simple y ocasional. Mis padres donde sea que estén deben estar muy orgullosos de la hija que formaron, ellos nunca se avergonzarán de mi.

Vianessa me abrazo por la espalda, yo estaba de pie frente al espejo, lucía hermosa, tenía meses sin arreglarme así, sin sentirme tan bella, sin sentirme como una princesa. Porque al ver como me brillaban los ojos con este vestido me encantaba, mi cabello caía en suaves ondas bien peinadas por mi espalda, mi piel lucia tersa, muy bien cuidada, mi maquillaje era impecable.

¡Dios, ni en un millón de año pensé lucir tan bien!

- Estas hermosa, Cami. Si esta noche no se te declara, te juro que lo hago yo.- decía, mi amiga a mi lado. Ella también lucía hermosa. Traía un vestido negro de noche con piedras, unos tacones de muerte negros, un hermoso moño que dejaba al descubierto su perfecto rostro con un espectacular maquillaje de noche que le habían hecho. Así era ella, siempre lucía despampanante, Viane sabía como vestir.

- Lo dice la chica que parece que va ardiendo esta noche.-me reí abrazándola.- En serio, luces muy bonita, Cami, pareces una princesa. Tus papás deben de estar muy feliz de tener una niña tan hermosa.

- En ellos estaba pensando cuando viniste, donde sea que esten, están muy felices, lo siento.

- Seguro que si. -sonreímos frente al espejo. Eramos las hermanas que cada una necesitaba.

El timbre sonó cuando estaba terminando de meter mis pertenecías en el pequeño bolso de cristales Gucci que compre esta tarde para combinar perfectamente con mi vestido. Seguro ese era Michael, quedamos en que pasaría a recogerme, Viane se levanto de la cama para ir a abrir. Me di una última mirada en el espejo, pasé la mano por un mechón de pelo que estaba volviéndose rebelde.

Salí de la habitación con el corazón latiendo de manera exagerada, ese nudo en la garganta sentía como me presionaba, esperaba con todo mi corazón que estuviese tan linda como él. Mich era el tipo de hombre que se podía poner una bolsa de plástico, y pasaría por modelo de alguna campaña ambientalista de Calvin Klein.

Al llegar a la sala estaba de pie hablando con mi amiga, al verme sus ojos se abrieron demasiado, intentaba decir algo pero de su boca no salía ningún sonido. Creo me quedé un momento sin aliento, llevaba un precioso esmoquin clásico de pajarita, que lo hacía lucir como uno de esos muñecos de revista. Me fije en su muñeca, llevaba los gemelos con las MP grabadas que Vianessa y yo habíamos elegido el día anterior. Ese gesto me hizo sonreir, significaba mucho que los usara.

- ¿Qué tal estas Michael? ¿Nos Vamos?- Le dije antes de que pudiese soltar alguna palabra.

- Siento que mirarte es ilegal... Estas muy hermosa, Camila.- Se acerco hasta mi y me dio un beso en la mejilla. Sentí como mis piernas temblaron un poco. nos miramos fijamente haciendo que, por lo menos para mi, el tiempo se detuviera.

Vianessa carraspeo un poco trayéndonos devuelta a la realidad, le hice señas con la cabeza a Michael indicándole la puerta para que saliéramos. Viane iba a ir con su crush, el nuevo jefe de pediatría del hospital. Desde el primer día le había tirado los perros a mi amiga, y ella que cuando le gusta alguien no se inmuta nada, acepto.

Le di un beso antes de salir en silencio delante de Michael. Cuando llegamos al ascensor tomo mi mano, mi corazón traicionero volvió a latir fuertemente. Cuando pudo llegar el ascensor lo tomamos aún en silencio, yo estaba muy nerviosa.

- Hueles muy bien...manzana y canela.- susurró. voltee mi rostro hasta el y asentí. Lentamente se fue acercando a mi, nuestros cuerpos estaban muy cerca, podía sentir el calor que emanaba del suyo, sin darme cuenta sentí como su boca dulce y suave estaba justo sobre la mia. ¿Cuándo superaría esos besos? no entiendo como a estas alturas siento que me derrito con solo rozarlo.
¡Esto es mucho mas fuerte que yo!

El timbre del ascensor indicandonos que llegamos a nuestro destino nos hizo separar, un largo suspiro fue inevitable contener, ladee mi cabeza mirándolo fijamente cuando volvió a sonreírme, mi labial estaba marcado en la comisura de su labio por lo que suavemente lo limpié con mi pulgar.

- Otro beso como ese y te juro que necesitaré otro transplante de corazón. - solté sin evitar reírme.

- Juro que no había podido contenerme más a tus labios. Pedían a gritos que los besara. - volví a sonreírle y tomé su mano mientras caminábamos hasta su auto que estaba aparcado en la entrada del edificio esperando por nosotros.

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Mientras íbamos en el camino no podía evitar mirarlo de reojo, estaba muy concentrado en conducir, ni siquiera había puesto música. Saqué el móvil de mi bolso, conecté el Bluetooth a su radio y como sabía que le gustaba Lana del Rey igual que a mi puse a reproducir Brooklyn Baby.

Sin importar que le llegase a molestar mi voz, empecé a tararear la canción mientras intentaba bailar ahí sentada en el asiento del auto del hombre que mi cuerpo y alma habían decidido amar.
Podía sentir su mirada de reojo sobre mí, pero no me importaba, amaba esa canción, sabía que merecía ese momento de felicidad, ese era mi breve momento de felicidad.
Pude sentir como la canción y el auto se iban a detener, Michael me miró fijamente a los ojos, luego salió del auto, por un minuto dejé de respirar, ya la había cagado, le había hecho enojar con mi voz y estupido baile, ¿Quién baila Brooklyn baby? ¡Debí quedarme callada!

Se acercó a mi puerta y la abrió sonriendo.- Ven, sal.- dijo extendiendo su mano.

- Lo siento, me callaré, no seguiré cantando.- le dije intentando no morir de vergüenza.

-¿Qué dices mujer? Calla y sal.- volvió a decir riendo. Salí sin decir nada, estábamos parados en una vía, carros iban y venían, estaba loco al detenerse aquí.
Su cuerpo se perdió en el auto, tomó mi móvil y volvió a reproducir la canción. Decir que lo miré muy interrogativa era de menos. Pero cuando salió nuevamente y me tomó de manos e invitó a bailar esa canción casi me desmayo.
Estábamos en medio de un vía, bailando, eso solo lo veía en la comedias románticas. Michael y yo estábamos bailando, mi amor y yo.

- No prometo darte un futuro, Camila, ya no vivo siquiera pensando en que pasará mañana. Te conocí en un momento muy difícil de mi vida, pero aún así sé que eres lo que necesito, Anna me lo dijo. Y espero ser lo que necesitas, porque quiero estar aquí para eso. -mi corazón latía muy rápido, si muy rápido.- vamos hacer esto paso a paso, prometo cuidar de ti y estar siempre contigo.

- Mich...- puso un dedo sobre mi boca para callarme.

- No digas nada, no sueles decir buenas palabras cuando estás nerviosa.-le di una palmada contra el pecho mientras reía.

Mi estado temporal y muy breve de felicidad no era tan breve como había pensado, se había extendido un poco más, creo que por ahora podía seguir siendo feliz.

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⏰ Last updated: Feb 07, 2021 ⏰

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