Capitulo 9; Estoy destrozado

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~Fall for you by; Leela James

Michael pov

Luego de haber dejado a Camila en su departamento sentía la necesidad de que por mi sistema pasará alguna bebida con alcohol para calmar el vacío que en ese momento sentía.

No creo que halla alguien allá afuera esperando para enamorarme, yo no lo necesito, y si llegase a pasar, debería resistirme porque Anna no merece que la engañe. No puedo permitirme sentir esto que siento cuando veo a Camila. Al verla es como si viese a Anna, sé que lo digo mucho, pero es que es tan parecida a mi chica, tan idéntica a como cuando nos conocimos en aquella clase en el segundo año de medicina.

Camila tiene cierta vibra que me hace desearla, solo que a pesar de que eso esta mal, muy mal, Anna no pudo terminar su vida junto a mi, por lo menos yo debo terminar mi vida honrando los votos que le hice frente al altar en la iglesia. Después de ella nadie.

- Otro Whisky.- le pedí al barman que llevaba toda la santa noche ateniéndonee, ya quería que me fuera de su local, pero yo no tenía ni un sólo puto cc de control sobre mis capacidades motrices.

- Ya mi doc, esta bueno por esta noche.- me dijo quitando el pequeño vaso frente a mi. Pegué mi frente a la barra y suspiré pesadamente.

- Odio tanto ser médico. Desde ese maldito día odio tanto la medicina que me asquea el sentir esto. Saber que mi cómplice ya no esta es desgarrador, quisiera que todo dejará de ser.- decía entrecortadamente tanto como mi pesada lengua me permitiese.

- Mañana todo será mejor, Michael. - dijo él extendiendo su mano por encima de la barra para darme un fuerte apretón en mi hombro.

- ¿Cómo se supone que me debo ir si no me puedo ni mantener en pie?- solté una carcajada ante mi pregunta, era alguna ironía típica de la vida de las cuales esta acostumbraba a escupirme diariamente en la cara.- Aún ebrio puedo hacer preguntas lógicas mi querido Mason.- Por cierto, Mason era el mismo barman que me atendía, un chico de unos veintitantos, de aspecto latino y muy divertido, pero era como todos los barman de los bares. Ese era su trabajo, para eso le pagaban.

- Lo sé. ¿No tienes alguien que venga por ti?

- Si, An... Mierda, soy un asco. No hay nadie.- me resigne a esta vida de miseria. Estoy destrozado, me rindo.

Mason salió detrás de la barra y tomó mi teléfono celular, no era consciente de lo que hacía hasta que escuché que preguntó a la otra persona con quien hablaba si podía venir a recogerme. Ni sabía a quien pudo haber llamado ya que a estas horas nadie de los que conozco estaría disponible para eso.

- ¿A quién llamaste?- pregunté con la cabeza sobre la barra.

-  A una tal Dra. Sanchez que estaba en tu agenda.

Eso me hizo levantar mi cabeza, estaba loco, ella necesitaba descansar y él acababa de interrumpir eso solo para que salga a buscar a un borracho como yo.
¡Que lindo Dr. Pool!

- ¿Estas loco?- grité - ella no puede salir, debe descansar.

- Dijo que en cinco estaba aquí, así que tranquilo que estas para mandarte a la china sin regreso.- bufó rodando los ojos. Lo miré mal y recosté mi cabeza nuevamente de la barra hasta que aquella pequeña hada viniera a buscarme.

Sonreí ante ese pensamiento, la consideraba una de esas pequeñas hadas con ojos esmeraldas y cabellos de fuego muy hermosa. Me estaba yendo demasiado lejos ante eso, era el alcohol, hace que no maneje mis pensamientos.

No creo que hayan pasado cinco minutos hasta que sentí una suave mano acariciando mi hombro, levanté mi rostro hasta el suyo. Traía el cabello revuelto, no tenía ni una pizca de maquillaje, una franela amarilla con un pantalón de chándal azúl y unas pantuflas de Bob Esponja que me hicieron sonreír, ella siempre era tan infantil.

- Vamos Michael. - dijo con voz firme y ojos apagados, se notaba cansancio en ellos.

- No te llamé, vete.- me obligue a decir, a verdad quería irme con ella, algo me hacía querer estar con ella.

- No me hagas más difícil esto, vámonos de una maldita vez que estoy cansada.- medio gritó haciendo que Mason nos mirará fijamente.

- No.

- Maldita sea, estas alcoholizado, necesitas que te cuide así que vamos. ¿Puedes ayudarme? Por favor.- dijo lo último con voz dulce en dirección a Mason. Este no dudó en ayudarla a sacarme de ahí.

Me sacaron del bar entre los dos, y lo último que recuerdo de eso es ellos metiendome a un carro y a Camila susurrar algo como “Ahora te cuidaré Mich". 

++++++

Camila Pov

El olor a alcohol me asqueaba, era insoportable para mi porque me recuerda a mi ex novio, una de las razones por la cual habíamos roto fue precisamente esa.

Llegaba hasta altas horas de las noches muy tomado destrozando todo a su paso, intentando abusarme y hacerme sentir pequeña, frágil, una muñeca rota más.

Pero aunque me costó ponerle el freno y decirle que nadie, absolutamente nadie tiene el derecho a maltratarme, me hice libre de él. Por supuesto que no se lo tomó bien, tuve que renunciar a todo lo que construí en mi antigua ciudad para poder obtener hoy la libertad que tengo.

Aunque haya aparecido hace unas horas, él no es mi dueño, y no me doblegará, el no me romperá.

Michael era como mi nuevo horizonte, sinceramente no dejaba de pensar en él, no puedo estar cerca sin que mis pulsaciones se hagan tan rápidas que sienta mi corazón estallar, este sentimiento infinito de que una parte de mi le pertenecía, le necesitaba e incluso algo que me hace querer cuidarlo sobre todas las cosas. Sé que entre nosotros hay algo más, y no puedo ocultarme de esos gigantes irlandeses bailando tap o tocando gaitas en mi estómago.

Por ese sentimiento no me negué en ir a buscarlo esta noche cuando ese chico me llamó, necesitaba salir corriendo para abrazarlo y decirle que aquí estaba yo para él cada vez que lo necesite. Esto me estaba consumiendo sin querer.

¿Qué si sus palabras anteriores me destrozaron? Sí, lo hicieron.  Él aún ama a su ex esposa, y yo soy solo como un fantasma de ella, todos me lo han dejado muy claro.

Su rostro lucía descansado mientras dormía, subirlo a mi departamento fue una lucha demasiado grande para mi ya que estaba tan cansada que sentía me iba a desmayar, pero al llegar y dejarlo sobre mi sofá me ví obligada a sentarme en el suelo respirando pesadamente.

- Me vas a matar Mich.- susurré mirando sus pausadas respiraciones, sus hermosos labios entreabiertos.

Froté mi rostro suavemente y me levanté con torpeza en dirección a la cocina, tomé un vaso con agua y unas píldoras. Fui a mi armario y saqué algunas mantas para él.

Al volver, quité su bufanda y chaqueta junto con sus botas y le coloqué la manta abrigandolo un poco, el agua y las pildoras encima de una pequeña mesa cerca del sofá con una nota que decía...

Toma esto en cuanto la leas, si necesitas algo toca la puerta con las mariposas de color rosa".

Me dirigí a mi habitación y me metí en la cama arropando mi frágil cuerpo, hable un poco con mis padres donde sea que estuviesen pidiéndole que aclaren mis emociones y suspiré varias veces antes de quedarme dormida.

Amor & Medicina ©   [EDITANDO]Where stories live. Discover now