Capítulo 12; Más que amor

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~Más que amor by; Il volo

Michael Pov

El tiempo que estuve en esa cafetería después de que Camila se había marchado fue largo, o así lo sentí sin su presencia cerca de mi.

Pasado una hora, tomé un taxi hasta mi casa después de haberme tomado varios cafés y suspirar frustrado. Al entrar volví a sentir ese vacío en el pecho que me asfixiaba, ese sentimiento agotador de que algo faltaba y debía llenar, solo que no sabía como.

Me senté en uno de los sofá de golpe frotando mi rostro para luego poner las manos detrás de mi cabeza. ¿Qué
diablos se supone que debo hacer para acabar con esto?

Fui hasta el baño para tomar una ducha nuevamente y poder relajarme un poco más. Con el agua bastante fría lo hice pensando en Anna, en  Camila, en mi y lo cuesta abajo que iba mi vida desde que ella ya no estaba en mi.

Salí envuelto en una toalla blanca para la habitación, me seque y puse unos bóxer negros Calvin Klein.  Caminé hasta la cocina y me tomé un gran vaso con agua para volver a la habitación, recostarme en la gran vacía y fría cama que junto a Anna compartía. Ni ella se sentía bien sin su presencia.

Mis ojos se fueron cerrando gradualmente hasta sumergirme en un sueño confortable que mi cansado cuerpo estaba ansiado los últimos días.

++++++

- Siempre dejas esas botas en el medio.- escuchaba su dulce voz regañándome como tantas veces, muy a lo lejos.- Mich, vamos cielo. Levantate y quita esas botas de en medio de la sala.

Algo golpeo mi frente haciendo que abra los ojos rápidamente y me encontrase con ella, tenía días sin verla y hoy se veía tan hermosa, con su ceño levemente fruncido y un pequeño puchero que decía estaba enojada me pareció la mujer más tierna del mundo.

- Annie...

- Annie nada. Vengo a verte y decirte algo bueno, y me encuentro con esas botas en medio. ¿No has aprendido nada aún?- miré a mi alrededor buscando las botas que no encontré por ningún lado.- Las dejaste en medio de la sala, idiota.- si me insultaba así era porque realmente estaba enojada, siempre ha sido una mujer organizada, ponía el grito al cielo cuando dejaba esas mismas botas en medio.

Froté mi cara fuertemente, me levanté y fui hasta donde se encontraban para coger las botas, ponerlas donde debían ir y no acabar con un ojo menos.

Al volver a la habitación ella estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas, puse las botas en el armario y me volví a recostar.

- Lo siento, ven recuestate conmigo.- le dije en un susurro.

Se recostó junto a mi, muy junto a mi. Su olor a fresas me inundó, su cabello rojizo se perdía en la almohada, y sus ojos verdes se perdían en los azules mío. 

- He venido a darte una noticia.- susurró con su boca pegada a la mía haciendo que nuestros alientos se mezclasen.

- ¿Cuál?- pregunté acariciando su rostro.

- Ese hombre, él que era la pareja de esa chica igual a mi, murió. - eso hizo que mis ojos se abrieran mucho, ¿Cómo era eso posible?

- ¿Cómo que murió?- pregunté confundido sentándome de golpe en la cama.

- Ese hombre había bebido toda la semana, es magnifico que no haya tenido un coma etílico antes de este accidente.- respondió con una expresión de incredulidad en su rostro.

- Su aspecto lo demostró ayer. - susurré con la mirada perdida en algún punto reflexionando algo.

- Si, él tuvo un accidente automovilístico esta madrugada. Murió alrededor de las seis en la UCI. - Decía esto como si fuera algo normal, no estaba afligida. Era extraño verla hablar así.

Anna tenía la manía de meterse en un duelo cuando alguien moría, ella era muy sensible con estas cosas e incluso lloraba por horas haciendo que se me encogiese el corazón al verla triste.

- ¿Cuál ha sido la causa de su muerte?- le pregunté intentando ponerme en pie.

- Ha sufrido un paro cardíaco.- bajó su rostro intentando ocultar su expresión. Eso lo hacia cuando no quería que viera sus ojos.

Me quede viéndola fijamente sin articular palabra alguna, esperaba que ella dijese algo que la hiciera sacar de mis sospechas. Pero no dijo nada, se mantuvo en silencio y con una actitud un poco sumisa que me sorprendió.

- ¿Qué pasa Annie?- pregunté sentándome a su lado, y tomando sus manos entre las mías.

- Tal vez no lo entiendas ahora, tal vez nunca lo entiendas, Mich.- suspiró antes de continuar con sus palabras.- Él por fin ha muerto, ya no hay nadie que impida lo que esta por venir. Yo, yo ya he cumplido un ciclo en mi vida junto a la tuya, debo despedirme, y tú debes dejarme ir.

Estaba un poco confundido, nunca la dejaría ir, nunca podría estar lejos de ella, eramos como el mar y  espuma, el Ying y el Yang, era una obligación permanecer a su lado porque de lo contrario moriría. Ella aún no sabía la mitad de lo que la amaba.

- Nunca me separaré de ti... Siento como si te estuvieses despidiendo.- le dije entrecortado.

Ella se puso de pie frente a mí, tomo mi cara entre sus hermosas y delicadas manos, antes de cantar se detuvo a observarme como si fuese la última vez y suspiro.

- Eres el mas bello amanecer
Pintas en mi rostro una sonrisa
al volverte a ver
Como lluvia en el desierto
te impregnaste en mi
El mundo cambio desde el momento
en que te conocí.- Cantó con esa voz que tanto me gustaba.

- Somos cuerpo y alma, par de gotas de agua, tu y yo.
Mas que amor. Somos noche y luna
como mar y espuma, tu y yo Mas que amor, je t'aime mi amor, io ti amo.- le seguí. Esa canción la amábamos los dos, era realmente hermosa.

- ¿Sabes qué te he amado desde antes que te fijaras en mí?- asentí lentamente.- Sólo te pido que nunca me olvides, se feliz. Te amaré por siempre.

- Te estas despidiendo...

- Si...- me sonrió de lado para luego posar sus labios sobre los míos.

Al separarse me sonrió como siempre lo hacía y caminó en dirección a la puerta de la habitación... Me quedé observándola sin saber que iba hacer, pero luego de unos segundos salí de mi estado de shock y fui detrás de ella.

- Annie.... Annie...- la llamaba y no respondía, al llegar al salón ella no estaba, volví a llamarla y no obtenía respuesta. - ¡ANNA!- grité fuerte antes de que todo se desvanezca y despertará sofocado con lágrimas en los ojos llamando a Anna.

Esta vez fue la última que seguro la vería, mi muñeca me había dejado para siempre. Pero eso nunca me impedirá recordarla, siempre fuimos más que una pareja común, más que dos estudiantes de medicina que cumplieron su sueños, más que dos cuerpos unidos, ella y yo somos, fuimos y seremos más que amor.

Amor & Medicina ©   [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora