Capitulo 19; ¿Tregua?

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POV Camila

2 semanas

He estado trabajando como un robot, entre consultas, cirugías e ir a mi apartamento a fingir que descanso se me va el tiempo. Lo que soy ya no esta claro desde hace mucho, enamorarse apesta, que tu corazón sienta eso mucho peor. No sé a dónde a ir ni como actuar. Me duele el pecho y la necesidad de un abrazo que una los pedazos de mi alma esta ahí cada vez más fuerte.
Vianessa intenta todos los días hacerme sentir mejor, pero nada le ha funcionado, anoche le pedí que me dejara en paz.

Estaba en mi consultorio escuchando West coats de Lana del Rey y llenando unos formularios sobre Noah cuando Michael tocó a mi puerta, no sabía que era él, si lo hubiese sabido seguro arreglaba mi cabello desordenado o por lo menos intentaba ocultar ese estúpido humor que me he gastado los últimos días, pero no pude hacerlo y solo murmuré un "Adelante".

Al entrar se me quedó viendo fijamente, aún no me había percatado que era él, hasta que el sonido de su voz me hizo levantar la vista de los papeles. 

- Hola Camila. -había dicho. ¡Camila! No Dra. Sánchez, Camila.

Dejé el bolígrafo caer de golpe y como adolescente idiota intenté arreglar mi cabello y con voz titubeante poder responderle.

- Ho- hola Michael.- Dije poniéndome de pie.- ¿Qué te trae por aquí?- Obviamente venía a ver como llevaba la clínica, pero mi conciencia era una maldita y le encantaba torturarme.

- Vine a ver a Noah, me alegro mucho verlo mejor. - me sonrió.- Me gusta Lana del Rey. - No pude evitar que mi corazón tuviera un par de latidos más rápido de lo habitual tras esa confesión.

- ¿Si? a mi también me gusta. Estaba rellenando los avances de Noah, si sigue como va en una semana le enviaré a casa. - Señalé los documentos sobre mi escritorio. Tomé asiento y le indiqué que podía hacer lo mismo. Se quitó el abrigo que traía y tomó asiento. - ¿Quieres café, té, algo? - pregunté tomando mi taza de Bob esponja para darle un sorbo a mi café.

- ¿Ya esta frío?- preguntó. Le miré confundida, el hizo ese ademán con la boca señalando la taza. Asentí devolviendo la taza al escritorio. -Tu cara al probarlo lo dijo, no sabes dominar esas emociones.

- No me creas tan especial. No soy la unica persona del mundo que hace ese ademán de asco al tomarse un sorbo de café frío.- le dije poniendo de golpe mi espalda al respaldo de la silla.

-Tienes razón. Pide que te traigan dos.

- No, venga vamos por uno a donde Kakola. Ayer me comentó que le tenías olvidada.

- Esta bien. Venga vamos, cuando vuelvas terminas de llenar eso.- Señaló mi escritorio.- Además lo necesitas, tienes una cara de cansancio. 

- ¡Oh Gracias! Te juro que no me he visto en el espejo estos días.- Y no era broma, no tenía ganas de arreglarme nada. Pude ver una sonrisa asomarse pero la disimulo rápidamente. 

Tomé una liga que tenía en la muñeca y envolvi mi loco cabello en un moño alto, puse mis anteojos y de una gaveta donde tenía mi bolso saque un billete. 

- Vamos, Sr. Perfecto.

- Después de ti. -Se hizo a un lado para que pueda pasar.

Al salir J.P estaba en un pasillo hablando con una enfermera, al verme me hizo un gesto con su cabeza y siguió hablando con la chica.  Michael ni se percató de él  porque estaba sumergido en su celular, iba leyendo algo muy concentrado, caminaba mecánicamente.

Esos 5 minutos de caminata desde la clínica al café me los aproveche para observar a Michael, ¿Cómo podía alguien estar tan guapo? Era normal para él, su vida seguro no tuvo tantos desaciertos, aunque con uno le bastó para sumirlo en una tristeza eterna, tristeza que aún le cuesta ocultarla, se le nota a leguas en los ojos.

➕➕➕➕

Al llegar al café Kako se puso como loca al ver a Michael, le regaño y lanzó mil y una reprimenda por su ausencia, pero al final no pudo evitar estrecharlo en sus brazos y adornar su rostro con el labial rojo que usaba por los besos que le regaló. No pasé desapercibida por ella y los demás chicos, todos me saludaban desde detrás del mostrador.

Este se había convertido en mi lugar para pensar, todos los días al acabar mi turno venía, y me tomaba un café con leche y crema batida que no dejaba espacio en mi vida para la amargura.  Esos eran mis momentos de paz en el día, así que los disfrutaba al máximo. 

- Cami, ¿lo mismo de siempre?- preguntó Kako mientras me sentaba en la mesa de siempre y sacaba mi celular del bolsillo del uniforme.  Asenti con una sonrisa en el rostro, a Kako era imposible no regalarle una sonrisa. Esa mujer era puro amor. - Y tu Mich?

- Café negro. Sin azúcar.  - Le contestó sacando la silla para sentarse.

- Pónganse cómodos, ahora les sirvo. -Nos dijo antes de darse media vuelta y meterse a la cocina con su bailecito de victoria. Estaba feliz de ver a Michael, él era como su hijo, siempre me lo decía y sabía que estaba pasando por un momento difícil, por eso le perdonaba que se ausentara tanto tiempo cuando en el pasado venía todos los días. 

Estas dos semanas gracias a Kako y los cafés con leche y crema batida he aprendido a entender un poco más a Michael, he aprendido a que no se le debe presionar y he entendido, aunque me duela en el alma reconocerlo, debo darle su espacio y tiempo para que acepte esto.

- ¿Qué harás el sábado?- escuché que preguntó.  Levanté la mirada rápidamente de mi celular confundida, él me miraba fijamente.

- Nada, es mi día  libre.- carraspee un poco.  Kako llegó en ese momento con nuestros cafés, y unas galletas de cortesía que me encantaban.

- Aquí tienen mis niños. - sonrió.- Disfrutenlo.

- ¡Gracias Kako!- dijimos los dos al unísono. No pudimos evitar mirarnos y esbozar una sonrisa.

- No hay de qué. - Nos volvió a regalar otra de esas sonrisas y salió  disparada para otra mesa que la llamaban.

Tomé mi café con y le di un sorbo, no pude evitar saborearlo con todos y cada uno de mis sentidos. El café me hace sentir viva. Al levantar la vista el estaba mirándome, pude sentir como me sonroje hasta la última hebra de mi cabello.

- ¿Quieres venir a una gala benéfica el sábado? - Casi se me cae la galleta de la boca. - Realmente deberías venir porque todos los directores iremos, y eso te incluye.

Lo miré como si le hubiese salido otra cabeza.

¡Yo odio esos eventos de gente rica!





Amor & Medicina ©   [EDITANDO]Where stories live. Discover now