Amor & Medicina © [EDITANDO]

Capitulo 22: Paz

Pov Michael

¿Qué si estoy feliz? No lo sé, pero lo que si sé es que acabo de hacer a Camila feliz. Eso cuenta para hacer que yo en algún momento también lo esté.

En cuanto salió del departamento mi corazón por una milesima de segundos aceleró, ¿qué extraño, no? Me senté justo donde ella había estado sentada y su olor a manzana y canela aún persistía.  Froté mi rostro con las manos y miré a mi alrededor.  Tomé las llaves de la mesita fente a mi y salí de ese lugar, sentía que algo estaba cambiando, al final no iba a ser tan mala idea estar junto a Camila, de igual manera ella era un pequeño toque de brisa fresca a mi vida, Camila se estaría convirtiendo en la paz que tanto necesitaba.

Había subido al coche y ya iba de camino a la peluquería, mi hermana me había convencido de reunirnos ahí ayer, pero se me presentó una emergencia y la pospuse para hoy, ella seguro ya debía estar esperándome ahí. Puse el movil sobre mi pierna en altavoz mientras este marcaba a su número. 

Un tono. Dos tonos. Tres tonos... No contestaba. Colgué  la llamada y volví a intentar, Maggie solo toma la llamada al segundo tono, sino te contesta cuelga y vuelve a llamar, algo está haciendo.
Un tono... - ¡¡Hermano!!- Su emoción al otro lado de la línea me gustó, era el sonido exacto de problemas. Sonreí.

- ¿Por qué no contestabas Maggie?-pregunté- Voy de camino.

- Tu sobrino hizo un desastre acá, te  estamos esperando...- se escuchaba agitada.-¡ Mattew deja esa maquina en su lugar ahora mismo!- le escuché gritarle a mi sobrino.

-Llegó en cinco minutos, dile a ese cabezota que se las va a ver conmigo en cuanto llegue.

- Nos vemos Mich.-me colgó antes de que pudiera  responderle.
Seguí  todo el camino que me faltaba escuchando música, mis dedos extrañamente tamborileaban en el volante al ritmo de la música y yo la tarateaba. ¿Qué me estaba pasando?

Al llegar al establecimiento estacioné al frente, desde donde estaba podía ver hasta dentro de la peluquería y a mi hermana  que estaba sentada en uno de los sillones de cuero negro a través del gran cristal que dejaba ver todo.

Antes de salir del auto puse el movil en mi bolsillo y saqué de la guantera la pulsera de cuentas negras y corona que una vez me regaló Anna, suspiré fuertemente y salí.

El sonido de la campanilla en la puerta al abrirse anunció mi llegada, mi hermana me miró y me ofreció una de esas hermosas sonrisas que me hacían sentir tan bien. Maggie, nunca me cansaré de decirlo, es la paz personificada, y es mi hermana, y la amo como no amaré a nadie.

Se acercó a mi dandome un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, se apartó de mi y fijó esos ojitos lunares en los míos. -Hola hermanito.

- Hola preciosa.- posé una de mis manos en su mejilla izquierda sonriendo.

- Venga, vamos a que te den un cambio de look para ese evento que tienes mañana. - no pude evitar reírme bajito.

- Maggie, espero quedar guapo.

- Tu siempre estas guapo, Michael.

Al final en una esquina estaba sentado Mattew con una cara de pocos amigos, solo por eso sabía que mi hermana le había regañado fuerte.

- ¿Qué hiciste?- le pregunté al llegar a él. 

- Nada.- contestó evitando mi mirada.

- ¿Y por nada tu mamá te regañó?

- Solo estaba jugando con esa maquina de afeitar, no es nada del otro mundo.

-Tal vez lo sientes así, pero no era tu maquina, y eso no es juguete. Es la herramienta de trabajo del señor Jopkins.- Señalé al dueño de la peluquería que estaba arreglando a un cliente.- No hagas tonterías que te hagan ver como un niño estúpido. ¿Bien?

- Bien.

- Anda, venga que nos van a poner guapos y después iremos por pizza. ¿Te quedas conmigo esta noche y jugamos al PlayStation?  

- ¡Si! Mamá, ¿me puedo quedar con el tío Michael esta noche?

- ¿No tienes trabajo mañana, Mich?

- No, además si se me presenta una emergencia te lo llevo antes de ir a la clínica. 

- Esta bien. Pero debes ir a casa a buscar ropa.

- ¡Si! ¡Si! ¡Si!

Maggie y yo reímos al ver a Mattew saltar.  Amaba a mi sobrino, él me hacía sentir que hubiese sido un buen padre, que mi bebé sino hubiese muerto habría tenido dos excelentes padres que lo amarían incondicionalmente, que no todo es tan oscuro. 

Cuando llegó nuestro turno le dije al Señor que le atendiera primero a él, que le arreglará el corte que traía. Al terminar quedó como todo un guaperas, no podía negar que era hijo de Mag, era su copia exacta, versión niño.

- Quedaste muy guapo, campeón.  - le dije pasando las manos por su nuevo corte.

- Como tú tío. - me reí y senté en la silla, era mi turno.

- ¿Qué desea Señor?

- Quitarlo todo, un corte al ras. Necesito un cambio.

- Como diga.

Las mujeres cuando desean un cambio se cortan o tiñen el cabello, los hombres podemos hacer lo mismo, yo estoy haciendo lo mismo. Estoy empezando de 0.

Mientras él me cortaba todo el cabello podía ver mi reflejo en el espejo, se sentía bien, me estaba despojando de muchas cosas mientras todo mi cabello caía  al suelo.
Miedo, inseguridad, dolor, tristeza... todo eso que me estaba atando a tanto sufrimiento lo estaba dejando ir. Nunca olvidaría a Anna, no creo superar alguna vez su partida, pero no puedo seguir sumergido en tanto dolor. Por ella no puedo hacerlo.

Al terminar me quedé observando el resultado, pasé la mano por mi cabeza. Así que este era mi nuevo yo.
Maggie a mi lado me miraba incrédula, había estado pendiente a unas llamadas que debía hacer mientras me arreglaban.

- ¿Qué hiciste, Michael? Tu pelo... - sus suaves y pequeñas manos acariciaban mi cabeza sin poder creerlo.

- Empezar, Maggie, estoy empezando de nuevo.

- Me alegro, me alegro mucho. - Dijo mientras besaba mi cabeza casi carente de cabello.- Te amo, loco.

- Y yo a ti, hermanita. Mattew, vamos por pizza. - le grité mientras me ponía de pie para salir. - Muchas gracias por sus servicios Señor Jopkins.- le dije al Dueño de la peluquería antes de salir.

- Vuelve pronto Michael. 

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¡¡¡Hola corazones de melón!!!

Espero disfruten este capítulo. 
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Un abrazo fuerte a la distancia y bye bye... 😍🍀