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 ¿Cómo? ¿Por qué? Esta situación me genero más preguntas sin respuestas, estaba en la nada misma, pero saber mas no me ayudaría a enfrentar mis demonios y lamentablemente ya debía irme a mi hogar.

—¿Cómo es posible que te guste otra persona?

—No, quiero decir que solo estoy un poco confundida, pero yo te amo a ti

— Pero eso no es lo que has dicho Wilhemina —Desafié un poco confundida antes tus palabras, ella trago saliva y refregó su cara con sus manos, estaba estresada podía notarlo. Me tomo de las mejillas para que mis ojos la miraran profundamente y estos brillaban como la primera vez que la vi.

— Te amo desde el primer momento en el que llegaste a mi institución, cuando vi tus ojos y sabia que eras diferente, me enamoré de ti en el momento exacto que te vi, porque lo mío fue amor a primera vista y desde entonces lo mantengo. —las lagrimas caían sin control de sus ojos, había demasiado dolor y eso me hizo notar que ella no mentía, le creía. Pero el creerle lo que sus labios decían no me daban la fuerza para seguir con ella ya no podía mantener la relación y si me quedaba me haría demasiado daño.

—Es mejor que me vaya —dije tomando la valentía de levantarme del sillón, sus ojos desorbitados me miraron y me fui inevitable no querer llorar, no quería dejarla, pero ella había traicionado mi amor.

— Mi amor... —susurro copiando mi acción y tomándome de las manos para atraerme nuevamente a su cuerpo, ella olía a fresas, su perfume digo, olía a fresas, nunca entendí porque cambiaba su perfume cada cierto tiempo. —Siempre sabrás que te amo

La mujer enfrente de mi estaba dejándome ir de su vida y sus brazos se desvanecieron soltándome tal cual lo venía haciendo todo este tiempo, sus labios aprisionaron los míos de sorpresa y aunque intente no corresponder con ese acto, lo hice porque mentiría si digiera que no extrañaría besar sus labios. Sus besos sabían a durazno, esa suave piel que se mezclaba con la mía me hacía querer morir y sus manos comenzaron a vagar por la piel desnuda de mis muslos en busca de mi calor, de conseguir por una última vez una parte de mí. Parecía una escena dramática de desamor, de esas típicas que pasan en las películas y te dan tanto dolor, eso parecíamos una triste escena de amor. La separé de mi cuerpo lentamente y me fui de su lado, de su hogar y de su vida.

—Se que esto se resolverá —murmuro acariciando mi mejilla e intentando dar una sonrisa vaga, una sonrisa que no fue mas que una simple mueca que se transformo en lagrimas de dolor. Su cuerpo cayo como plomo al sillón y me permitió que me alejara de su cuerpo.

Respire profundo tomado la energía que necesitaba para poder escapar de aquí, un minuto mas en los brazos de esa mujer y no podría irme jamás. Abrí la puerta del vehículo, lo arranqué y por más que quería seguir mi día en un mar de lágrimas, mi vida seguía y debía terminar con la mudanza de mi apartamento. Llegue hasta el hogar de David, en casa solo estaba mi madre y ella me ayudaría con todas las cosas que debía guardar.

— ¿Cómo estas hija? —pregunto con una sonrisa, pero no le diría lo que ha sucedido, no quería generarle más disgustos y que a Wilhemina se le vayan sumando las causas de odio que tiene mi familia sobre ella.

— Bien, ¿Me ayudas a guardar mis cosas? Ya conseguí un departamento —comente subiendo las escaleras —Es el departamento del que te hable anoche

— Pero esta un poco lejos

— Si, aunque es cerca de mi trabajo y estaré bien

Ella se me quedo mirando, mientras dudaba de mis palabras ella no quería que me fuera de aquí y David cuando se de cuenta de mi ausencia, también se molestaría muchísimo, ¿Pero que podía hacer? En esta casa mis sueños ya no cabían.

Más Allá De NosotrasWhere stories live. Discover now