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El día estaba frio, afuera llovía torrencialmente y desde la ventana del restaurant podía ver las gotas caer en una carrera de ver quien llegaba primero al suelo, mi copa de vino estaba medio vacía, llevaba dos botellas y dos horas con 32 minutos esperando la llegada de mi novia. Era nuestro aniversario numero 8, así es nos encontrábamos en marzo, la primavera estaba apunto de comenzar su mejor ciclo y que mejor que recibirlo con una lluvia. Estaba cansada de esperar, mi celular se encontraba vacío, ni una llamada, ni un mensaje y yo le deje como 20, no me aviso absolutamente nada. El mesero me miraba con pena desde la mesada, ya era mejor que me vaya a casa, no podía seguir esperando a alguien que no llegara. Tome mi saco y lo envolví en mi cuerpo, me acerque a la caja para pagar lo que había consumido.

No estaba tan lejos de casa, así que caminaría y con la ayuda de mi paraguas evitaría el contacto con el agua. Estos meses han sido aterradores, descubrí que mi eficacia escolar era crítica y mis notas estaban en decadencia, el último tiempo no podía frecuentar mucho a Wilhemina, a veces llegaba a mi hogar, pero yo estaba estudiando o las veces que yo me encontraba libre, ella trabajaba y el único día que no ocupamos porque una relación también necesita ser mantenida, era hoy el día de nuestro aniversario. Y me fallo, espero que haya sido algo muy importante para dejarme plantada y si no, no tendrá justificación su nivel de abandono. Mis abuelos ya se encontraban viviendo aquí, no muy lejos de casa y mi madre estaba intentando viajar para vernos. En la universidad no logre hacer amigos, solo que uno y otro grupo de estudio provisorio, siempre van cambiando los grupos.

En algún momento de una de las tantas conversaciones con David, hablamos de que podía proponerle a Wilhemina vivir juntas, fue solo una conversación, pienso que es muy pronto y aunque me encante la idea de verla todos los días... Esa esperanza se hace cada vez mas lejana. Había conseguido un trabajo, de medio tiempo y no, no se compara la comodidad que tenía en el anterior. Entre a trabajar en una florería, estoy en contacto con las plantas y es algo que me gusta, me pagan bien y no tengo de que quejarme. Realmente me gusta estar ahí.

Me quedaban unas largas cuadras, el tiempo parecía estar detenido y no, no caminaba rápido porque nadie me esperaba en casa. Amaba los tiempos en el que cielo lloraba y los truenos me hacían temblar el corazón, debería haber pedido un taxi, siento que a cada paso mi hogar esta mas y mas lejos.

Llegue a la puerta de mi casa, busque las llaves en mi bolso, en casa no había nadie estaba segura de ello porque eran las 22 y las luces se encontraban totalmente apagadas, algo extraño para ser cierto ya que nos encontrábamos en un día miércoles, prendí la luz del pasillo y me quite los zapatos, los deje a un lado de la puerta al igual que mi saco. Las escaleras se hacían infinitas y aunque quería quedarme despierta para esperar una señal de Wilhemina, ya era tarde. Estaba cansada y mañana tenía clases, mis días de universidad no se acaban por nada en el mundo, deje el celular sobre la mesa de mi escritorio y me tire en la cama. Fui envuelta por los brazos de Morfeo y caí en un profundo sueño.

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