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Luego de que pasara toda la mañana en un civil, podía decir que me encontraba legalmente casada con Wilhemina Venable, así es, ahora podía presumir que me case con la mujer más amargada del planeta, pero la más hermosa y era algo que debía presumirse.

Mañana ya seria la boda "Real", y agradezco que ya sea de una maldita vez porque posponerla otra vez me daría el tiempo exacto a querer suicidarme, me senté en frente de Wilhemina, a mi lado estaba mi abogado y a su lado el suyo, ellos hablaban entre sí.

Yo sinceramente no sabia muy bien a que se debía esta pequeña reunión que salió prevista y coordinada por mi esposa.

— Esto lo hago para dejar la división de vienes por si nuestro matrimonio fracasa... —Levante mi vista de mi taza de café y la mire.

— ¿Tan rápido te arrepientes? —Pregunte confundida

— Es solo algo que se hace cuando dos personas se casan, algunos prefieren saltearse esta parte, pero ya notamos que tu esposa no —Susurro mi abogado y le di una mirada rápida.

— Creo que esta de mas realizar esto, cuando sabemos que cada una tiene lo suyo...

— Prefiero que se haga de esta forma —Achine los ojos mirando las expresiones que Venable mantenía, a los pocos segundos entro por la puerta un señor de mediana edad con dos carpetas, una caracterizada con un color violeta que sabíamos perfectamente de quien era y otra verde, un horrible color verde.

—Buenos días —su voz era gruesa, yo lo conocía, lo había visto en algunas de las reuniones de mi pasado mientras trabajaba con Nick, el siempre estaba presente cuando se hacía algún papeleo judicial. —Bien, sin atrasar más esto, hago lectura de las propiedades de la señorita Miller —el hombre me miro y se quedo con la mirada en mi por un segundo... si yo lo conozco y al parecer el también me reconoció.

—Bien —susurre y acomode mi cabello que se venia hacia mi rostro.

—Propiedad numero uno, Argentina Buenos aires. ¿Correcto? —pregunto mirándome a través de sus finos y delicados lentes.

—No, la propiedad ya no es de mi pertenencia. Estoy en un tramite judicial por las escrituras.

—¿Cuándo fue vendida?

—En 2017. —Wilhemina me miro. Aquella propiedad fue vendida para salvar la enorme universidad de Mina, cuando nuestro amor salió a la luz y su dirección estuvo en problemas, la universidad corría el riesgo de pasar a manos del estado... bla, bla, bla.

—Propiedad numero dos Estados unidos, Los ángeles. Según mis informes, cuenta con tres propiedades aquí. —fruncí el ceño, desconocía aquella información.

—Una de ellas es compartida con la señorita Venable.

—No, de hecho, estas pertenecen a usted —con su vista recorrió el papel que leía. —La vivienda que tiene compartida con su esposa, esta en una lista aparte.

—Yo necesito tomar aire... —dije sofocada. —Richard encárgate de todo, sabes exactamente todo lo que yo no haría y lo que sí. ¿Bien? —le susurre y este asintió. No quería estar en medio de estas resoluciones estúpidas, se supone que mis propiedades están a mi nombre y las de Wilhemina con el suyo, ¿Qué clase de persona hace esto? Me pregunte mientras sacaba de mi bolso los cigarrillos.

Con las manos temblantes encendí aquel tubo de papel que en este momento calmaría el estrés que llevo en la piel, las oficinas en las que me encontraban eran de la pertenencia de Wilhemina, David y creo que Víctor. Sinceramente desconozco si el sigue haciendo estas cosas, desde que paso aquello con David, no lo he vuelto a ver y creo que nadie lo ha visto desde entonces.

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