64

1.9K 221 41
                                    

Me tire hacia atrás en el asiento, estirando un poco mis piernas y refregué mis ojos en busca de fuerza o algo que me haga sentir que hago lo correcto.

—¿Te sientes bien? —me pregunto David, colocando su mano en mi blanca y desnuda rodilla. —Te noto pálida

—Estoy bien —conteste insegura, no lo estaba, esta situación estaba superándome poco a poco y mis nervios iban en decadencia. Los enfermeros pasaban corriendo de un lado al otro, mis manos habían comenzado a transpirar y mis ojos luchaban por no perder la visión.

—Tu madre me dijo todo lo que estaba pasando con Mina

—Ahora se que no puedo contarle nada a mi madre —conteste un poco molesta.

—Srta. Miller —levante mi mano y con ayuda de mis piernas hice envión para seguir a la muchacha quien parecía ser mi doctora. —¿Cómo esta? —pregunto una vez que estábamos dentro del consultorio.

—Bien, gracias —le entregue mi carpeta con los exámenes médicos que me realice hace algunos días atrás.

—Bueno al parecer todo esta muy bien, listo para poner un pan en el horno —dijo a modo de chiste y di una risita tímida, hacer chiste con mi futura maternidad no era de mi agrado. —Por favor relájate, en un momento vuelvo. —asentí

Mientras la doctora se perdía por la puerta, mi vista se expandió por todo el espacio, colores animados, algunas fotografías de bebes desconocidos que hacían parte de la decoración del ambiente y un pequeño listón violeta colgaba de la puerta.

Eso me hizo recordarla, al día siguiente después de nuestra charla yo, saque turno con la medica para hacerme los exámenes necesarios y saber si estaba apta para llevar un niño en mi vientre. Mientras Wilhemina jugaba a ser la directora de la institución yo, digamos que, escarbe en los papeles que tenia en su escritorio para saber en qué hospital había hecho su tratamiento y tratar que todo esto sea una sorpresa para ella.

Entonces descubrí que no era algo que venia haciendo desde hace unos meses, lo viene intentado desde dos años, mientras yo estaba haciendo mi vida ella intentaba construir la suya y eso me removió el corazón.

Tenia seleccionado un donante de esperma, así que fue todo muy fácil y lo único que complico seguir con esto fue la firma de Wilhemina, ella tenia que venir a firmar la aprobación de sus óvulos, pero gracias a su abogado y unos dólares encima pude moverme sin problema.

Acaricie el listón violeta, me hubiese gustado que ella este aquí, pero se que he sido mala con ella y prefería hacerlo todo en secreto.

—Me dejaron entrar —comento David abriendo la puerta y golpeándome con ella. —¿Qué diablos hacías ahí?

—Estaba viendo la decoración —conteste sobando mi brazo.

—Dije que era tu esposo

—Eres un farsante —conteste con una sonrisa y el se rio.

—No quiero dejarte en esta situación sola, se que para ti es difícil y quiero darte todo mi apoyo —me envolvió en sus brazos y cerré los ojos, el aroma de su perfume me hizo volver al tiempo atrás cuando yo recién llegaba a la ciudad y el me daba todo su consuelo.

—¿Estamos listas? —pregunto la doctora entrando con un montón de artículos en una bandeja —Oh lo siento, ¿Quieren unos minutos más?

—No, estamos bien —conteste y me separe de David.

—Perfecto, por favor quítate las bragas, recuéstate en la silla y coloca tus pies en estos apoyadores —solicito y yo obedecí.

—¿Sabes? ¿Recuerdas cuando minutos atrás dije que estaría contigo en este momento? Bueno retiro lo dicho, no estoy listo para ver tu vagina —dijo asustado y yo me reí, la doctora no entendía nada, pero le hice seña para que se vaya.

Más Allá De NosotrasWhere stories live. Discover now