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El agua de la piscina estaba quieta, mi cuerpo flotaba y mis ojos se mantenían cerrados, el agua ocultaba las lágrimas que a mis ojos le parecía justo expulsar. No sabia exactamente porque lloraba, pero sospechaba que mi corazón lo hacia por venable, por su rechazo y su miedo. ¿Qué podía hacer? ¿Ignorar al mundo completo y arriesgarme a que ella pierda todo?

— Deberías estar durmiendo. —Dijo la voz de David y me acerque a la orilla de la piscina. El muchacho frente a mis ojos traía dos latas de cerveza en su mano, creo que era hora de tomar.

— Si claro. —Sali del agua para sentarme a la orilla junto a él y me extendió la lata.

— ¿Qué te sucede? —pregunto con la vista perdida en el agua, no se a que se debía esa interrogante tan extraña, mis lagrimas no se notaban y no sé si el habrá hablado con Venable.

— Nada...

— ¿Cómo que nada? Me conto un pajarito que estuviste metida en el agua la noche anterior y tenías una buena compañía colgando de tus labios.

— Cállate. —Le di un trago largo, aquel liquido burbujeante y amargo hizo contacto con mis papilas degustativas y me sentí tan fresca. — ¿Wilhemina? —pregunte y el asintió. Sus ojos ahora se posaban sobre mi cara. —¿Alguna vez le viste su escoliosis?

— Ella no dejaría jamás que viera su espalda. —Comento con una risita pequeña

— Yo sí, cuando salíamos del agua, su remera estaba pegada a su espalda y pude ver perfectamente la curvatura de esta. —Sonrió de costado y volvió su vista al agua.

— ¿Te ha intimidado ver su vergüenza? —Asentí.

No dijo nada más, nos dimos el gusto de escuchar las olas del mar chocar con la costa, el ruido lejano del hotel y el agua de la piscina que se movía lentamente. La cerveza se estaba acabando y no quería que ese liquido deje de existir en mi lata, necesitaba mas de esto y mas de David a mi lado. Lo mire por un segundo, verlo de perfil era glorioso, ¿Quién sabe lo que pasa por su mente? Probablemente debe pensar que soy una idiota por haberme intimidado por la discapacidad de Venable. No quería dejar de besarla, de estar ahí, pero es que ver su curvatura me ha dejado en blanco, porque pienso en todo lo que ha tenido que privarse por sentir vergüenza. Y más me siento mal porque yo me sentí extraña al verlo. Es un juego de palabras confuso.

— El amor es extraño, creo que el destino nos hace enamorar de personas al azar para que veamos algo que antes no queríamos notar. —Dijo de repente y capto mi atención. —El amor es algo que jamás vas a entender, te has enamorado de tu ex que era una completa loca. —Dijo riendo y le di un pequeño golpe. —A lo que voy es que Wilhemina tiene una condición, algo que la hace especial, y diferente a todas las personas que puedas haber conocido y no, no hablo de su escoliosis. —Lo mire extrañada. —Hablo de su corazón.

¿Tenia? Era la pregunta mental que me hice, vi como David se levanto en silencio y se alejo con su lata de cerveza de nuevo adentro. Había dicho algo que esperaba hiciera efecto en mi y si, si entendí.

**

Mi noche se basó en beber uno, dos, tres, y 10 latas de cerveza. Un muchacho del servicio me ayudo a subir a mi piso, porque no podía ni mantener un pie.

— ¿Su llave señorita? —Pregunto el muchacho e intente sacarla de mi bolsillo. La puerta de la habitación de Wilhemina se abrió y ella salió tomo empoderada.

— Yo me encargo. —El muchacho asintió y se dirigió al ascensor.

Me toqueteo todo el cuerpo para buscar las malditas llaves de la puerta, hasta que finalmente las logro encontrar en mi bolsillo trasero ¿Cuándo las puse ahí? Abrió la puerta y me tomo del brazo para dejarme adentro.

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora