23

4.1K 313 104
                                    

Termine de vestirme, le extendí la camisa a Venable y me encargue de abrochársela, el reloj marcaba las 19:30 Pm, me había secuestrado toda la tarde y ahora me llevaría a casa para que no tome el autobús. Estaba exhausta necesitaba llegara, darme una ducha y dormir hasta mañana a las 7.

Nick me había dejado un mensaje de que se llegaría a casa a verme a eso de las 23, debía disimular que estaba enferma y bueno con mi cara pálida, después de haber tenido 8 orgasmos, se podía decir que parecía bastante enferma. Wilhemina me extendió mi abrigo y me ayudo a colocármelo, a fuera estaba demasiado frío.

— ¿No te preocupa que nos vean juntas? —Negó con la cabeza y me empujo fuera de la oficina, cerro con llave y caminamos hacia recepción.

— Tengo que dejar esto. —Dijo refiriéndose a unos papeles que tenía en la mano. A lo lejos pude ver a Cate apuntando algo en su cuaderno.

— Dame un momento. —Venable asintió.

Me acerque a la señorita que estaba concentrada en el pizarrón de recepción, mientras apuntaba cosas en la hoja.

— Cate...

— Oh Olivia, gracia a dios que te veo. —susurro y coloco su mano en mi hombro. —Lamento tanto no haber llegado, me retuvo un profesor en una charla institucional que no se terminaba más y no tenia como avisarte.

— De hecho, al parecer ninguna de las dos llego —Ella sonrió y se rio.

— Bueno al menos no te quedaste esperando, me sentía muy culpable y no sabia como salir de ahí.

— Ahora estamos en paz al saber que ninguna estuvo en el punto de encuentro. —conteste

— ¿Me darías tu número? —Pregunto y yo asentí. —No quiero que esto vuelva a pasar.

Anoto mi número en su celular y al instante dejo un mensaje para que la agente.

— ¿Te parece mañana a la mañana el café?

— Si, me parece perfecto.

Me despedí de ella y me acerqué a Venable que estaba firmando algo en un libro grande.

— ¿Te propones seducir a más profesoras? —Levanto la misma y me miro.

— No, solo a ti. —Sonrió y se mordió el labio.

**

La noche estaba deslumbrante, la brisa me daba en cara y el cigarrillo en mi mano cada vez se consumía más. El escalón de la entrada de casa estaba tan frio y al frente de mis ojos estaciono una camioneta negra, bajándose de ella un chico rubio, Nick.

— ¿Cómo estas pequeña? —Pregunto y me dejo un beso en mi frente, para luego sentarse a mi lado. —¿No está muy frio como para que estés sentada aquí fumando?

— Estoy bien. —Le dije y le di una sonrisa. —¿Quieres? —Le extendí mi etiqueta y el tomo uno.

— Me alegra que estés bien, tendrás que trabajar el sábado para recompensar este día perdido. —Lo mire. —Es broma, sabes que es broma. —Le dio una calada al cigarrillo y puso su mirada al frente.

Pasamos un tiempo callados, hasta que finalmente me digne el decirle que pasemos adentro, estaba demasiado frio. Nos adentramos a una casa completamente vacía, ni mi hermano, ni David estaban aquí habían decidido pasar la noche fuera y me dejaron sola.

— Sobre lo de esta mañana... —Dijo y luego me miro. —¿Estas enamorada de ella? —En algún momento creí que, si lo estaba, luego no y luego muchas cosas me hicieron sentir que sí, pero las únicas palabras que salieron de mi boca fueron...

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora