¿Bromeas?

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-Kim SeokJin no estoy jugando, hablo en serio.

Fruncí el ceño volteando la cabeza a un lado en cuanto lo sentí acercarse, sus labios terminaron impactando en mi mejilla derecha y segundos después un quejido se escuchó en la habitación.

-Yo también hablo en serio.- reclamó volviendo a su posición inicial sobre mí.

-Hay cosas de las que debemos conversar, asuntos sin resolver, problemas que solucionar.- indiqué volviendo a verlo desde abajo, acariciando inconscientemente sus muslos de lado a lado.- No podemos andar de a besitos en un lugar potencialmente peligroso.

-¿Quién dijo que serían besitos?-

-¿Cuántos años tienes?- pregunté elevando una ceja.- Y no me mientas.

-Primero, te ves sexy haciendo eso. Segundo, yo nunca miento. Tercero, estoy bien, NamJoon. Esta vez sí hablo en serio.- sentí como movía sus brazos, apoyando sus codos a cada lado de mi cabeza y tomando entre las palmas de sus manos calidas mis mejillas.- Créeme, estoy muy bien.

Su pequeña nariz rozó la mía, de arriba hacia abajo lo sentí suspirar cerca de mis labios para luego unirlos lentamente. Poco a poco lo sentí encajar perfecto entre mis belfos, quedándose por un momento así, un pequeño beso inocente, dulce, sin segundas intenciones. Se alejó un poco volviendo a tocarlos.

Una vez, dos veces, tres veces, el sonido era suave pero al mismo tiempo parecía que se escuchaba a kilómetros de distancia, sus manos se movieron a mi cabello, desordenadolo un poco mientras intentaba profundizar el beso. Abriendo sus labios para tomar el inferior mío entre ellos y estirar un poco, esforzándose en no romper el contacto con cada toque suave y desesperado. Poco a poco se hizo más rápido, menos dulce, más caliente.

Su lengua viajo cuál serpiente entre mi boca, enredándose con la mía una y otra vez, entregandome sus suspiros, permitiéndome disfrutar de la ligereza de su cuerpo.

-Jin, espera...- murmuré entre beso y beso subiendo mis manos a su cintura.- Tony puede entrar...

-No vendrá hasta medio día.- sonrió besando mi mentón y luego más abajo en mi cuello, marcando un rápido caminó hasta la piel en mi hombro la cual mordió con delicadeza.- Y para el medio día falta mucho.

-Pero-

-Podemos hablar luego.- sentenció incorporándose en su lugar, con los labios hinchados y las mejillas rojas, su mirada era entre seria y de suplica mientras que en su boca un puchero casi invisible se hacía presente.- Ahora solo quiero estar contigo, llevamos mucho tiempo separados Nam...- ladeó la cabeza bajando las cejas con ambos puños sobre mi pecho, delineando con su índice la línea de enmedio.- ¿No me extrañaste?¿Mis besos?¿Mis caricias?¿No quieres que lo vuelva a hacer?- preguntó bajando la mano hasta el inicio de mi camiseta, la elevó un poco con sus dedos y siguió acariciando hasta mi pecho.- ¿No quieres que te toque como un hombre y no como un niño?- preguntó de nuevo hundiendo ambas palmas, presionando mis costados mientras se inclinaba hacia mí.- Dime... Dile a tu Hyung lo que quieres...

Su tono de voz era pesado, más grave de lo normal mientras besaba la comisura izquierda de mis labios, sacando la lengua lentamente lamió el camino hasta llegar a mi boca y me besó. Mi mente, cerebro, la lógica con la que actuaba de pronto estaban en modo apagado, y lo único en lo que podía pensar era en como Jin frotaba su lengua con la mía, en como sus dedos expertos acariciaban mi piel, en como su pelvis empujaba mi entrepierna ligeramente, apenas rozando la erección que iba creciendo en ambos.

Su toque, sublime, encantador, se volvió con el tiempo más brusco. Mis manos reaccionaron rápido empujándolo más sobre mi, guiando sus movimientos sobre mi entrepierna mientras mordisqueaba su labio inferior. Sus suspiros de placer pronto se transformaron en jadeos cuando mi mano derecha lo obligó a sentarse bien.

¡Solo tiene 7 años! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora