¡Yo también puedo!

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-¿Por qué los días a tu lado son tan... Pesados, eh?- pregunté limpiando suavemente la mejilla de Jin con una servilleta.

-Yo no estoy gordo.- rebatió mordiendo nuevamente la empanada de queso que habia comprado para que almorzara.- Mamá dice que soy muy delgado para mí edad.

Elevé una ceja con la mano extendida en el aire a punto de limpiar su mejilla de nuevo, había mencionado a su madre otra vez. Creí que la había olvidado pues no la nombraba desde hace un par de días, razón por la cual no sabía si preocuparme o no. Notó mi mirada sobre él por lo que me miró por un largo tiempo para después guiñarme dejándome sorprendido, otra vez.

-¿Qué fue eso?

-Lo aprendí esta mañana, lo ví en el celular de Hobie.- dijo comiendo de su empanada hasta engullirla toda dejándolo con las mejillas rellenas.- Puedo hacerlo con los dos ojos, mira.

Empezó a guiñar un ojo y luego el otro y el otro una y otra vez haciéndome reír a carcajadas por las expresiones que ponía con la comida en la boca. Revolví su cabello con ternura cuando dejó de hacerlo.

-Que lindo.

-¿Puedes hacerlo tú, NamJoonie?- preguntó mirándome expectante, observé un poco a mí alrededor notando que las pocas personas en la sala se encontraban absortos por sus pantallas así que continúe jugando sin miedos.

-Sí, si puedo.- empecé con su mismo juego guiñando primero un ojo y luego el otro haciéndolo aplaudir orgulloso de mí.- ¿Y tú puedes hacer esto?

Elevé una ceja con confianza haciéndolo abrir la boca sorprendido, moví la otra una y otra vez hasta mover las dos juntas, cosa que lo hizo reír emocionado.

-Wah, ¡Yo quiero, yo quiero!

-Inténtalo, no es difícil.- asentí mirándolo encantado. Limpio sus labios y puso la cara sería concentrándose en algún punto en el espacio para segundos después elevar las dos cejas fallando en su intento.

-¿Lo hice?- cuestionó mirándome, negué sonriendo y él volvió a mirar la pared elevando las dos otra vez, me miró y negué nuevamente haciendo que formara un puchero en los labios.

-Intenta otra vez.- sugerí, asintió mirando hacia la pared y cuando estuvo a punto de elevar las dos cejas otra vez posé mi dedo índice en una de sus cejas deteniendo su elevación.- Ahora si lo hiciste, Jinnie. ¡Bravo!

-No...- chilló golpeando mi mano.- Tengo que hacerlo sin ayuda, como tú.

-Pero yo practique así. Fueron años de entrenamiento.- mentí riendo por su expresión curiosa.

-¿Años?

-Muchos años.- SeokJin se quedó en silencio pensando por varios segundos hasta que al final tomó mi mano y posó mi índice sobre una de sus cejas elevando la otra al mismo tiempo.

-Ya puedo, ¿ves?- sonrió hermosamente balanceando mi mano.- Ya soy igual que tú.

-Si, ya puedes hacerlo. Muy bien, Jinnie.

-¿Qué más puedes hacer con tu cuerpo, Nam?

No mal pienses, Kim Juanito Joon.

-Puedo mover la oreja.

-¡Eso es imposible!

-¿Cómo lo sabes si nunca me haz visto hacerlo?- entre cerré los ojos mirándolo con confianza.

-Bien, hazlo.

-Te vas a sorprender. Mira atentamente.- giré un poco mi cabeza para darle una mejor visión, y cuando estaba concentrado mirando mi oreja elevé la mano moviéndola de atrás para adelante sacándole un bufido de burla y después una risa disimulada.

-¡Eres un tonto!, ¡No puedes moverla!- chilló riendo a carcajadas segundos después por las cosquillas que empecé a hacerle en las costillas, tocándole suavemente para no lastimarlo.

-Como me vas a decir tonto, niño del mal.- reclamé sintiendo como recargaba su espalda en mi pecho para intentar empujarme en la silla.- ¡Yo, que te doy comida y techo!¡Deberías darme besos y abrazos!

-Perdón, perdón, perdón.- chilló cuando al fin lo dejé en paz, estando aún recargado sobre mi pecho cansado por reír tanto, lo abracé y deposité un beso en su mejilla sorprendiéndome a mi mismo por tal acción inesperada.- No es justo, yo tengo que darte besitos.

Sonreí un poco alejándolo lentamente.

-Esta bien, no tienes que hacerlo.

-Pero...-

-Kim NamJoon, Kim NamJoon, puede pasar a la sala, Kim NamJoon, el doctor lo espera.- escuché el llamado de una enfermera al final del pasillo dándome la señal que esperaba.

Tomé la mano de SeokJin y lo guíe hacia la puerta que estaba seguro de que me revelaría las respuestas que tanto buscaba, intentando olvidar por un momento la escena que había montado segundos atrás, debía concentrarme en lo que pasaba ahora, las paredes blancas y el ambiente tranquilo, el hospital nunca había sido mi lugar favorito sin embargo necesitaba aclarar todo.

-¿Por qué vinimos al doctor?, ¿Estás enfermo?- preguntó el pelirosa a mi lado con la respiración más tranquila.

-Si, siento un poco de fiebre. Así que vine para ver cómo estoy.- respondí abriendo la puerta del consultorio del Doctor Song.

El doctor que trataba el caso de SeokJin, según los papeles que tenía en mi poder.

-Buenos días, soy el doctor... Kim SeokJin.- elevando la vista de sus papeles aquel hombre de no más de cuarenta años miró fijamente al chico a mi lado con sorpresa plasmada en su rostro.

-Nam, ese señor se llama como yo.- me susurró al oído ocultándose detrás de mi cuerpo con desconfianza.

-No, bebé. Él no se llama SeokJin, él es el doctor Song.- aclaré mirándolo de frente captando su atención.- Y hoy vinimos a preguntarle muchas cosas sobre nuestra situación.



¡Solo tiene 7 años! [NamJin]Where stories live. Discover now