Por favor

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–En serio eres un tonto.

Vaya que lo era, un tremendo estúpido.

–Yah...– Bufé revolviendo mi cabello con desesperación.– Solo dije lo primero que se me vino a la cabeza, no estoy pensando bien últimamente...

–"Me vale mierda" ¿En serio le respondiste "me vale mierda" al chico que tanto estás buscando y por el que tanto cariño dices tener?¿En serio?

No sabía que hacer. Mi madre desde pequeño me enseñó a contestar siempre en una conversación con cualquier cosa con tal de no quedarme callado y perder el debate. Mi madre nunca me dió buenos consejos.

Aparté el café, ahora frío, y me dediqué a mordisquear el pan con impotencia mientras Rita, la dueña del hotel y cocinera de la cafetería, me miraba con desaprobación.

–No puedo creer que ayer me quedé toda la tarde hablando contigo sobre la madurez y los problemas sociales, en serio, no puedo creerlo.– arregló el delantal de cocina sobre su ropa y miró al rededor como buscando a algún espía hasta susurrar.– Haré una pequeña fiesta hoy en la noche, lo más seguro es que el joven Kim venga con sus amigos, aprovecha y arregla tu error ahí.

–No me reconoce Rita, si el tan solo supiera quién soy yo lo daría todo pero... Pero el está bien sin mí, se ahorra problemas, malestares, momento incómodos tratando de averiguar cómo rechazarme. Con esto es suficiente.– bajé la mirada rendido, jugando con mis dedos incómodo por seguir sentando en aquella silla de plástico.– Mis amigos vendrán en unas horas, pasaremos el día juntos y mañana volveré a Seúl, de donde nunca debí salir. Mierda, voy a estar peor, lo presiento.

–¿Quién te entiende, Joven Kim?– Se burló la mujer tomando mi taza.– Tanto dices querer protegerlo pero no tienes el valor para hablarle, para conquistarlo aunque sea.– Con pasos rápido fue hacia la cocina y volvió con un trapo húmedo para limpiar la mesa en dónde estaba comiendo.– Yo en tu lugar me haría la loca y lo conquistaría de nuevo. Si tanto dices que te olvidó, ¿no sería genial entrar en su vida otra vez y en esta ocasión quedarte? No lo sé, si el ya no es un niño entonces... ¿Cuál es el problema?

–Mi hermana tuvo algo que ver con esto, Rita. ¿Qué tal si ella está en peligro, o Jin? ¿Y si lo mejor es alejarme y ya? Realmente no debí-

–Ya, ya, ya... silencio.– golpeó la mesa me miró fijo a los ojos, como intentando asesinarme con ellos, y asintió.– Vendrás en la noche a la fiesta a despejarte un poco. Olvidarás la mierda de tu hermana como todos acá hacemos e intentaras hablar con el muchacho. Si no te para bola entonces te vas con el rabo entre las piernas, pero si demuestra interés en ti te dejare quedarte gratis. ¿Trato? Trato. Vuelve a tu habitación, con tu cara de animal herido espantas a mis clientes.

Ni siquiera pude procesar bien sus rápidas palabras cuando ya se había dado la vuelta y caminaba hacia otras mesas para atender los clientes en ellas, ignorandome por supuesto.

Miré frente a mí, la silla en donde SeokJin se encontraba minutos atrás, vacía. Por mi culpa de nuevo, esa silla estaba vacía y ya no podía disfrutar de la vista de su espalda ignorante a mi presencia, lo necesitaba. Lamentablemente, lo quería mucho.

–Si no dejas de mirarme llamaré a la policía.– Sus ojos eran pesados, estaban hundiendo mi corazón, lo arrastraban hasta el suelo y lo congelaban ahí, con el polvo gracias a su gélida mirada sin sentimientos. No, había un sentimiento, había el desagrado.

–M-me vale mierda.– Solo quería que recordara. Que me mirara como antes y saltará hacia mí. Tal vez podía demandar a Song por mala praxis y a su madre por abandono, tal vez pudiera llevármelo lejos solo para mí.

–¿Qué?– Kim SeokJin, ven conmigo, por favor.

–Que me importa una mierda lo que digas, estúpido.– Di que no diga malas palabras, enojaste conmigo y di que no sea grosero.

–Esto es increíble. ¿Quién carajo eres para hablarme de esa manera?– Pero ese no era el mismo Jin de antes, él quizás era el verdadero SeokJin. El que no me conocía, el que no debía conocerme. Egoísta.

–Y-yo soy...

–¡Rita! Cancela la estúpida orden, no voy a desayunar aquí.– Nunca lo sabré, quizás si hubiera sonreído o... O le hubiera invitado un café. Leche rosa.– Imbécil.– pero se fue, y con ello, mi valentía partió lejos.

Extrañandolo aún más. Cada día lo sentía más corto, muy contrario a otras personas, sentía el tiempo avanzar rápido, demasiado rápido para mí gusto. No hacía nada,sentarme y esperar. Eso hacia, esperar algo. No sabía que era. BooNah, SeokJin, Jimin, Hoseok, Yoongi, Song, la señora Kim. Alguien.

Alguien que me ayudara a dejar lo del pasado en el pasado. Mi amor no era correcto y aún así, aún así me cambié frente al espejo y peine mi cabello, aún así bajé a la fiesta y aún así tome dos tragos en cada mano. Jimin me dijo que no lo hiciera, aún así fui a saludarlo. Su sonrisa fue distinta. Pero el tiempo corre muy rápido, su sonrisa cambió. Se acabó el tiempo. Ya no puede venir conmigo.

¡Solo tiene 7 años! [NamJin]Место, где живут истории. Откройте их для себя