La adolecencia de NJ: "Veintitantos"

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El muchacho universitario sonrió.

–Creí que estabas dormido.– susurró limpiando mis brazos con compañerismo, como si nos conociéramos de hace mucho y la visita que hacía a mi habitación fuera solo un más de tantas.

Estaba oscuro, ya nadie permanecía despierto en el vecindario. La calle se iluminaba a penas con el brillo de las luces amarillas y el viento corría lento por mi ventana abierta. Sus manos aún limpiaban mis brazos cuando recobre la conciencia. ¿¡Quién diablos era!?

–¿Que-e...?

–Shh...– su mano ahora viajó hasta mi boca la cual cubrió son fuerza para evitar oír el grito que pegué con toda la fuerza que logré conseguir.– Calla, calla, calla. Soy el novio de tu hermano, maldita sea, ella dijo que sabías que venía. Cállate.

Abrí los ojos, entre asustado y sorprendido, mientras dejaba de gritar. Su mano bajo poco a poco de mis labios hasta caer a sus lados dejándome libre al fin. Entrecerré los ojos alejándome de el desconocido alto.

–…¿C-como sé que no estás mintiendo?, ¿O que no eres un delincuente?

–Eso me ofende, niño.– caminando al rededor de mi cuarto tanteó por las paredes, escuché su pequeña risa colarse por mi alrededor en cuanto prendió a linterna de tomate que guardaba celosamente al lado de mi cama.– Creo que si quiero robarme esto.

Con la luz rosada iluminando el espacio a nuestro alrededor noté mejor quien era la persona que estaba irrumpiendo en mi casa. Alto, de piel lisa, músculos marcados y espalda ancha, su mirada era fija, pesada, seductora, sus labios rosados enmarcando su dentadura blanca, como un ángel bajado del cielo se sentó sobre mi cama, con la simpleza de un gatito cansado desordenó mis sábanas y bostezó esperando algo que no supe que era. Sonrió de nuevo y yo... Yo también sonreí.

Maldita sea el segundo en el que esa sonrisa contagió la mía, maldita sea el segundo en el noté la chispa de sus ojos oscuros apuntar a los míos. Maldita sea, maldita sea.

–¿Por qué estás aquí?

La luz rosada pronto se hizo más y más roja, eso pasaba con la linterna, tardaba en mostrar su verdadero color. Eso la hacia especial, eso la hacía especial para todos. El muchacho la tomó entre sus manos y la hizo bailar mientras inflaba sus mejillas de un manera tierna. No, la tomó entre sus manos solamente.

–Castigaron a tu hermana así que vine a visitarla, me dijo que a esta hora estarías dormido.– negué frotando mi rostro con frustración, ¿Ahora tenía que cubrirlo?¿Por qué la visitaba en su habitación? Dios, no quería escuchar nada, nada. ¿Por qué diablos no me dormí?– Tranquilo, Nem.

–Me llamo NamJoon.

–Bueno, Nam.– rodó los ojos estirando las piernas.– Tranquilízate. Con el susto que me lleve cuando te ví tirado en el suelo se me fueron las ganas de ver a cualquier persona. Más bien, ya que estoy aquí, cuéntame. ¿Qué tal tu vida?

Fruncí el ceño sin saber que responder. ¿De qué podía hablar con el nuevo novio de mi hermana? ¿Por qué diablos estaba tendido en mi cama? ¿Estaría soñando?

Caminé hacia la ventana y miré el cielo, quizás me había dormido mientras pedía el estúpido deseo. Si me concentraba lo suficiente tal vez el chico en mi cama desparecida. Diablos, tendría que contarle a Jimin se mi sueño húmedo con un modelo.

–Voy a golpear a BooNah.– murmuré revolviendo mi cabello, respirando hondo, cerrando los ojos.– Ahora despierta.

–Boonah dijo que eran pesados pero no me dijo que también hablaban solos.– su voz aún estaba ahí, lo escuché caminar también hasta sentarse a mi lado en el suelo.– ¿Hay algo mal en tí?

¡Solo tiene 7 años! [NamJin]Where stories live. Discover now