A la cárcel

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–Despierta... Oye, despierta... Ya es tarde, tengo hambre...

"Tarde, es tarde..."

–¡Despierta!– un golpe en mi cabeza hizo que abriera los ojos rápidamente, frente a mí, con una almohada en la mano y el pijama arrugado, SeokJin me miraba esperando mis siguiente acción.– No te golpeé tan fuerte.

–No, claro que no. Solo es mi cabeza que no le gusta estar pegada a mi cuerpo. Largo de aquí, me molesta tu presencia.– rodé los ojos levantándome con lentitud para luego tronar un par de huesos en mi espalda y cuello qué dolían por la mala posición en la que había dormido. Miré el reloj y lo miré a él.– Son las cinco de la mañana, me estás jodiendo.

–Dijiste una mala palabra de nuevo.– susurró bajando la mirada.

–No me digas que llorarás por eso ahora.– bufé levantándome para ir a mí cama.

–A mamá también le molesta que este a su lado.– volvió a murmurar limpiándose las mejillas con las mangas de mi pijama.– No sé que hacer...

Lo miré en silencio desde el inicio de las gradas, peiné mi cabello y miré el techo pidiendo ayuda a la madera para que cayera encima mío y ya no tenga que vivir todo este drama mal montado.

–Yah, no llores.– me acerqué a él y acaricié su cabello con incomodidad, él levantó la vista y sonrió abrazándome tan rápido que ni siquiera me había dado cuenta cuando me soltó.– Bien...– entrecerré los ojos apartando mi mano de su cabello.– Te haré algo de comer y volverás a dormir, ¿Entendido?

Asintió cerrando los ojos como si me diera toda la razón y fue a la cocina corriendo, fuí detrás de él mirando que había en la nevera. Huevos y pan, una delicia.

–La cafetera está allá, puedes preparar un par...

–No tomo café.– hizo un puchero mirando la máquina.– Ni siquiera sé usar esa cosa.

–Cierto, siete años.– murmuré aún creyendo que era una tontería, es más. ¿Qué diablos hacia yo dándole de comer al desconocido?– ¿Qué tomas entonces?

–Chocolate caliente.

–No tengo eso, te daré leche rosada.– tomé un vaso, lo llené de dicho líquido y lo puse sobre la mesa.– Ahora espera los huevos y el pan, es todo lo que puedo ofrecerte.

SeokJin aún con un puchero en los labios aceptó la leche tibia y las demás miseria que le dí, por mi lado un café estaría bueno pero aún quería dormir. Tenía que presentar el trabajo del día anterior a las ocho en punto, y llegar a la universidad me tomaría diez minutos, por lo que dormir una hora más no tenía porque ser un problema.

–Escucha bien, SeokJin. Iré a dormir a mi cama, tú terminarás de comer y subirás también, te acostarás en la cama y dormirás en silencio, si.– El asintió masticando concentrado lo que tenía en su boca, sonreí algo enternecido, se veía tan adorable sin darle importancia a nada más que su comida... Pero obvio no me interesa.

–Buenas noches.– me dijo cuando vió que volvía a subir las gradas, llegué a mi cama y me tiré sobre las mantas.

Me envolví entre ellas suspirando con sueño la fragancia dulce del cuerpo que había estado aquí antes, tomé una almohada y la abracé cayendo dormido inmediatamente. El aire fresco chocaba contra mi rostro, y el ambiente silencioso lograba en mi una tranquilidad abrumadora, no había ruido, no había nada que me distrajera, mi mente en blanco nadaba en un mar en calma.

Silencio.

Mucho silencio.

Demasiado silencio.

¡Solo tiene 7 años! [NamJin]Where stories live. Discover now