Atravesando el corazón

317 31 30
                                    

El campo deportivo de Berlín alberga a todo tipo de deportistas reconocidos a nivel nacional

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El campo deportivo de Berlín alberga a todo tipo de deportistas reconocidos a nivel nacional. Tanto deportistas civiles de élite como de las SS se encontraban en ese recinto de culto para el cuerpo. El campo de esgrima era uno de los más aclamados por la solemnidad de ese deporte y era rodeado por varios esgrimistas viendo un juego muy reñido. Era el capitán del equipo nacional de esgrima de las SS contra un competidor que nadie reconocía al estar con las caretas puestas.

Los dos esgrimistas portaban con el traje blanco de esgrima, pero la esgrimista más baja llevaba una pequeña falda dando a entender que era una mujer. La agilidad y rapidez de los esgrimistas determinaban el juego, era florete, por el cual debían ser muy rápidos.

Ludwig miraba, entre los asistentes, la competencia entre Heydrich y Sieglinde. Sabía que el rubio iba a ganar a su hermana, pero ella no quedaba atrás, pues fue el mismo Heydrich quien la había entrenado.

Heydrich... por su culpa, su cabeza llevaba dando vueltas desde hace varios días. Le había ofrecido una propuesta para tener el mundo a sus pies, pero con el infierno sobre su cabeza.

.

.

.

Ludwig, siento interrumpir tu momento de hermandad con Sieglinde, pero necesito hablar con usted, a solas. Era raro que Heydrich lo llamara a solas y más con una actitud muy seria, por lo cual decidió seguirlo inmediatamente a uno de los salones del Berghof. Debía ser algo extremadamente importante para que lo interrumpiera de esa manera.

—¿Sucede algo? —preguntó Ludwig mientras cerraba la puerta con seguro, sabían que era algo que no podía posponerse ni ser interrumpido.

—Sabes que Alemania es un hermoso jardín de rosas que tiene que ser cuidado con mucho amor y dedicación — Heydrich hablaba mientras miraba a través de la ventana el campo de rosas que había una planta más abajo. Ludwig no entendía el motivo por el cual ese hombre usaba metáforas —. Incluso los jardines de rosas pueden tener plagas y por eso hay que eliminarlas, para que la plaga no acabe con las rosas.

A Ludwig no le gustaba mucho para donde iba la situación, ya habían tenido problemas con el Acuerdo de Múnich* y consideraba que fue algo de lo que salió bien librado, pero lo que hablaba Heydrich no tenía que ver nada con eso. Presentía que era algo peor.

¿Por plaga te refieres a... ?

Un golpe seco en la mesa llamó su atención.

¡Los judíos! ¡No sé qué hacer con ellos, y el Führer está desesperado! —habló con un dramatismo que preocupaba a Ludwig —. Tenía la idea de mandarlos a todos a Palestina o Madagascar*, pero al final, era una idea estúpida. ¡No podemos removerlos porque simplemente volverán! Por eso, solo por eso, hay que eliminarlos de la faz de la tierra.

No puedo creer que estés diciendo eso, Reinhard. Ludwig sólo pudo susurrar ante las descabelladas ideas que estaba hablando la bestia rubia.

La Esposa del Reich [✓]Where stories live. Discover now