Múnich

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Dos hombres rubios, un hombre castaño y una mujer caminaban por las concurridas calles de Múnich

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Dos hombres rubios, un hombre castaño y una mujer caminaban por las concurridas calles de Múnich. Thomas y Sieglinde sonreían felizmente siendo ellos quienes caminaban adelante, se notaba que ambos estaban profundamente enamorados. Los dos hombres de atrás disfrutaban la caminata y la vista de la ciudad, aunque uno de ellos iba con una cara bastante seria.

—No sabía que eras el hermano de Sieglinde. Tengo curiosidad al ver sus personalidades y su color de cabello —comentó con una sonrisa hacia Ludwig.

—¿Eso es importante, Josef? —Ludwig preguntó con irritación. El mencionado se encogió de hombros —. Es curioso encontrarnos después de tanto tiempo, no pensé que eras el amigo del cual Sigi siempre hablaba.

—Tú fuiste quien decidió dejar de visitarnos. —Josef reclamó. Ludwig se puso molesto al escuchar eso y miró hacia adelante.

—No tenía la necesidad de ir a la universidad si no tengo a nadie a quien visitar, y menos cuando, quien decía ser su compañero de clase, lo desprecia en este momento.

—No es mi culpa que nos haya engañado —habló con una tranquilidad genuina que irritó a Ludwig.

Ludwig giró su mirada hacia él, siempre estoica y sin reflejar algún tipo de sentimiento.

—Alec no tiene la culpa de la familia que escogió, ni siquiera esa sangre corre por sus venas. Sabes perfectamente que es ario como yo, pero su familia le inculcó esa religión.

La cara de Mengele reflejaba tranquilidad con una sonrisa.

—Cambiemos de tema. —Miró a la pareja de novios quien caminaba alegremente —. No me acordaba que su novio era americano.

Por primera vez en la conversación el teniente estuvo de acuerdo con la idea del doctor y decidió seguirle el tema.

—Así es, da curiosidad las personas que ella conoce aun estando técnicamente atrapada en la Cancillería. Aunque, bueno, apenas está comenzando a salir más seguido. Hasta que cumpliera los dieciocho años sólo podía salir una vez al mes —le dijo con algo de alegría y nostalgia.

Al ver la reacción del rubio decidió quedarse en silencio.

Los mayores sintieron como alguien por detrás aceleraba el paso, era más apresurado que el resto de los transeúntes que simplemente recorrían las calles. Un hombre con un paquete se dirigía hacia ellos, Ludwig alertó a Thomas al ver la rapidez con la que el hombre se acercaba a ellos. Sabía perfectamente lo que iba a hacer.

—¡Saca a Sieglinde de aquí!

Antes de que Sieglinde pudiera mencionar una palabra, Thomas la agarró de la mano y salieron corriendo. Ludwig y Josef sacaron sus armas mientras veían que el otro hombre sacó una pistola de su bolsa, empezando un tiroteo entre los tres. Ludwig le dio dos disparos al hombre mientras que el asaltante les gritó a otros dos hombres.

La Esposa del Reich [✓]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz