Capítulo 18: Destellos de confusión

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Schiltach, Alemania
09 de Septiembre del 2021
12:45 pm

Miykal Lawler

Todos sufrimos pérdidas en este mundo terrenal, algunas suelen ser más dolorosas que otras pero al final nunca dejan de ser importantes. Nos aferramos a la idea de que en un mundo paralelo las almas resucitarán, tenemos el concepto de que se encontrarán nuevamente los amores que fueron sepultados, las familias destrozadas se unirán como siempre debieron estar, los amigos que fallecieron volverán a sonreír por el despertar. Tantas promesas que nos inculcan desde niños, oraciones repetidas para implorar que sean ciertos aquellos milagros que nunca se han dejado de profetizar a lo largos de todos estos años, una ilusión que puede fácilmente convertirse en decepción. Abrir los ojos y comprender una realidad en la cual los sueños son apagados abruptamente es el golpe más duro que la vida nos da sin importar las consecuencias que se puedan detonar, cada pensamiento positivo se desvanece cuando entiendes que has vivido en una burbuja desde que naciste.

A partir de dichos sucesos es indudable que surja aquella pregunta que seguramente atormenta a más de uno y os juro que si nunca te la has planteado es porque probablemente aún consideras que nada te afecta. Esa cuestión que tanto consume cada neurona se reproduce día y noche sin cesar en mi mente dañada y poco amada, se ha vuelto imposible sacarla de mi sistema a pesar de los intentos por querer silenciarla. Cuando la muerte llega y te arrebata todo ¿Qué es lo que de verdad nos queda? ¿Realmente seguimos creyendo en esperanzas que carecen de pruebas y certezas? Porque por más de que tratemos de buscar explicación, sabemos que nunca llegaremos a la conclusión de si volveremos a ver la luz de nuestros seres queridos al terminar este camino tan aturdido y desolado.

A veces pienso que nunca debieron existir los lazos emocionales, esos donde sientes apego irracional por las personas más allegadas. Si tan solo tuviésemos un interruptor para apagar los sentimientos, seríamos capaces de independizarnos, no dejaríamos que nadie pudiese dañarnos ni tampoco ocasionaríamos sufrimientos en los demás. No entiendo por qué la sociedad acepta el amor con orgullo, lo defiende a capa y espada pero cuando llega la tristeza la aborrecen con todo el alma como si esta no fuera digna de atención sino señal de perdición. Emociones opuestas pero que al final afectan a todos ¿No es mejor sacrificar las dos para dejar de experimentar el caos que ambas abarcan? Te enamoras perdidamente de alguien, crees que nunca te fallará y sostienes con todas tus fuerzas que su relación durará contra todo pronóstico sin embargo a los pocos meses te das cuenta que las palabras solo fueron chistes y que los hechos demostraron la infidelidad desde los diversos ángulos posibles. No sé ustedes pero por lo menos con la muerte sabes en que momento sufrirás, conoces la realidad y tienes la oportunidad de estimar la hora de caducación mientras que en el amor es como lanzarte a un vacío sin paracaídas, la misma persona que puede salvarte fue la que no dudó en lanzarte, tarde que temprano el golpe será letal y no volverás a respirar.

Ahora ¿Entendéis el punto de toda esta discusión? ¿Por qué debemos sacrificarnos para poder sentir cuando tiene más ventajas anular dichas emociones que solo traen rencores y decepciones? Lamento si hiero susceptibilidades, no pretendo que estéis de acuerdo conmigo, solo os quiero relatar lo que pienso y si es un pecado esto entonces lo aceptó con descaro pues no me quedaré callada sin expresar dichos pensamientos erráticos o alocados. No sé con exactitud lo que me sucedió ni tampoco quiero recordar los detalles que provocaron dicha amnesia catalogada como temporal pues cuando lo hago es como si estuviese desatando el mismísimo infierno, los desmayos no tardan en aparecer, mi visión se nubla lentamente, la presión se vuelve insoportable provocando que mi cabeza comience a colapsar. Quise recuperar mi pasado pero al final si seguía intentándolo sabía que en algún punto moriría y aún no estoy lista para decir adiós a pesar de que esta vida no sea placentera ni mucho menos acogedora.

MI SANGRE EN SUS MANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora