Capítulo 10: Un aventón inesperado

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Schiltach, Alemania
25 de Agosto del 2021
07:30 am

La desolación es una de las peores sensaciones que el ser humano experimenta en este mundo caótico y destructivo. El cuerpo sin vida de Abigail Williams represento un golpe devastador para todos los habitantes del pueblo. No solo habían asesinado a una niña de alta cuna sino que este abominable acto significaba la total libertad de los demonios al no tener ningún remordimiento a la hora de cazar menores de edad. La preocupación y tensión se palpan en el ambiente pues nadie sabe quien será la nueva presa de estos abominables depredadores. No hay lugar donde esconderse, ni luz que pueda detener a estas criaturas de la oscuridad.

Aquella chica rubia de ojos verdes, piel como la porcelana tan fina y delicada yace completamente destruída en la morgue de medicina legal. A pesar de tener la cantidad igual de heridas que las otras víctimas y ser decapitada exactamente con el mismo filo del arma homicida que habían utilizado en las demás, hay un detalle en particular que los forenses no logran entender por completo ni tampoco pueden hacer encajar dicha señal con este perfecto asesinato. Esta vez el cuerpo no fue descuartizado, tampoco hubo intención de meterla en una caja de regalo y dejarla al frente de su casa, es demasiado confuso para todos en especial deja muy inquieto al nuevo jefe de policía pues en esta ocasión los monstruos han cambiado su modus operandi.

Las especificaciones de las anteriores muertes siempre seguían el mismo patrón, una y otra vez. Mujeres entre los dieciocho hasta los veintiún años de edad, de bajo nivel socioeconómico, no importaba la raza ni el color de cabellos u ojos. Sesenta y seis apuñaladas más otros golpes en diferentes zonas eran el total de las heridas. A las prostitutas les desfiguraban el rostro brutalmente mientras que a las más jóvenes ningún rasguño les causaban en esa zona tan impactante. Otra característica, tal vez la más perturbadora era cuando las descuartizaban sin arrepentimiento, en la espalda escribían cualquier adjetivo denigrante y al final todas las colocaban en una caja de regalo. Hubo un tiempo donde pensaron que se trataba de solo un asesino serial sin embargo esta teoría cayó pues cuando los homicidios aumentaron era imposible que fuera una persona la causante de tanto alboroto. Definitivamente están ante unas abominables e inteligentes bestias, son criaturas sorprendentemente astutas ya que borran y desaparecen todo rastro o huella que se pueda utilizar para encontrarlos.

Verdaderas mentes crimínales

El alcalde Dámaso Deutsch expresó un discurso bastante conmovedor en honor a Abigail Williams, lágrimas y sollozos no tardaron en aparecer por el recuerdo de la chica que ahora se encontraba muerta. También prometió que no descansaría hasta poner bajo rejas aquellos asesinos y aseguró trabajar arduamente con la policía para detenerlos. Sin embargo las palabras no fueron suficientes para que los pueblerinos se sintieran seguros y muchos de ellos cansados de seguir sufriendo por los monstruos empezaron a revelarse contra el mandatario.

Fue un increíble caos

Muy lejos de todo ese escenario tan perturbador, Miykal Lawler se encuentra vistiéndose para asistir a su primer día de clases. Luego de la noche que tuvo con el sofocante e irritante Damian Deutsch, su padre la había llamado para avisarle que no llegaría ni tampoco podría lamentablemente llevarla al instituto. Dada la gran noticia que su progenitor le dijo no tenía más remedio que recurrir a los servicios del posible asesino pues necesita asistir de alguna manera a ese absurdo lugar y caminar no era una ninguna opción viable.

Al ver que el clima definitivamente no iba a mejorar, decidió colocarse un gabán gris con una camisa manga larga blanca por debajo para evitar que el frío entrará a sus cálidos pulmones. Eligió su jean negro favorito y sus botines del mismo color para combinar aquel outfit básico. La mayoría de su ropa es de esa tonalidad, lúgubre y carente de felicidad.

MI SANGRE EN SUS MANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora