Capítulo 11: Salvando la dignidad

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Schiltach, Alemania
25 de Agosto del 2021
08:45 am

Miykal Lawler

Hay señales que jamás terminas de comprender, que ni siquiera logras descifrar, aparecen cuando menos te las esperas provocando que te cuestiones si son recientes o ya llevan un buen tiempo rondando al frente de tus narices. Extremadamente difícil detallar en que momento se revelan, el por qué suceden en determinado lugar y espacio. Es como si siempre hubiesen estado ahí, acechando, esperando, rogando por ser identificadas para hacerte despertar de la ignorancia o evitar que sigas cometiendo errores catastróficos cuyo único desenlace final es la muerte ¿Cuántas veces no sonaron por los pasillos, retumbando en los tímpanos, causando dolores de cabeza pero preferíamos hacernos sordos para no oírlas más? ¿Cuántas veces no se visualizaron en los periódicos, revistas, informes policiales y decidimos ser ciegos para escapar de la realidad? Soy la única culpable de las desgracias que giran alrededor de mi vida, elegí la estupidez antes de la razón, me dejé guiar por los impulsos en vez de utilizar las neuronas y ahora estoy pagando las consecuencias de mis actos. Si tan solo me hubiese detenido por unos segundos a meditarlas con precaución y prudencia de seguro no estaría en esta incómoda situación, de seguro me encontraría lejos del mal o mejor aún no sería copiloto de aquel posible asesino serial.

Escape de uno y al segundo caí en las garras de otro

De todos los escenarios posibles jamás pensé en terminar en este asiento de cuero tan sofisticado, mi trasero se regocija mientras mi subconsciente implora que abra la puerta y salte sin importar los golpes que pueda recibir, al fin y al cabo es solo piel lo que se estaría dañando.

Novak Niemman no ha entablado conversación alguna, sus ojos se incrustan en el camino, sujeta fuertemente el volante como si le diera miedo perder el control, un cárdigan negro lo cubre por completo, jeans desgastados adornan sus piernas, unos guantes de algodón lo protegen contra el frío denso, peligroso y tormentoso que en cuestión de segundos terminará matándome de hipotermia si no lo domino en este mismo momento. Frotó ambas manos para lograr que la fricción cree un poco de calor, intento regular la respiración pero es inútil conservar la tranquilidad cuando siento que estoy a punto de desfallecer. Sin poder evitarlo recuesto la cabeza contra el vidrio, si tuviera confianza le pediría que encendiera la calefacción, que cambiará de dirección y me llevará a casa pero como no ha dado señales de interés no puedo ser demandante ni tampoco tengo el derecho de reprochar sus acciones, si lo hiciese nuevamente terminaría en la calle como minutos antes Damian Deutsch lo hizo sin ninguna pizca de arrepentimiento.

—Quítate la ropa, si quieres vivir cariño—su tono de voz cálido, tan coqueto y lleno de peligro.

—Solo alguien tan retorcido como tú diría eso—respondo tratando de mantener la compostura.

—He visto mejores cuerpos—contesta Novak Niemman de manera indiferente—Si sigues así probablemente te consuma un buen resfriado o acaso ¿Tenéis algún complejo de inferioridad que no te deja desnudarte?

—Hay mejores formas de entrar en calor—suspiro mientras imploró porque está conversación termine.

Él detiene el auto rápidamente orillándose a un lado de la carretera sin ninguna explicación. Se desabrocha el cinturón mientras el pánico se va apoderando de mí. Da media vuelta y por primera vez logro detallar sus ojos, esa mirada intensa, caótica, mágica recorriéndome sin ningún pudor. Una sonrisa adorna su rostro y con seguridad sujeta mi cuello acercándonos un poco más, nuestros alientos no tardan en chocar, con su lengua traza suavemente el contorno de mi labio superior y es ahí donde decido reaccionar empujándolo hacia atrás impactando mi mano en su atractiva mejilla.

MI SANGRE EN SUS MANOSWhere stories live. Discover now