26. El enamorado diario de Zac

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Me gustaba el departamento de Will. Mientras él tomaba un baño rápidamente, yo analicé el lugar. Se veía la ciudad desde ahí, era precioso. Sin embargo el lugar parecía un poco vacío. Imagine que él no tenía tiempo para decorarlo porque trabajaba demasiado. Además su habitación era un desastre. Cuando la vi hasta me sentí más animado: era momento de un poco de limpieza.
Jamás entendí porqué limpiar me obsesionaba tanto. Jason tenía varias teorías pero yo quería creer que simplemente las cosas ordenadas me gustaban.

Después de acomodar un par de cosas, fui a la cocina.
No había casi nada. Empecé a preocuparme por Will. ¿Estaba comiendo bien?
Él salió del baño, escuché la puerta cuando se abrió.

— Will— le dije desde la cocina—, ¿No has ido de compras o alguien se metió a robar tu comida?
— ¿Eh?— dijo desde su habitación—, ¿Por qué? ¿Querías algo? Porque puedo ir a conseguir cualquier cosa que quieras...
— No hace falta— dije mientras guardaba todos los chocolates que llevé ese día conmigo en uno de los estantes que estaban junto a la estufa.

Terminé de hacer eso. Él apareció rápidamente usando pijama. Su cabello estaba mojado.

— Si necesitas algo, yo podría...
— No, está bien— le dije.
— ¿Seguro? Porque la verdad es que casi nunca compro nada. La mayoría de las veces siempre compro la cena con Madie y comemos juntos.
— Suena divertido— dije.
— Es mejor que comer solo.
— Cualquier cosa es mejor que comer solo— dije—. Pero deberías tener algún tipo de respaldo. Por si un día los aliens nos invaden y no puedes salir a comprar cosas.
— No creo que eso vaya a pasar pero admito que es mejor estar preparado.
— Según el viejo loco del programa de aliens que pasa a la media noche, es muy probable que nos invadan dentro de poco. Pero está bien, para ese entonces quizá yo viva por aquí así que me aseguraré de que tengas lo necesario para sobrevivir a la invasión.
— ¿De verdad harías eso por mí?— dijo conmovido.
— Claro— dije—. También por Madie, algo me dice que su casa debe estar en el mismo estado que la tuya.
— Le agradará saber eso— dijo él—. Últimamente me parece que está muy desanimada.
— Quizá también le gusta ver los documentales sobre aliens del viejo loco ese. Eso sí desanima a cualquiera.

Will sonrió. Dios mío, quería poder ver esa sonrisa el resto de mi vida. Tomé una decisión entonces.

— Sabes— le dije—, quiero vivir en este edificio también.

Él me miró sorprendido.

— Es decir, sé que todavía es pronto pero en verdad quiero poder estar contigo todo el tiempo que pueda y creo que será más fácil si estoy muy cerca... al menos que eso te resulte muy escalofriante porque acepto que acabo de sonar como un acosador...
— ¡Me encantaría que vivieras por aquí!— dijo muy serio—, ¡En verdad me gustaría!

No supe qué hacer, sólo me derretí de amor como siempre. Era algo que me pasaba últimamente cada vez que Will decía o hacía algo que era simplemente hermoso. Lo abracé. Ya no olía a medicina. Olía a Will. Y eso era todo lo que necesitaba.
Cerré los ojos. No era un experto en San Valentín pero ese estaba resultando bastante bueno. Recordé el regalo. Me separé y busqué el maletín de los chocolates.

— Tengo algo para ti— dije mientras tomaba el regalo—. Realmente no puedo llevarme todo el crédito, me ayudaron bastante. Así que si no te gusta, puedes culpar a Laura, Jason y Madie.

Se lo ofrecí. Él lo tomó. Lo desenvolvió.

— ¡Es una foto tuya con muchos osos de peluche de fondo!— dijo emocionado.
— Jason la tomó en la juguetería— dije—. Antes de que apareciera un empleado molesto y nos reprendiera por desacomodar los ositos. ¿Te gusta?
— ¡La amo!— dijo—, ¡Es perfecta!

Secretos de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora