172. El diario de Zac

60 15 9
                                    

Ben jamás supo que el profesor debía estarlo buscando. Me concentré tanto en cubrir mis pasos que no hice lo mismo con Ben. Quería no ser descubierto pero resultó todo lo contrario. Después de casi dos horas de viaje, fuimos a la casa del profesor. Pensé en todo el camino qué debía decir pero nada parecía útil. Sólo serían pretextos míos. Así que me resigné. Debía disculparme primero y después explicar todo. A Will no iba a gustarle. Para hacerlo peor, Alex me dijo que le llegó la tarjeta poco después de que nos fuimos de su casa. Me lo informó en un mensaje que no leí hasta que estuvimos afuera de la casa del profesor. Todo había sido en vano. Absolutamente todo.

Ben se apresuró a entrar. Lo seguí.
En la sala estaban todos. Miré al profesor. No parecía enojado. Se veía preocupado de verdad. Y triste. Observó a Ben atónito. Se levantó del sofá. Ben se acercó a él y lo abrazó. Eso me hizo sentir un poco mejor. Pero no era suficiente. No quería interrumpirlos pero debía explicarme. Esperé unos segundos. Me sentía muy avergonzado.

— Yo...— dije con pena, Madie y Will me miraron—, ¡Lo siento mucho!

Ben y el profesor se separaron. Me miraron.

— Yo le pedí a Ben que me llevara a unos lugares porque no sé conducir— dije afligido—. Lo siento de verdad, no sabía que se preocuparían tanto por él.
— No, no es tu culpa— me dijo Ben, luego miró al profesor—, yo dejé una nota pésima... lo siento, sólo quería ayudar a Zac para que no hiciera algo tan difícil él solito...
— ¡Pues me asusté mucho, idiota!— le dijo el profesor enojado y luego lo abrazó de nuevo—, ¡Pensé que te fuiste para siempre!
— ¡Lo siento, de verdad lo siento!— le dijo Ben alarmado.

Will parecía pensativo. Madie me miraba preocupada.

— ¿Por qué fueron a ver a los doctores Harper?— me preguntó ella.

Miré a Will. Él caminó a la cocina. Lo seguí. Cerré la puerta. Lo miré angustiado. Me observó. Se acercó lentamente. Se veía tranquilo.

— ¿Estás bien?— me preguntó.

Me sentía terrible por mentirle. Pero de verdad muy mal.

— Perdón— dije con dificultad—. De verdad lo siento.

Bajé mi mirada la suelo.

— Ayer tu madre me visitó. Ella quería dejarte una tarjeta porque no confiaba en que mandarías una nueva... y la recibí por ti. Quería decírtelo pero... imaginé que también la llamarías para que se alejara de nosotros y no quería que hicieras eso porque sentía que debía hablar con ella. Así que ayer la tarjeta que firmaste para enseñarle tu firma a los demás era la de tu madre. Fui con Alex para que la firmara, sé que dijiste que ya le habías enviado la tuya pero como todavía no le llegaba, pensé que tal vez decidiste no hacerlo de último minuto y me sentí mal por el tío abuelo... además eso sería un buen pretexto para ver a tu madre y hablar con ella otra vez... así que fui a verla. Ayer hablamos de algunas cosas y... fue una buena conversación. Hasta que empezó a hablar mal de ti y decidí que debía desmentirla hoy... pero aunque hice lo mejor que pude, creo que no llegué a nada. Y acabo de ver el mensaje de Alex donde me dice que le llegó tu tarjeta poco después de que yo estuve ahí... así que todo esto fue en vano. Si no hubiera hecho nada todo habría salido bien. Además lastimé al profesor, cosa que me hace sentir muy mal...

Levanté mi mirada. Lo observé. Me miraba sorprendido.

— Lo arruiné todo... ¿Verdad?— dije.

Se acercó a mí. Suspiró. Lo miré fijamente.

— Hay veces en donde creo que te conozco— dijo—, pero luego haces cosas como ésta y...
— ¡Lo siento, de verdad lo siento!— me apresuré a decir.

Secretos de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora