55. El diario de Zac (en los días donde él no estuvo)

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Madie y yo estuvimos sentados ahí por mucho tiempo. Ella me contó muchas cosas y todas tenían sentido.
Le empezó a gustar Will cuando él comenzó a trabajar a su lado. Will estaba tan triste por mi culpa que ella pensó en ideas para animarlo. Así fue como iban a lugares después del trabajo, para distraerse. También salían en sus días libres junto a Laura. Eventualmente terminó gustándole Will después de pasar tanto tiempo juntos. Él seguía enamorado de mí pero Madie pensó que el caso parecía perdido, incluso Will lo creía también. Además él solía decir que en algún momento me superaría, que sólo necesitaba tiempo. Ella creyó que quizá algún día tendría una oportunidad, convencida de que yo no sentía nada por él. Pero aquel día en que fui al hospital porque me desmayé, ella notó lo que todos ya sabían: Will me gustaba, tanto que no podía esconder mis sentimientos.

Y él seguía queriéndome igual que siempre. Ella se sintió terriblemente decepcionada por eso. Pero nunca se interpuso una vez que descubrió que yo tenía sentimientos por Will. Entendía que él no sentía lo mismo que ella. Aún así cuando supo que yo le declaré mis sentimientos a Will, le dolió mucho. Luego empezamos a salir y creyó que podría olvidarlo en un tiempo, y no sería tan difícil porque los dos estábamos juntos. Sin embargo eso no pasó. Le seguía gustando Will. Y aunque quería odiarme porque por mi culpa no podía estar con él, me conoció y nos volvimos amigos. Así que sólo se quedó ahí, sintiéndose mal por no poder estar con Will y por no poder odiarme. Ocultó esos sentimientos hasta que ya no pudo más. Yo tampoco le hacía las cosas fáciles. Siempre traté de hacerla parte de todo como lo haría con Laura porque no sabía que la estaba lastimando cada vez nos veía ser felices. Jason fue el único que descubrió cómo se sentía. Le hizo prometer que no le diría nada a nadie porque no quería causar problemas. De hecho de no ser por el apoyo de Jason, ella no hubiera pasado tanto tiempo soportando esa situación.
Pensó que en algún momento superaría a Will y eso es lo que estaba tratando de hacer. Por eso se fue.

Después de que me contó todo eso, nos quedamos en silencio un rato.

— Entiendo que no querías que yo lo supiera— le dije—. Pero debiste decirle a Will.
— ¿A Will?— dijo confundida.
— Sí, de hecho creo que aún deberías decirle cómo te sientes.
— ¿Quieres que le diga a tu novio que me gusta?— preguntó confusa.
— Suena a una locura pero creo que tus sentimientos merecen ser escuchados.
— Pero ya los sabes tú y Lou— dijo ella—. Que por cierto ha estado mucho tiempo en silencio y me estresa imaginar que me esta juzgando.

El profesor estaba mirando su teléfono.

— No te estoy juzgando— le dijo él.
— ¿Entonces por qué no dices nada?— le dijo ella—, ¿No te importan los detalles de mi traición?
— ¿Qué quieres que diga? Todo es muy confuso y sorpresivo, aún no tengo una opinión de lo que pasa.
— ¿Qué es lo que no entiendes? Me gusta Will, no es tan complicado.
— Hace una hora no sabía que Will estaba saliendo con alguien— dijo el profesor—. Simplemente eso ya es algo que debo procesar.
— Eso es mi culpa— dije—. Le pedí a Will que no le dijera a nadie para que pudiéramos contarle juntos a las personas de nuestro alrededor poco a poco. Lo siento, no queríamos ocultárselo.
— Me imagino que la historia de ustedes dos es muy interesante— dijo el profesor—. Porque honestamente me parecen una pareja bastante peculiar.
— Lou, tú no estás en posición de juzgar a la pareja de alguien más— le dijo Madie.
— No los estoy juzgando, es sólo que me parece toda una sorpresa saber que la persona de la que me contaba Will que estaba muy enamorado era él. Principalmente porque me preocupa que sea menor de edad.
— No lo soy— dije—. Cuando empezamos a salir yo ya tenía 18 años.
— Bien, eso es un alivio— dijo él.
— Además no es como si se llevaran tantos años— dijo Madie—. Y si consideramos que en veces Will es tan torpe como un niño de cinco años, la relación ya no se ve tan desbalanceada.
— Como sea, ya hablaré con Will de eso otro día— dijo el profesor—. Lo que me preocupa es cómo manejarán esto.

Madie y yo lo miramos con interés.

— Allá afuera hay personas preocupadas que quieren saber qué pasó— le dijo el profesor—. Merecen una explicación. Pero entiendo que no puedes hablar sin delatar tus sentimientos por Will.
— No quiero que Will sepa cómo me siento— dijo ella—. Sólo lo preocuparía y haría que las cosas entre nosotros ya no fueran las mismas.
— Madie, las cosas dejaron de ser las mismas desde que empezaste a verlo de otra manera— dijo el profesor.
— Quizá pero cambiaron para mí, no para él— aclaró ella—. Me sigue viendo como su amiga y quiero que eso se mantenga así porque él no puede verme de otro modo. Nunca lo hará, está muy enamorado y yo sé que sus sentimientos jamás cambiarán. No tengo oportunidad y sé que en algún momento mi cariño por él cambiará... sólo necesito tiempo. Y tranquilidad. Pero no tendré paz si él y los demás lo saben.
— ¿Vas a quedarte callada?— le pregunté angustiado.
— No, ya lo saben ustedes y que lo hayan entendido es lo mejor que pudo pasarme. Me siento mejor. Pero decirle a Will y a los demás sólo causaría problemas. Estoy bien así.
— Entonces no le diremos a nadie, bien— dijo el profesor—. Ahora piensen en una excusa para decirle a los demás.
— Piensa tú en una, yo soy terrible con las mentiras— le dijo ella.
— No puedo hacer eso— le profesor.
— Sí puede, se lo agradeceríamos mucho— le dije.

Él suspiró resignado.

— Bien, yo me encargaré— dijo.
— Gracias profesor— dije.
— No es tu profesor— me dijo Madie—. Puedes hablarle como Lucille.
— Ella es mi tía, no es lo mismo— dije.
— Además está bien así— dijo el profesor—. Se siente bien que alguien me respete.
— Yo te respeto— le dijo Madie—. Sobre todo cuando te encargas de las cosas que yo no quiero hacer, como lo harás ahora.

Le sonrió. El profesor no se veía feliz.

— No sé por qué pareces feliz— le dijo él—. Le debes una explicación a tu padre y a mi madre. Y créeme, no están felices.
— Pero tú me ayudarás porque eres un increíble hermano— le dijo ella.
— Madie, los halagos no te van a funcionar— dijo el profesor.
— Pero no lo hagas por mí, hazlo por él— dijo ella, se acercó a mí—. Mira su carita, necesita que lo ayudes tanto como yo.
— ¿Qué?— dije.
— Sólo regresa a tu casa— le dijo él.
— ¿Significa que me ayudarás?— le preguntó ella.
— Sí, pero por él porque es muy bueno con los discursos— dijo el profesor.
— Entonces iré por mis cosas— le dijo ella—. No hay ningún problema si me ausento por hoy.
— Y yo iré a inventarle una historia loca pero creíble a los demás— dijo el profesor.

Lo observamos irse.

— No traje mi auto hoy así que sólo iré por unas cosas— dijo ella.
— ¿Significa que regresarás a trabajar con Will?— pregunté.
— Me gustaría pero... no sé cómo vayan a tomar mi renuncia sus padres. Es más, no sé siquiera si me permitan salir hoy.
— ¿Irás a preguntarles ahora mismo?
— Sí, ¿Quieres venir conmigo?
— ¿Yo?— dije incrédulo.
— Sí, podrías conocer a los padres de Will ya que estás aquí.

Me quedé sin aliento. No había planeado llegar a tanto, no me sentía listo para conocer a los padres de Will. Pero la curiosidad sobre qué tipo de personas eran me tentaba.

— Creo que está bien si los saludo, ¿No?— dije.

Secretos de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora