22. El diario de Jimi (y Lucy MacAllister)

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Mi día había empezado de maravilla: mamá y papá me regalaron un abrigo muy suave que vi el otro día en una tienda. No podía creer que recordaran que lo quería. Llegué a la escuela de buen humor. Me encontré con Laura. El día anterior acompañé a mis padres al centro comercial por la tarde y en una tienda vi un hermoso collar con dije de corazón. Me pareció perfecto para Laura. Se lo regalé y ella lo adoró. No nos habíamos puesto de acuerdo para intercambiar regalos pero parecía que sí, ella me regaló chocolates por San Valentín.
Pensé que serían los únicos chocolates que recibiría pero no fue así. Por alguna razón desconocida, el correo de cupido (un servicio de entrega de regalos de alumnos para alumnos) me buscó varias veces para darme regalos de todo tipo. Era demasiado extraño. Unos eran de chicas que no recordaba haber conocido alguna vez y otros más eran anónimos. Me hacían sentir mal porque no conocía a esas chicas y aunque así fuera no podía corresponderles porque no tenía nada para regalarles.
Sin embargo ver cómo Gigi parecía feliz por tantos regalos anónimos que recibía me hizo sentir un poco mejor. Al menos yo no era el único.

Ella y yo no habíamos hablado mucho después de lo que pasó. Pensé que quizá seguía guardándome rencor por haberla acusado y eso me hacía sentir triste. Se sentaba a mi lado, no quería ignorarla o pretender que no pasó nada. Cuando iba a intentar hablarle, apareció una chica que pidió hablar conmigo. La recordaba vagamente pero no sabía por qué.
Fuimos al pasillo. Imaginé que iba a preguntarme algo, quizá relacionado a Zac o Evan pero no, ella me observó atentamente y dijo que le gustaba. Al principio me giré para ver si no le estaba hablando a alguien más pero no, sólo yo estaba ahí.
Entonces recordé quién era. Esa chica le había declarado su amor a Evan el año pasado y él la había rechazado. ¿Entonces qué hacía ahí? ¿No estaba enamorada de Evan?
Se me quedó viendo fijamente, esperando mi respuesta. Yo estaba demasiado abrumado. Cuando recuperé el control decidí que debía ser breve y directo.

— Eh... la verdad es que yo...— dije, realmente no sabía cómo empezar.
— ¿Estás saliendo con alguien?— preguntó ella.

Asentí brevemente.

— Entiendo— dijo ella un poco decepcionada—, perdón por hacerte perder el tiempo.
— No, yo lo siento— le dije—. Lamento no poder corresponder tus sentimientos. Pero creo que un día te encontrarás con alguien que sí pueda y serás muy muy feliz. Deseo que eso pase. Gracias de todas maneras, sé que no es lo que querías escuchar de mí pero... me siento agradecido por inspirar sentimientos tan bellos.

Ella sonrió tenuemente.

— Cuando rechaces a alguien no seas tan lindo— dijo ella—. De otra forma nadie podrá dejar de quererte. Adiós.

Se giró y se fue. Ya no pude decirle nada más.
Para el receso de clases me encontré con que todos hablaban de esa chica y de cómo le rompí el corazón. Sin embargo al parecer Evan había hecho lo mismo en el transcurso de la mañana con muchas más chicas y los rumores sobre eso pronto opacaron a los míos. Me sentía un poco abrumado pero a la vez feliz de saber que Evan me quería verdaderamente.

Estaba por reunirme con los demás en el jardín como siempre cuando Gigi me interceptó.

— Hola niño— dijo ella.
— Hola— le dije.
— Me dijeron que te preguntara sobre tu proyecto de trigonometría— agregó ella un poco indiferente.
— Ya lo tengo, lo entregaré más tarde— le dije.
— Bien— dijo ella.

Estaba por irse cuando la detuve.

— Gigi— le dije, ella me observó—. Feliz San Valentín.

Ella me sonrió.

— Feliz San Valentín— dijo—. Y feliz cumpleaños.

Se fue rápidamente por el pasillo. Me había hablado, hasta había sonreído. ¿Significaba que ya todo estaba bien, que el mundo recuperó su equilibrio?
No lo sabía pero me hizo muy feliz. Fui al jardín. Me encontré con la noticia de que tanto a Jason, Laura, Zac y Evan también habían recibido muchos regalos ese día así que no me sentí tan extraño. Luego Evan dijo que se comió muchos de esos chocolates que le regalaron y Zac le metió la idea de que alguno estaba envenenado. Así que Evan temía por su vida y cuando empezó a dolerle el estómago imaginó que el veneno comenzó a hacerle efecto y lo llevé a la enfermería.

Secretos de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora