117. El diario de Jimi

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No bebí mucho esa tarde pero aún así me dolía la cabeza al día siguiente. Ir a la escuela fue terrible, sobre todo porque llegué de madrugada a casa. Por suerte mis padres pensaron que estaba con Alex. Lo único que me importaba era sentirme mejor, al menos para poder sobrevivir a la escuela. Llegué y todo el ruido me molestaba. Por suerte Alex me prestó unos lentes oscuros para que disimulara un poco. En el receso me reuní con los demás. Sorpresivamente todos se veían bien. Imaginé que estaban muy acostumbrados a beber entre semana.
Clint no había llegado todavía.
Rocky se acercó a mí.

— Socio bajito, perdóname— me dijo—. Te metí en problemas ayer y no quería... así que no sé qué hiciste para que Clint no enloqueciera pero gracias, fue de mucha ayuda.
— Y no lo volverá a hacer— agregó Jack—. Nadie hará algo así de estúpido de nuevo, ¿De acuerdo?
— Yo no empecé, fue el otro sujeto— dijo Rocky.
— Y ya te dije que no me importa quién empezó primero— le dijo Jack—. Lo que quiero es que no sean tan idiotas por primera vez en sus vidas o James la pasará mal por sus culpas. Y si eso ocurre todos ustedes se la verán conmigo.
— Yo no merezco que me regañen, yo me porté bien— dijo Bran enojado.
— Es una advertencia para todos— les dijo Jack.
— Pero lo bueno es que James sigue con vida— dijo Paul—. Una parte de mí pensó que era el final. Clint de verdad odia que lo interrumpan así que me asusté.
— Pero no parecía enojado— dije.
— Entonces hay que tratar que siga así— dijo Jack—. Ojalá no quiera que regreses al club.

Yo esperaba que eso pasara pero no fue así. Clint me llevó al club el resto de la semana cada noche sin falta.
Era difícil explicar eso para mis padres, que creían que Alex y yo éramos tan amigos que por eso quería quedarme en su casa todas las noches. Le dije que estábamos trabajando en un proyecto complicado. En cuanto a Alex no le expliqué nada, sólo le pedía que confiara en mí. Se veía tan preocupado por sus propios asuntos que lo mejor era no involucrarlo para nada. Comencé a pensar en mejor decirle a mis padres que pasaría las noches con mis amigos. Seguramente podría encontrar una forma de manipularlos. Era tan bueno mintiendo que podría lograrlo.

Ya en el club, no terminaba de acostumbrarme a ese lugar. Aunque memoricé algunas caras recurrentes ahí, sobre todo las de las chicas.
Hacíamos lo mismo cada noche, aunque yo dejé de beber porque no soportaba los día con resaca en la escuela. Simplemente arrojaba el contenido de mi vaso en una planta que estaba ahí.
Clint solía dejarnos mucho para irse a alguna parte así que podía relajarme la gran mayoría del tiempo.
En una de esas noches donde Jack parecía odiar todo, Bran y Paul jugaban cartas con el bartender y Rocky se reía mientras bebía con una chica que estaba sentada en sus piernas, se acercó a mí una chica morena de vestido brillante.
Ya se me habían acercado chicas antes pero las rechacé educadamente, cosa que hizo que me vieran extraño. Al menos era mejor que lo que hacía Jack, que simplemente las ignoraba hasta que se cansaban de insistir y se iban.
Pensé que ya no debían molestarme, menos esa chica porque ya la reconocía y ya había rechazado a todas sus amigas pero ahí estaba, frente a mí.

Jack se fue por un momento y los demás no me estaban prestando atención así que ella se deslizó lentamente a mi lado.

— Al fin te conozco— dijo ella mientras colocaba un cigarrillo entre sus labios.
— Pensé que ya me conocías— dije—. Imaginé que tus amigas te hablaron de mí.
— Lo hicieron— dijo ella mientras encendía su cigarrillo—. Imposible no hacerlo, se sintieron muy despreciadas por ti. Aunque yo te entiendo, si fuera tú también sería selectivo.
— ¿Selectivo?— dije.
— Obviamente no te irías con cualquiera— dijo ella—. Con un rostro como el tuyo me imagino que nadie aquí te impresiona.
— No es cierto, estoy bastante impresionado por todos aquí.
— No parece, miras a todos como si te causaran repulsión— dijo ella—. Y está bien, a mí me dan asco la mitad de los hombres de este lugar.
— Pero te he visto hablar con todos— dije.
— Debo hacerlo. Pero no significa que me gusta— dijo—, ¿Y tú? ¿También debes hacer cosas que no quieres?
— La mayoría del tiempo sí— dije.
— Qué mal. Pensé que tendrías las cosas más sencillas— dijo ella.
— Nada es sencillo realmente— dije.
— Pero tú eres amigo del dueño— dijo ella—. Imaginé que alguna ventaja debías tener en esto...
— Entonces te acercaste a la persona incorrecta— dije—. Porque no soy su amigo.
— ¿De verdad? ¿Entonces porqué dejaron de golpear al sujeto ese cuando se lo pediste?

Intercambiamos miradas. Entendí que era más observadora de lo que parecía. También más lista.

— Le agrado— dije.
— Yo creo que es más que eso— dijo ella—. En realidad las chicas y yo lo hemos hablado durante toda la semana.
— ¿Tan interesante soy?— pregunté.
— Sí, tú eres un enigma para todos aquí— dijo ella—. Porque no sabemos quién eres.
— Entonces están igual que yo— dije—. Hace semanas que no sé quién diablos soy.
— Pero sí sabemos algo sobre ti que al parecer tú no— dijo.
— No serían las primeras personas que saben cosas sobre mí que yo no sabía— dije—. Así que cuéntame, podría ser verdad.

Sonrió. Tenía una hermosa sonrisa.

— Está bien, me agradas— dijo ella—. Soy Shelby.
— James— dije.
— Qué lindo nombre. Le queda a tu cara.
— Ya me lo han dicho— dije.
— Sí, deben adularte todo el tiempo.

Soltó humo por el lugar. Lo vi esparcirse a mi alrededor.
Nuestros ojos se encontraron.

— Llevo aquí más años de los que me gusta reconocer— dijo ella—, y nunca había visto algo así.
— ¿Qué cosa?— pregunté.
— Clint parece odiar a todo el mundo— dijo ella—. Siempre ha sido así. Incluso cuando solicita nuestros servicios. No es una mala compañía, hay peores pero... nunca es amable. Yo pensaba que no sabía cómo serlo. Nada parecía importarle, no miraba a alguien dos veces y todas debíamos ser la misma persona para él porque no nos miraba a la cara en lo absoluto... creía que no podía hacerlo. Como si no sintiera nada por nadie. Lo he visto mandar a golpear a su propia gente como si quisiera matarlos. Nada le interesa... como si estuviera vacío. Hasta que llegaste tú.

La observé. Su cigarrillo ya casi terminaba de consumirse.

— No hay mucho por hacer en este lugar si no estoy ocupada— dijo ella—. Así que observo qué ocurre. Así pasa el tiempo aquí. Y he notado que él sí te mira. Sí existes, no eres sólo otra persona. Te mueves y él reacciona. Te observa mucho, casi por instinto. Como si fuera natural para él. Hasta me atrevería a decir que le preocupas... y es sorprendente, yo creía que él era incapaz de sentir algo. Así que junto a las chicas empezamos a crear teorías.
— Bien, dime— dije—. Lo agregaré a la lista de teorías que los demás también hacen para explicar el por qué Clint no me ha roto la cara.
— Es que eso es muy obvio— dijo ella—. Él te quiere. Al principio creímos que eras su hermano o algún familiar. Pero él te mira como si quisiera comerte así que no podía ser eso. Concluimos que simplemente te desea.
— Los demás también lo piensan.
— Porque es muy evidente, querido James— dijo ella—, la pregunta aquí es por qué no te ha tenido. Me imagino que debe tenerte totalmente en su poder pero aún así no te ha tomado y por lo que veo, no sería difícil para él. Así que dime... ¿Qué lo detiene?
— No tengo idea— dije—. Yo también me lo pregunto.
— Pero más importante, las chicas y yo nos preguntábamos el porqué no te has aprovechado de eso.
— Porque ya lo dijiste, me tiene totalmente en su poder— admití.
— Sabes, el poder es algo muy curioso— dijo ella—. Cambia de portador muy fácilmente. Sólo debe ocurrir un pequeño desajuste en la balanza y... aparece en otra forma.

La cuestioné con la mirada.

— Yo creo que es un error pensar que él te tiene entre sus manos— dijo ella—. Porque desde mi perspectiva, él es quien está atrapado. Todo de ti lo atrae. Tanto que ya no oculta la atracción que siente por ti. No sé qué espera de ti pero... deberías investigarlo. Quizá descubras que la balanza está a tu favor.
— O quizá consiga que me rompa los brazos— dije.
— También es una posibilidad— dijo—. Pero no pasará si sabes cómo jugar tus cartas. Los hombres son bastante sencillos y manipulables si sabes cómo manejarlos. Creo que ese es tu problema, no sabes cómo usar tu poder. Es una lástima, con esa cara tan bella podrías tener todo lo que quisieras...
— No creo que así funcionen las cosas con él— dije.
— Entonces experimenta un poco— dijo ella—. Cuando lo veas trata de tocarlo más pero que parezca que es un accidente. Sonríele de vez en cuando. Sé amable pero sin exagerar. Y si eso te trae alguna ventaja es porque yo tenía razón. En caso de que así sea, búscame. Te enseñaré más trucos. No desperdicies esta gran oportunidad que te dio la vida. Después de todo, no cualquiera puede atraer la atención de un hombre como ese.

Secretos de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora