104. El diario de Zac (con Neil)

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Estaba muy nervioso. Neil llegaría pronto y por fin debía conocerlo. Al principio no me interesaba porque estaba convencido de que sería una pérdida de tiempo pero luego empecé a preocuparme de verdad. Era mi padre y quería que todo eso funcionara. Así que mientras esperaba que llegara a mi departamento, me dediqué a dar vueltas alrededor del sofá. Will estaba ahí, mirándome.

— Deberías sentarte— me dijo.
— No puedo, estoy muy nervioso— dije—, ¿Y si no le agrado? Porque sé que soy alguien muy difícil... ¿Y si digo algo que no debería? ¿Y si él no entiende mi sentido del humor? ¿Y si me odia? Es que no sé, siento que no tengo nada bueno qué ofrecer...
— Claro que sí— me dijo él—. Por eso estoy saliendo contigo.

Lo miré.

— Es cierto— dije con desconfianza—, ¿Cuál es tu problema?
— El problema es que estoy total y absolutamente enamorado de ti— dijo mientras se levantaba y me abrazaba—. Así que sé que no tienes nada de qué preocuparte.
— No deberías ser tan bueno conmigo— le dije mientras lo abrazaba—. No me lo merezco, sólo te causo problemas.
— Me gusta que me causes problemas— dijo—. Aunque espero que no se vaya a volver una costumbre.

Lo miré. Sonrió.

— Trataré de que no sea así— dije.

Llamaron a la puerta.

— ¡Oh por dios, ya están aquí!— dije asustado.
— Yo abro— dijo él.

Estaba tan nervioso que entré en pánico y salí corriendo a la habitación de Jason. Él estaba hablando por videollamada con Laura.

— Zac, ¿Qué haces aquí?— me preguntó Jason.
— ¡Rápido, escóndeme!— le dije y corrí al closet. Saqué algunas de sus cosas y las arrojé al suelo. Me metí y cerré la puerta—, ¡Si te preguntan, no estoy!
— ¿Es por lo de su padre?— preguntó Laura.
— Así es— le dijo Jason.
— ¿Y dónde está Zac?— preguntó ella.
— En el clóset— le dijo Jason—, cosa que es muy graciosa porque pensé que una vez que sales de ahí, no puedes regresar.

Laura empezó a reírse.

— ¡No es gracioso!— dije enojado.

Por las rendijas, vi que la puerta se abrió. Era Will.

— Ahí está— me acusó Jason.
— ¡Traidor!— le grité.

Will se acercó. Yo estaba hecho bolita, abrazando mis piernas, totalmente asustado.

— Cariño, tienes que salir— me dijo Will.
— ¡No quiero, estoy muy nervioso!— dije.
— ¿Y planeas quedarte ahí?
— Sí— dije—. Hasta que me sienta mejor.
— ¿Y cuándo crees que eso vaya a pasar? Porque tu padre viajó desde muy lejos sólo para conocerte.
— Podría viajar de vuelta— dije—. Y yo me quedaré aquí a vivir.
— Zac, no puedes vivir entre mi ropa— dijo Jason.
— Sí puedo— dije.
— Sé que estás asustado— me dijo Will—. Pero no tienes nada de qué preocuparte. Todo saldrá bien. Estaré contigo en cada instante.
— ¿Y si no le agrado?— pregunté.
— Te va a adorar, lo sé— dijo Will.

Abrí la puerta. Will y Jason estaban muy cerca mirándome preocupados.

— Ven, te ayudaré— me dijo Will y me ofreció su mano.

La tomé. Me ayudó a salir y a levantarme.

— ¿Qué pasa?— preguntó Laura.
— Zac salió del clóset— le dijo Jason—. De nuevo.

Ella empezó a reírse.

— ¡No es gracioso para nada!— dije enojado.
— Claro que sí— dijo Laura.

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