113. El diario de Alex Harper

89 14 17
                                    

Las cosas no estaban bien en ninguna parte. Hasta me alegraba no vivir con nadie. Excepto cuando me sentía solo, ahí ya no parecía tan conveniente. Pero seguía siendo mejor que todo el estrés por el que estaba pasando Will. Él no me lo dijo pero yo sólo tuve que verlo una vez para saber que estaba al borde de un colapso nervioso pero de esos intensos como los que le daban a la tía abuela Lala y que la llevaron a un hospital psiquiátrico porque arrolló con su auto a toda una manifestación en la calle.
Con esos antecedentes sí me preocupaba Will y eso que siempre pensé que si alguien algún día sufriría una crisis, sería yo.
Pero no era para menos, él estaba bajo mucha presión porque además de preocuparse por su empleo y todas esas cosas de adulto, también vivía con el constante miedo de que Zac sufriera otra crisis que lo llevara a salir huyendo. Así que estaba enojado, más consigo mismo que con Zac.

Zac por otro lado, sabía que hizo mal en preocupar a todos cuando salió huyendo y aunque ya se había disculpado, los demás seguían angustiados por su culpa. Así que él los miraba como si estuviera sufriendo, cosa que sólo aumentaba la histeria de Will porque se preocupaba más.

Para hacer las cosas peores, yo no logré hablar con él sobre Jimi aquel día de halloween y al parecer eso había sido lo mejor porque mi pobre hermano estaba a una crisis de volverse compañero de habitación de la tía abuela Lala y no quería que eso pasara. Pero como Jimi también me preocupaba, decidí pedirle consejo a la única persona que al parecer podría ayudarme. No quería pero tenía que hacerlo.

Cuando Neil me vio en su puerta entendí por su cara toda tonta que no esperaba ninguna visita. O tal vez sí, pero no me esperaba a mí.

— ¿No deberías estar en la escuela?— me preguntó.
— No, me tomé el día libre— dije.
— Qué bien, después de lo que te pasó con tu cabello, lo necesitas. Yo traté de que Zac se tomara algunos días pero él no quiso...

Dejé de escucharlo porque me sentí repentinamente avergonzado por lo que pasó en halloween. No había sido mi intención cortar mi cabello y luego ponerme mal, menos enfrente de él, pero lo hice y era demasiado vergonzoso...

— Sí, pobre Zac— lo interrumpí—, cambiando de tema, ¿Puedo consultarte algo? Dijiste que eras psiquiatra, ¿No? Pues hay algo muy serio que le está pasando a un amigo y...
— ¿Ese amigo eres tú?— me preguntó.
— No, no soy yo.
— Porque si eres tú está bien, no le diré a nadie lo que te pasa.
— ¡No soy yo, es un amigo!— dije molesto.
— ¿Es Zac? ¿Le pasa algo?— dijo preocupado.
— No es Zac... aunque entiendo por qué todos están preocupados por él.
— Es que quiero poder ayudarlo si le pasa algo— dijo él.
— Pero como no está pasando nada, mejor ayúdame a mí— dije y entré a su casa.

No me había invitado pero no me importaba. Era bonita, me gustaban sus muebles. Me dirigí al sofá y me senté. Él lo hizo también en el sofá de enfrente.

— ¿Quieres hablar sobre lo de tu cabello?— me preguntó.
— No, y me gustaría que olvidaras que eso pasó— dije.
— Pero no puedo, fue muy repentino. ¿Tenía algún significado para ti?
— Sí pero no quiero hablar de eso, lo que me interesa es lo que le pasa a otra persona— dije.
— Si quieres ayudar a otros debes resolver tus asuntos primero— dijo—. Y yo creo que tú tienes mucho en qué pensar.
— Tal vez pero no tengo tiempo para eso, quiero ayudar a alguien desesperadamente antes de que sea tarde...
— ¿Y cómo te sientes ahora que ya pasó un tiempo desde que cortaste tu cabello? ¿Crees que el significado que tenía se perdió? ¿Y por qué no usas tus anteojos si los necesitas? ¿Ambas cosas están relacionadas?
— No... creo— dije—. No he pensando en eso. En realidad no importa.
— Claro que importa— dijo él—. Por eso te sentiste muy mal. Era algo importante para ti.
— No es cierto, era algo bobo que hice cuando era un adolescente hace muchos años, ya no importa ahora...
— ¿Significa que tu cabello fue verde por mucho tiempo?
— Sí, algunos años— dije.
— ¿Y por qué no lo cortaste hasta ahora?
— No lo sé, nadie me había hecho sentir tonto por tenerlo hasta que tú lo mencionaste. Así que es tu culpa— dije.
— Pero yo sólo señalé su existencia porque era raro, nunca dije que estaba mal. Tú fuiste el que decidió cortarlo después porque le diste peso a mis palabras.
— No recuerdo mucho de esa tarde y está bien, eso no me interesa ahora.
— Pero debería. Tu salud mental es importante.
— Está bien, tengo antecedentes familiares y sé que algún día terminaré en un hospital psiquiátrico como mi tía abuela Lala así que no me preocupa. Lo que me interesa es sobre otra persona... ¿Estás anotando eso?

Secretos de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora