Capítulo 14: El llamado del salvador

Start from the beginning
                                    

No sé cuanto tiempo ha transcurrido pero el sonido de la campana indica que la clase ha finalizado por lo tanto nadie nos retiene, la mayoría empieza a cerrar y guardar las libretas mientras los demás suspiran agradeciendo porque ya no escucharán más la voz del maestro Robertson hasta mañana. Como no he traído nada en que tomar apuntes o algo que pueda detenerme decido levantarme y salir lo más pronto posible para no toparme con aquellos que tanto daño han causado. Camino hasta el baño, por fortuna ningún ser viviente se encuentra en los lavados así que opto por encerrarme en uno de los cubículos para liberar las lágrimas que con esfuerzo he podido conservar. Adquirí esa destreza durante el funeral de mi madre, no me gustaba que las personas vieran el dolor que sentía o peor aún que dieran palabras de condolencias cuando en realidad era lo último que quería escuchar. Poco a poco se van deslizando, humectando la piel de mis mejillas, el sabor amargo se escurre entre mis labios mientras intentó sollozar lo más bajo posible. Pensé que podía liberarme completamente pero nuevamente me equivoqué. Las voces femeninas no tardaron en aparecer y ahí contemplé que no hay límite para fomentar la burla, el odio, la envidia hacia alguien que apenas ha durado algunas horas en este lugar.

—¿Vieron? Esa chica sí que tiene serios problemas—exclamó una de ellas—¿Será genético?

—Dios quiera que no, Schiltach no podría con dos lunáticos—afirma divertida otra de las chicas—Deberían enviarla a un manicomio, hoy fue un grito espantoso quizás mañana podría matar a uno de nosotros.

—Basta Charlotte suficiente ha sido con la muerte de Abigail Williams para que comiences a lanzar más leña al fuego—contesta una voz bastante aguda—Además ¿Crees que ella podría dañarnos? Hasta pensé que se iba a orinar encima, los chicos sí que se lucieron.

—Lo sé, lastimosamente llegue a sentir pena por ella, tenía toda la ropa mojada y ni hablar de su cara—ríe la primera chica—Deberíamos hacerle una donación, ya sabéis para que al menos tenga algo decente que vestir.

—Yo no hago obras de caridad, Eda—suspira Charlotte—Que su madre haga algo bueno por ella y le compre ropa de su presupuesto, al fin y al cabo si no les alcanza pueden ir a objetos perdidos.

—Tenéis toda la razón, ojalá no este en más clases con nosotros, no soportaría ver ese sucio rostro el resto de los días—la segunda voz femenina exclama afligida—Os juro que respirar el mismo aire que ella me pone de malhumor, la mierda debe quedarse con la mierda.

—¡Hannah! Esos no son los modales de una señorita de élite—reclama Eda—Como sea, en verdad pensé que la chica saldría corriendo después de eso, admito que tiene valor.

—Por favor no va aguantar, dentro de poco se ha de quebrar—contesta molesta Charlotte—Bueno ¿Cómo me veo? Este año necesito que Damian Deutsch caiga a mis pies.

—Char ¿Cuántas veces no te ha despreciado ya?—dice entre risas Hannah—Tenéis que poseer dignidad y acabar con todo esto.

—Solo porque tú te hayas rendido no significa que yo tenga que hacerlo—exclama ofendida la chica—No pudiste con él y ahora decidiste irte por Gael Gottsched.

—El tío también está bueno no sé de que te quejas, mejor dicho no dudaría en meterme con alguno de ellos—afirma con seguridad Eda—Si por mí fuera lo haría con cada uno, ya sabes para comparar.

—No lo sé, Damian Deutsch siempre será el mejor y todas lo sabemos—dice Charlotte—¿Se dieron cuenta que Erik Friedrich no dejaba de observar a la nueva? Los monstruos deben juntarse, es ley de la naturaleza.

—A mi me parece muy atractivo, lástima sus ojos pero bueno no todo el mundo es perfecto—contesta Hannah.

—Das asco amiga, tus hijos saldrían espantosos, dañarías tu legado juntándote con alguien como él—exclama Eda en un tono bastante repulsivo—Bueno, vamos necesito ir a la cafetería.

MI SANGRE EN SUS MANOSWhere stories live. Discover now