Descendientes - Hasta el último soldado

131 17 2
                                    

LA CANCIÓN VA DESDE EL INICIO


















-MI CAMINO LVII-


















Y allí a solo pocos metros de distancia vi a Alía pelear contra muchos junto a su madre, Ryan trataba también de seguir el paso, pero también eran muchos para él, había dejado a Tristán a unos cuantos pasos diría yo.

Llegue con los demás y Diaval también.

Fue entonces cuando la sultana, arremetió contra uno y dirigió el pequeño combo que iba con ella, junto a las princesa Alía, alentaba a todos a seguir adelante.

CETRO POR ESPADA

Tome la delantera y me uní a ella, tratando de ayudarla con los soldados, alejándolos a todos,  diciéndoles a los demás que si querían seguir con esto lo mejor era seguir conmigo. Pero la sultana me detuvo con su ceño fruncido y trato de hacerme retroceder, desgraciadamente yo no era de las que retrocedía, así que también me le enfrente.

Fue Alía quien nos separo en el momento y nos indico que no era el momento para discutir, pues debíamos aún seguir peleando. Tomando su espada y alzándola para que los soldados atacaran a los rojos y así poder seguir con esta lucha, tiramos todos nuestras espadas contra ellos, con Ryan a mi lado y Diaval también, tirábamos a todos los que se nos acercaran.

Tome ventaja y lance mi espada contra otros mas a mi alrededor, separándome por el momento de los chicos y viendo todo a mi alrededor, Alía seguía su lucha, la sultana Jazmín se veía en peligro, con mis alas hice un torbellino, derrumbando a todos a mi alrededor, escuchando como mis alas chocaban con todos y llegando a donde ella.

La situación seguro hubiera empeorado sino hubiera llegado, me posicione a su lado con el único objetivo de que no muriera de manera tonta, ella me miro mas no dijo nada y seguimos la batalla. Tomando mi espalda como escudo y yo el de ella, arremetiendo contra todos una vez más, pero ahora creo que nos cuidábamos las espaldas, tratando de mantenerme a su lado, alejaba a todos con mi espada. Entonces me miro en un debido momento y arremetió contra algo tras de mí, yo protegí su espalda casi al instante y por instinto la volví a mirar y sin pensarlo asentimos la una a la otra con una media sonrisa y alzando su espada, sus guardias llegaron a nosotras protegiéndonos.

Entonces alce mi espada y grite a gran voz, pues nadie jamás me derrotaría, ni a ellos. Y no nos vamos a hundir, nunca correremos para cubrirnos, luchamos por la victoria y corremos el uno por el otro.

Una vez mas estuvimos todos juntos, protegiendo a la sultana tras nosotros y batallando para seguir adelante.

Ahora Tristán estaba a mi lado y Diaval al otro, era hora de acabar con esto. Uno contra otro, rojos contra soldados y una gran marea de emociones que no podíamos dejar de lado, Arabia estaba en riesgo y debíamos hacer lo posible. Ryan estaba tratando de pelear junto a Alía, mientras Diaval se quedaba a proteger a la sultana que también luchaba, Tristán a mi lado me seguía el paso, aunque mi ira era mucha más.

Ellos se alienaron frente a nosotros, pero casi al instante Alía yo arremetimos contra ellos, ocasionando que retrocedieran. Era momento de acabar con esto.

ESPADA POR CETRO

Soldados rojos oigan mi canción y hagan caso a su melodioso son

Ahora tenía la atención y no me detendría, con el cetro frente a mi solo vi como los soldados quedaban hipnotizados por el resplandor de este, mi voz empezó a oírse envolviéndolos también y todos tras de mi, estaban resguardados. Pronto las arenas se tornaron remolinos y acabaron por tragarse a todos los soldados rojos en ella, sin excepción, a fin de acabar con la amenaza. Los vientos en Arabia de alguna manera se alzaron y al final pude ver cómo los últimos de ellos eran tragados por la tierra de Arabia. Mi poder estaba emanando, pero parecía poder controlarlo.

Por última vez, respire hondo y despegue mi cetro del suelo, una vez más Alía a mi lado se encontraba, alzando su espada frente a sus soldados y sonriendo victoriosa.

Habíamos terminado con la amenaza.

Ahora mi atención estaba en el palacio y no pensaba desistir de la idea, una vez que me encabezara que ellos estaban a salvo, estafaba bien, así que me eleve con mis alas y salí hacía allá, me detuve un instante.

- Diaval, cuídalos -anuncie.

Pero Diaval tras de mi frunció su ceño- ¿a donde va mi señora? -

- a acabar con la amenaza de una vez por todas -fue entonces cuando Diaval se elevó y frunció su ceño.

- la última vez que deje a mi amo, no lo volví a ver, no permitiré que... -

- Diaval... -fruncí mi ceño- estaré bien, soy más que ese Hechicero, podré perfectamente y los veré allá -no espere a que se retractara porque sobrevoló sobre mi esencia, dejando atrás a todos.

No sería igual que ese tipo, no ahora que había dominado el poder, podría contrarrestar mucho de ese tipo. Y estaría muy bien.

El palacio se veía normal, lo cual me intrigaba si realmente ese hombre estaba allí dentro. Aterrizamos sobre uno de los tantos patios, termine entrando oficialmente al palacio de la sultana, abriéndome paso entre las puertas y buscando al genio o a Nadim, pero ninguno de los dos estaba.

Tampoco veía sirvientes o personas encargadas, todo estaba desierto.

Lo cual realmente era extraño.

- jamás lograrás nada -

Y subiendo las escaleras, me percaté de la voz de Nadim, pare al instante y espere algo más.

- ¿de verdad? Porque parece que tus amigos están distraídos en otros asuntos, además no quiero lograr nada, solo quiero volver a ser lo que era antes -

¿Volver a ser lo que era antes?

- con tu magia y la del genio seré mucho más poderoso -

- pues me temo que te equivocas -masculle con recelo entrando de lleno en escena y viendo la situación desde mi perspectiva.

Con el cetro en mano, miré con recelo al hechicero, este al instante actuó, pero era tarde porque rechacé su hechizo y terminé haciéndolo retroceder. No volvería a suceder.

Mis ojos ardían de ira y estaba por terminar esto.

Te ordeno de mando, báculo ven a mi mano

Una vez más demostré mi poder y como su báculo rechazaba su energía y se abrazaba a la mía con facilidad.

- ahora no tienes escapatoria -sonreí de lado.

No podía evitar que mis ojos brotaran ese brillo incesante de verde.

- Meido -

Pero recordé a Nadim y al genio.

- váyanse de aquí -masculle con recelo hacia ellos.

Nadim asintió y desatando a su padre se levantó junto con el, pasando a mi lado, no sin antes el genio decir: Ella te dará una lección hermano -y reírse para luego irse.

Sonreí de lado, pues al final tenía razón.

No permitiría que se saliera con las suyas.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Where stories live. Discover now