Descendientes - Miradas furtivas

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-MI CAMINO XXVII-




MEIDO

La única razón por la que acepté venir a esta fiesta era porque tenía hambre, además de que el incienso que habían puesto en mi cuarto, no me gustaba para nada.

- pronto verás la comida, te encantará -

Nadim había llegado a mi lado y la princesa Alia estaba en frente con su prometido.

- sí -solo fui capaz de pronunciar hacia Nadim.

- la ciudad es muy increíble -comento Ryan a mi otro lado, por un momento me parecio tener la mirada de Tristán, por lo cual solo fui capaz de esquivarla- es como la de la isla de los perdidos, poro llena de color y vida -alce una ceja hacia Ryan

- sino mal recuerdo Ryan, la ciudad la atravesamos para llegar aquí -

- bueno sí, pero no nos detuvimos a ver nada -

- Alia -

- tranquilo, ya pronto se lo diré, solo disfruta -

Ellos cuchicheaban entre sí, ¿que tanto podían hablar?

- ¿sabes? puedo hacer parecer cosas pequeñas con mi magia -Nadim seguía hablando con entusiasmo a mi lado.

- ah sí -y yo solo quería dejar de pensar en Tristán, un pequeño show de magia no hacía mal.

- a ver, muéstranos Nadim -comentó tras de mi Ryan.

Nadim sonrió complacido al tener nuestra atención y frotando sus manos, se detuvo- ¿que quisieras que apareciera? -su sonrisa era muy grande.

De hecho, ahora que lo pensaba bien, estaba muy cerca.

Desvíe mi mirada y sonreí de lado- un dragón -masculle con diversión. Pero este quedó impactado.

- te dijo algo pequeño, no un universo -regaño Ryan tras de mí.

Hice un ademán- solo decía -

- Tristán ¿sucede algo? -

- no, Alia, solo estoy algo lleno -

- bueno, si quieres deja la comida -

No podía dejar de lado el hecho de que ellos estaban justamente en otra pequeña mesa comiendo juntos. Mientras yo estaba comiendo con estos dos.

- ¿por qué hay tantas mesas? -masculle con odio.

- Oh, fue una idea de mi padre, es algo innovador de hecho -comentó Nadim alegre a mi lado.

Claro, tenía que ser idea del Genio.

- Bueno en esta hermosa noche, queremos agradecer a la princesa Meido por su presencia, también a ¿Ryan? sino me equivoco -la voz del Rey de aquí se hizo presente, pues cabía destacar que el rey Aladdin estaba en el centro del lugar.

Ryan tomando un sorbo de su copa, hablo- está en lo correcto, Sultán -

- creí que se llamaba Aladdin -masculle hacia Ryan.

- Oh -aclaró su garganta- es que en estos lares a los reyes se les dice Sultán y Sultana -

- Oh... -abrí mis ojos impresionada. Quién lo diría, fue Ryan quien me enseñó eso.

- Príncipe Ryan -una tercera voz apareció, Tristán se alzó entre todos con el ceño fruncido- recuerda que eres un príncipe, Ryan -

¿Por qué hablaba de Ryan cuando me veía a mí?, como si su mirada fuese neutra.

- oh, príncipe Ryan, no sabía que te habían dado ese título -comentó el Sultán.

- si, igual no lo uso mucho, solo en El País de las Maravillas -comió un poco de su comida.

Creo que ninguno de los villanos les agrada utilizar ese título.

- un momento ¿ustedes se conocen? -me realce al escuchar a Nadim hablar a mi lado.

- somos primos -aclaró Ryan.

- pero, vienes de la isla -masculló Nadim confundido- eso quiere decir que la reina roja, tu madre -señaló a Ryan- Es hermana de tu madre, Tristán -señaló a Tristán.

- Eres todo un genio -masculle.

- ¿de verdad crees eso? -

Okay, solo fue sarcasmo, pero no sería más descortés.

- ¿qué tal una...? ¿flor? -sonreí de lado, tratando de desviar el tema.

- ¿una flor? -

- Sí, una flor, quisiera que aparecieras una flor -pero tratando de ser lo más modesta posible.

Fue entonces cuando sonrió y asintió, limpiando sus manos de la comida y frotando sus manos, tome un bocado de la mía, mientras veía que tal le quedaba hacer magia.

- una flor, para una hermosa princesa -un polvo apareció en sus manos, nublando toda visión y pronto una flor estaba entre ellas. Sonreía complacido- aquí tienes -

- wao -masculle la flor y tomándola al momento en que él me la ofrecía.

Era la primera vez que me ofrecían una flor, aunque bueno, yo la había pedido.

- ¿te has impactado eh? -

Solté una risa extrañada- sí -y volví a mi ceño fruncido.

- perdonen la demora -

Hasta ese momento, no había conocido a la sultana de la casa y cuando la vi descender las escaleras al patio en el que estábamos celebrando, su mirada buscaba a alguien en específico, hasta el momento en que chocó con mi mirada.

Entonces lo sentí, presentí su mirada matadora, llena de desconfianza y odio.

Alce una ceja sin quitarle la mirada y verla descender.

¿Qué le pasaba?

- Jazmin -fue el sultán de la casa que se levantó de su mesa y corrió a hacerles honores a su sultana.

- perdona por haber demorado tanto, estuve viendo algunas cosas -aún intuía esa mirada de odio en mi.

Lo pensé mejor y decidí obviar y seguir la fiesta sin mirarle, para evitar complicaciones.

- bien, ahora que estamos todos y celebrando a Arabia y la llegada del príncipe Tristán -el Genio ahora yacía frente a todos nosotros- Es hora de la animación -sonrió de oreja a oreja y aplaudiendo parecía llamar a alguien- denle la bienvenida, AL HECHICERO ALDHAIR -no demoró mucho en aparecer el hombre, pero presentí de inmediato que su aura no era para nada confiable.

Fruncí mi ceño en cuanto llegó, pero aún seguí sintiendo una mirada de odio que no me dejaba en paz.

- mis sultanes, mi princesa y espectadores de más, me complace en estar presentando mi presencia -una leve reverencia de su parte- mi nombre es Aldhair, el hechicero Aldhair -aclaró extendiendo su cetro de una mano.

- Dime que tú también lo sientes -masculló Ryan a mi lado.

Asentí ante su idea, el cetro desprendía un poder muy genuino.

- Creo que es un hechicero real -termine diciendo con una ceja alzada.

- será interesante -masculló.

Pero algo en su mirada no me gustaba, tal vez nadie más lo sentía, pero conocía a la perfección esa mirada.

La mirada de una persona en buscar más poder del que podía controlar.

Alguien muy ambicioso.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora