Descendientes - Un cuervo entrometido

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-MI CAMINO IX-








— James, debes tener más cuidado con Rex, tenemos a una invitada —

En resumen el buen cuervo había arrojado el hueso sobre mí, golpeando mi cabeza y haciendo que el perro... ¿Rex? Cayera sobre mí y tomará el hueso.

Sacudí mi vestimenta y bufé por lo bajo, tomando mi cetro y volviéndolo a lo que era anterior.

— Lo siento, es que ha estado un poco inquieto con esto del baile, sabes cómo se pone —

Sofía rodó los ojos y luego se dirigió al cuervo, que parecía burlarse en una esquina de un pilar.

— en cuanto a ti Wormwood, deja de molestar a Rex y de causar estragos, ya hemos tenido suficiente con las travesuras y planes malvados de los que te hemos tenido que sacar —

Comento esto por lo bajo, en el momento en que James amarraba a su can y jalaba de él, para llevarlo afuera. Por un instante musité un: imposible, en cuanto escuche a él cuervo decir:

— No sé de qué estás hablando, siempre me andan secuestrando y torturándome, no es mi culpa —

El cuervo mostró indignación, desviando la mirada de Sofía. Ella simplemente suspiró y bajó su mirada, volviendo a mi.

— disculpa a Wormwood, es que... Ha estado un poco... Suelto con su pico, desde que una poción hablantina le cayó encima y ahora hablar con quien quiera —

— no es necesario disculparse —mire al cuervo, quien con mirada sospechosa, me miraba, como si estuviese lanzando cizaña o de cifrando algo— así que Wormwood, interesante, nunca escuche a un pájaro hablar, quién lo diría —

El cuervo simplemente descendió hasta un punto en que nuestras miradas se cruzaron de una manera más profunda.

— no pareces ser una buena persona, no como Sofía o como los príncipes mimados de este castillo, aún así... Llevas algo que te diferencia como realeza —

Entonces fue cuando miro mi anillo y pude sentir como lo intentaba quitar de mi dedo con la mirada.

— algo muy valioso, diría yo —completo— con un poder un tanto singular —

Alcé una ceja y deshice el hechizo de mi cetro, trayéndolo a la realidad.

— veo tienes buen ojo, además de ser un cuervo entrometido —

Respondí a su comentario.

— no suelo interesarme en muchas cosas, pero tú tienes algo llamativo —

— Princesa Meido, para ti —corregí en cuanto vi cómo se removía de su lugar, dispuesto a tomar el cetro y llevárselo.

— oh, pero claro formalidades, como toda princesa primorosa —

— por supuesto —

— ¿de dónde proviene mi señora si no es mucha molestia? —

Debía admitirlo el cuervo era intenso.

— vengo de las tierras lejanas, llamadas: La isla de los perdidos, princesa Meido, hija de Maléfica—

Y en cuanto dije eso, pude notar como sus plumas se erizan y por un momento quedó petrificado.

— Ma...Maléfica —

Musitó casi inaudible. Por un momento creí que no parpadeara, pero si lo hizo.

— es decir, que Maléfica ha vuelto a ser una reina —

Creí por un instante haber visto una sonrisa en su pico y como sus alas se elevaban, pero le cortó sus ilusiones de inmediato.

— ¿tienes ilusiones de que eso pase? —

Cuestione con una ceja alzada, a lo que él tosió levemente, si, tosió levemente y desvió su mirada.

— pienso que sería un cambio radical —

— Sofía, ¿segura que este pajarraco no debería estar tras unas rejas? —

Cuestione para la chica tras de mí, pero por un momento no la escuche, hasta que finalmente dijo:

— confió en el señor Cedric —suspiro pesadamente y se acercó a Wormwood— no hagas quedar mal al señor Cedric, Wormwood, ve con él, tal vez te esté necesitando —

— ¿Cedric? —cuestione tornando hacia ella, sucedió luego que Wormwood voló de mi cercanía y se alejó sin más.

— es el hechicero de la familia y un gran amigo, nos ha salvado de muchas —

Alcé una ceja y pensé:

Un hechicero me sería de ayuda, es decir, podría decirme cómo mantener mi magia al margen, después de todo, utilizaba una varita y debía tener algo de potencial magos y conocimiento de alquimia para poder ser un hechicero y siendo uno real, debía de tener un puesto con honores, así como el hada madrina.

— Entiendo, si alguna vez —reí nerviosamente y me removí— llegase a necesitarlo, donde.. ¿Dónde lo encontraría? —

Sofía hizo un ademán y se alejó de mí, por un momento pensé que se había cansado de mis preguntas, pero solamente giró y me indicó que la siguiera, cerca de una vitrina, señaló una torre del castillo, para nada destruida, ni mucho menos sucia, era igual de perfecta y con el estilo del castillo.

— El señor Cedric, vive allí, tiende a ser muy dado a su trabajo, si alguna vez sale, es porque está buscando algo o intenta resolver algo que le tiene dando vueltas —

Asentí, comprendiendo su punto de vista, tal vez el señor Cedric era el indicado para esta tarea, para enseñarme sobre la magia. Tiempo después, Sofía me había dejado, puesto que tenía un asunto importante que atender, así que me limité a seguir a la mucama a cargo de mi estadía en el castillo, la cual me indicó mi cuarto.

— si necesita algo, no dude en llamarme, princesa, estaré afuera, además hay una campanilla, para cuando me necesite —

— gracias —

Masculle con desdén al ver la luz del sol, atravesar las ventanas y quemar mi piel. Por un momento pensé que diría algo más, alguna otra información, pero simplemente se limitó a sonreír nerviosamente desde su lugar y desviar la mirada de vez en cuando.

— eh, algo más... Que quieras agregar...—

Alenté cruzando mis brazos y removiendo en mi lugar.

— nada señorita, solo espero alguna petición —

Sonrío nerviosamente nuevamente.

— no tengo ninguna, solo.. ¿Cómo te llamas? —

— soy Estela, señorita —

— Bien, Estela, cuando te necesite, tocaré la compañía o llamaré a por ti — camine hacia la ventana y fruncí mi ceño, estaba quemándome— por ahora solo necesito, pensar —desvíe mi mirada y espere escuchar los pasos de Estela fuera del cuarto, entonces cuando hube escuchado la puerta cerrarse suspire pesadamente y me aleje de la cortina moviéndola con las manos de un solo y cerrándose por completo.

Gire sobre mis talones dándome cuenta que el color de la cortina y el grueso de ella hacía que el cuarto se viera demasiado oscuro, algo que debía arreglar, desearía tener vista nocturna, pero lamentablemente no la tenía, así que camine hacia el centro de la habitación y suspire para citar un encantamiento propio, algo... Posiblemente muy peligroso.

Como luciérnaga por la noche, como estela del día naciente, hago que se haga la luz en medio de la oscuridad presente

Dos movimientos con mis manos y como por arte de magia, porque así fue, estelas pequeñas de luz empezaron a brillar a mí alrededor, flotando como partículas y moviéndose en toda la habitación posándose sobre el candelabro que se encontraba sobre mi y sobre la cómoda con espejo que se encontraba enfrente, así mismo sobre la parte sobresaliente de la cama, ron dejado el cuarto de un completo espectáculo de estrellas.

Mire sorprendida todo mi alrededor y gire sobre mi entorno omitiendo un grito de alegría y por un momento solo saque una risa seca y dije:

— creo que no necesitaré el observatorio después de todo —

Comente mordiendo mi labio inferior.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Where stories live. Discover now