Descendientes - Una princesa diferente

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-MI CAMINO IV-


— entiende porque debo llevarla —gruñí con odio y me apoyé con fuerza en el asiento trasero de la patrulla, esto era algo terminalmente absurdo.

Al final el regordete ganó.

— ¿a dónde me llevará? —cuestione con una ceja alzada.

— dijo que tenía asuntos en encantia, la llevare hasta allá —

— podría haber ido en la moto —marque con una ceja alzada.

— llegaría en dos días — informó el policía.

— y dicen que está cerca —masculle cruzandome de brazos y mirando hacia el exterior.

De alguna manera me tranquilizaba un poco que este policía se hubiera ensañado en llevarme así, podría descansar un poco y limitarme a mirar el bosque sin necesidad de ver el camino.

A esta hora de la mañana el sol estaba en su punto más precioso, en la isla no se podía apreciar así el sol, tan solo pequeños rayos trataban de entrar pero... casi nunca lo hacían.

Más bien eran absorbidos por el campo de magia y llevados a otra dimensión o a veces rebotaban.

— al frente está la frontera de Auradon con Encantia, solo puedo llegar hasta ahí —informó el guardia.

— creí que me llevarías hasta Encantia —indique con una ceja alzada.

— solo hasta la frontera —aclaró.

Suspire pesadamente y asentí— al menos descanse un rato de esa fastidiosa moto de Ben —

— por cierto... puedo saber ¿por qué debe ir a Encantia? —

— eso no le incumbe —comente con indiferencia.

— sigue siendo grosera —

— usted se mete en lo que no le conviene —aclaré.

Calló finalmente con el ceño levemente fruncido.

— iré a entrenar —dije finalmente con un bufido.

— ¿entrenar? —cuestiono con una ceja alzada.

— como ser princesa... se supone que las tres hadas de la Bella durmiente, están ahí —

— ya veo... así que estudiara con unas niñas —

Alce una ceja y mire con indiferencia— ¿como que con niñas? —

— la escuela de princesas es para pequeñas de ocho a catorce años, princesa —

¿Iba a estudiar con pequeñas princesas primorosas?

Esto era absurdo.

Fue entonces cuando el auto paró y me obligo a mirar al frente.

— aquí es la frontera —bajo del auto y abrió mi puerta.

Bah. Como si yo no lo pudiera haber hecho.

Sin más desengancho la moto de atras y me la dejo a mi disposición, abrió el maletero y me dio el casco.

— maneje con cuidado princesa —hizo una reverencia y entró al auto.

Subí a la moto y lo miré expectante para cuando se fuera.

— no se meta en problemas —finalmente sonrió y arrancó el auto dando la vuelta y yéndose de aquí.

Mire como el auto se iba y me dejaba sola en una carretera conmigo en frente a la gran Encantia.

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt