Descendientes - El amor que nunca estuvo escrito

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-MI CAMINO XXIX-






Era imposible, jamás nadie me había metido en un trance de esa forma. Nadie era posible de hacerlo, solo un dios o... un ¿genio?

¿Por estos pares era normal tener genios? ¿No?

— y princesa Meido —su voz me despertó del ensueño en el que estaba y pronto la sultana Jazmín me llamó la atención— ¿cómo es vivir en la isla de los perdidos? —sonreía de lado y estaba segura que probaba mi paciencia o esperaba a que hiciera algún desastre.

Como todos los reyes a los que me había enfrentado. Bueno, aunque en Encantia no me trataron de esa forma, pero fue por el único hecho de que salve Encantia.

No era algo de sorprenderse que todos en este nuevo mundo tuvieran esa clase de rencor, habían sido dañándose por alguno de nuestros padres o tenían secuelas de ello y se que era difícil. Pero ellos también teniendo que entender que nosotros no teníamos la culpa de ello y que estaban siendo demasiado malos y drásticos con nosotros.

Así que baje mi mirada y reprimí lo que estaba a punto de decir porque se que sonaría descortés— ¿como es vivir en la isla de los perdidos? —fruncí mi ceño y acomode la copa a mi lado— Es cómodo —dije finalmente— cuando estas acostumbrado a esas cosas y la maldad es la que te creía, el resentimiento de las persona de pronto es tu alegría en el día a día —

— no tienes reglas que seguir y te crees el dueño del mundo —comentó Ryan a mi lado con una sonrisa.

— y creces con un odio eterno hacia los que están fuera de la barrera, a los libres, a los que si tienen oportunidad de ser buenos, los cuales nunca se les juzga —aferre mi agarre a la copa y tome de ella.

— sí, un resentimiento que crece con el paso de los años —río Ryan a mi lado.

Una mirada furtiva tuve hacía la sultana Jazmín y con una sonrisa de lado dirigí la copa hacia ella y tome de ella— un brindis por usted —

— bueno, qué increíble reservación tenemos aquí —sí, lo acepto luego del brindis se promulgó un gran silencio y la mirada de la sultana Jazmín me estaba apuñalando prácticamente.

— buena idea, Aladdin, ¿que tal un baile? —

Chasquee la lengua y me acomode en el asiento, creo que realmente no estaba siendo bienvenida por la sultana, aunque para ser sincera no sabía que le había hecho, no tenía idea del por qué, actuaba así conmigo, sí, tal vez mi presencia simplemente no le agradaba, pero ¿que le hice?

— me encantan los bailes —

A esta chica le encantaba todo. Rodee los ojos casi sin pensar y bufé.

— ¿sabes? no sé por qué te pones así, en lo que a mí respecta, la chica lo conoce primero que tú, además eres tan orgullosa para tener una relación —Ryan finalmente estaba empezando a hartarme de verdad, lo mire con desprecio y el solo se apoyó en la mesa para mirarme mejor— oye, no te enojes conmigo, solo no estaba en el destino que se encontrarán antes, además era imposible —rodó los ojos con obviedad, tomando una uva y metiendola a su boca— no puedes enojarte, ni sentirte celosa, él ya estaba comprometido —

Descendientes: Un viaje hacia el mañana... Onde histórias criam vida. Descubra agora