Capitulo uno - La promesa.

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—me senté frente a Ashton— Y tu un niño mimado —tomé una tostada y le unté mermelada de frutilla.

“¡Vamos! ¿en serio te comerás eso? ¿quieres sumar más calorías a tu cuerpo? Gorda.”

Otra vez las putas voces.

—dejé la tostada a un lado— no desayunaré, no tengo hambre —hice una mueca de lamento.

—Te hará mal no desayunar —dijo mi madre— come, por favor Alice —negué con la cabeza— por favor —suplicó— anoche tampoco has comido.

—No tengo apetito —me encogí de hombros. Mentía, moría de hambre.

—Alice, come —dijo Ashton, bufé y mordí con desagrado la tostada— y otra cosa, te llevaré yo al instituto.

—¿Qué? —me atraganté con el bocadillo y negué con la cabeza.

—¿No puedo llevar a mi pequeña hermana a su instituto? —usó una indignación falsa.

—No quiero que lo hagas, puedo tomar el bus —me encojo de hombros.

—¡Mamá! —exclamó él— dile que la llevaré yo y fin —hizo un puchero ridículo.

—Alice, deja que tu hermano te lleve, pronto se irá a la universidad —bufé mientras asentía, me levanté de mi asiento y fui a toda prisa al baño.

Cerré la puerta con llaves, me arrodillé frente al inodoro y metí mis dedos en mi garganta, para poder lanzar las desagradables tostadas.

Tiré la cadena para que se vaya toda la evidencia, lavé mis manos, las sequé y salí de allí.

                                                                                —o—

—Gracias por traerme, igual no hacia falta —dije abriendo la puerta del auto.

—Alice —masculló casi inaudible, rodé los ojos y me volteé a verlo indicándole que continuara— ¿estás bien? —tomó mi mano y la acarició con su pulgar.

¡Devuélvanme a mi hermano!

—¿Qué? Estoy perfecta Ashton —Mentí y miré hacia otro lado.

—Mira, si te ocurre algo cuéntame, no te juzgaré, no lo haré, soy tu hermano —me envió una pequeña sonrisa.

—Bueno, llegaré tarde, gracias nuevamente —besé su mejilla, bajé del auto y cerré la puerta dirigiéndome a la entrada del instituto.

Misma rutina diaria, las mismas amigas que nunca se dan cuenta de nada, si estoy hundida o en la superficie tratando de salir a flote.

Fui hasta donde se encontraban los casilleros, el mío era uno de los primeros que se encontraba cerca de la rectoría, con mi nombre, las calcomanías por todo aquel casillero de distintas bandas de rock.

—¡Hola! —oí la chillona voz de Clhoe y me volteé— ¿cómo has estado? —preguntó la castaña.

—He estado mejor —cerré mi casillero y me apoyé sobre este— ¿tu?

—¡Bien! —exclamó ella— ¿ocurre algo?

—No, estoy —hice una pequeña pausa— perfectamente —le sonreí— no importa —toca el timbre de clases— ¿qué te toca?

—Ciencias.

—Geografía, luego nos vemos —giré para caminar a mi salón.

—¡En la cafetería! —oí gritar a la rubia.

                                                                                       —o—

La profesora Campbell entró acompañada de un chico y no presté más atención porque no me interesaba.

A punto de caerWhere stories live. Discover now