Capítulo 102

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No estoy enamorado de Darrell Graham.

Tal vez... aún estoy dormido, sí, lo de anoche fue un sueño, por supuesto que no tuve una profunda charla con él en el invernadero, no tuve un hermoso recorrido tomados de la mano por el jardín, no existió aquella bella linterna que se alejó en el cielo con una promesa de amor, por supuesto que no le di el mejor beso de toda mi vida, pero, más aún: ¡Yo no tengo esa clase de sentimientos por mi mejor amigo!

—Hey, Max — ¡No me gustas!

En seguida me levanto de la cama, lanzando un quejido al enredarme con la manta del fuerte para pijamada, y sé que me he sonrojado, no solo al escuchar las barras de metal caer al suelo, sino porque él despertó mucho más temprano que yo, para ir a la ciudad, y sorprenderme con el desayuno. ¿Lo que más odio? Que eso me hace sonreír, es tan bello que piense en mí, en una forma no romántica, porque nuestros sentimientos son platónicos.

Pero, no... por favor. ¿Yo, enamorado de Darrell? Eso es... imposible, no es algo que pueda pasar entre nosotros.

Trago saliva, apenas saludándole, y cada pedazo de mi cuerpo expresa nerviosismo al verle dejarse caer junto a mí en la cama, es patética la forma en que mis brazos tiemblan, mucho más fuerte que cualquier otro día, solo porque me extiende el envase de café, pero lo que casi me hace ahogar al café tocar mis labios, es sonrojarme de forma tan intensa, solo porque pasa uno de sus brazos por encima de mis hombros, para atraerme a él, apenas sonríe, totalmente distraído en encontrar un buen programa de televisión.

Max, cálmate, por Dios, solo es una acción que pasaría en cualquier otro momento. Esto lo hace porque somos mejores amigos, solo es una muy bella, y romántica, amistad. El supuesto sentimiento que dice ser amor está un poco confundido con respecto al qué tipo es el que siento por Darrell.

—Desayunamos, y después nos iremos. ¿Ya escogiste algún lugar?

—Ah, no, la guía está en el auto...

Detengo mis palabras al sentir la leve caricia de sus dedos en mi hombro, que pasa, no solo como un sentimiento cálido, sino como una ola de calor intensa en mi pecho, y mis ya olvidadas nauseas me hacen doler el estómago al ver su sonrisa, ahora es todo mi cuerpo el que tiembla, de forma incontrolable, al ver el suave sonrojo en sus pómulos, no puedo reaccionar al sentir su mirada en mí, poco a poco como se acerca.

—Me besaste — no, eso... quizás lo hice, pero...

Me dejé llevar por el momento, estaba seguro de que quería hacerlo... y, sí, no me arrepiento de eso, me arrepiento de haber pensado que mis sentimientos eran románticos, creo que fue demasiado claro cuando al separarnos, el terror estaba por completo marcado en mi rostro, y solo pude salir huyendo de aquel lugar en el jardín, con la mala excusa de que era momento de dormir, no pude hacerlo, por más que quisiera, porque además de sus brazos rodeándome por la cintura, como siempre hace cuando dormimos juntos, podía sentir su frente apoyada en la mía, su sonrisa marcada en una de mis mejillas, su lenta respiración bajando por mi pecho.

Solo me hizo sentir aún más incómodo, ni siquiera pude conciliar el sueño, hasta muy entrada la madrugada, creo que terminé perdiéndome entre sueños porque no podía dejar de sentirme como un imbécil cada vez que mi consciencia repetía el que, supuestamente, estoy enamorado de Darrell. Eso no es cierto, en ningún sentido, yo no puedo estar enamorado de mi mejor amigo.

—Anoche... pasaron muchas cosas, y...

—Ya no importa.

Claro que importa, porque cuando sus ojos destellan de emoción al solo recordarlo, sus labios están curveados en un sentimiento, que es clara felicidad, y su maldita mano está en mi rostro, dando leves caricias, junto a su brazo enredándose en mi cuello, para inclinarse hacia mí, es que se nota está a punto de cerrar la distancia. Y en lo único que puedo pensar, es que me siento tan nervioso, que quiero vomitar.

El Chico de las 6:30pmWhere stories live. Discover now