—¡No estoy enojado! — bueno, es cierto, no lo estoy —. Solo vi algo que no quería ver.

—¿Lo viste sin ropa? — ¿Qué rayos está pensando?

—¡Oh, por Dios! No, qué horror — oh... pensándolo mejor, no estaría tan mal, el chico es guapo —. Estaba solo con Lyon, y... nunca había visto ese lado de él.

Es complicado, y no me molesta, pero... vamos, si Darrell se comporta así conmigo, sería normal que ellos dos también lo hicieran, no sé si me reconfortaría, o me aterrorizaría. Solo suspiro al estar tan cerca, ambos quedamos en un terrible silencio incómodo, que interrumpe empujándome, gritando, un poco más fuerte de lo necesario, que está ansioso de ir a la cafetería, para entregarle a la chica la bolsa de regalo que trajo desde que salimos del edificio.

Oh, bueno, no pienso recriminarle el que casi me lanza al suelo. El camino pasa, sin mucha conversación, quizás por la incómoda reacción, pero al estar frente a la cafetería, compartimos una mirada al notar la motocicleta de Oliver, además de que está sentado en la barra, hablando con Sophie.

—Podemos volver después — parece dudar, pero me sonríe.

—Algún día nos tendríamos que ver — después de descubrir que se odian, preferiría que no fuera así —. Además, es tu novio.

Pero no por eso tenemos que vernos. Trago saliva, sosteniéndole de la muñeca, para que no entre, pero solo asiente, por completo convencido de que debe ser así. No quiero presenciar una pelea, o ser el centro de una relación algo complicada, más aún porque Oliver ya no menciona a Darrell, en ningún sentido. Suspiro, tragándome todo lo que me dice que esto es una mala idea, y entro a la cafetería.

Si el mundo se tiene que acabar, puede hacerlo en este preciso instante. Al dar un par de pasos ladeo mi cabeza, para observar por el costado de Darrell, y casi en seguida la mirada de Sophie se encuentra con la mía, me grita con la mente qué rayos estamos haciendo, con terror, solo puedo hacerle un gesto para demostrar que esto es culpa del idiota, no mía. Me dejo caer hacia el otro costado, para ver la reacción de Oliver, solo rueda los ojos, dejando caer su atención en su hermana, ignorando por completo el que Darrell acaba de aparecer. Ni siquiera se dio cuenta que yo también entré.

—Hey, les traje algo.

¿Les? Pensé que era solo para ella. Darrell se sienta en la barra, dejando un asiento en medio, lo que parece es que debo ser yo quien me siente ahí. Solo espero que esto no salga mal. Con algo de incomodidad lo hago, dejando caer mi mirada en Oliver, solo me observa de reojo, y al notar que soy yo, se sobresalta, con una gran sonrisa pronto me ha tomado de las manos.

—¡Hola!

Ni siquiera alcanzo a responder, se inclina hacia mí, para besarme, y si no fuera porque en este momento el lugar está vacío, ya le hubiese golpeado e insultado. Lo dejaré pasar, esta vez.

—¿Cómo estás? — se ve... mucho mejor que antes, me alegra, demasiado.

—En cuanto tenga mi resultado — de la terapeuta, sutil —. Serás el primero en saberlo.

—Lo esperaré — deja caer su cabeza en mi pecho, sonriendo.

—¡Oh, hay algo para cada uno! — ¿Qué?

Eso no me lo esperaba. Oliver gira a ver a la chica, alzando una ceja, porque si hubiese puesto algo más de atención, cosa que no hizo, y estoy eternamente agradecido por eso, hubiese escuchando cuando Darrell dijo que fue a España. Le miro de reojo, pero él solo me sonríe, preguntándome con un susurro si hay algo mal, no, solo estoy sorprendido de que haya pensado en Oliver, espero que no sea una camisa, o nunca le usará, por ego.

El Chico de las 6:30pmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora