Capítulo 53

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Creo que este será el último capítulo que colgaré hoy.

Disfrutarlo chiquis!!!!

Débora

Tras cenar, alrededor de las ocho, Amoos tuvo que ir a atender una llamada importante en su despacho. Antes de desaparecer, me dio un beso y me dijo que podía hacer lo que quisiera. En un primer momento quise subir corriendo a su biblioteca y ponerme a leer en esa cómoda butaca, pero tras pensármelo mejor cambie de idea. Tras robar uno de los libros, bajé de nuevo las escaleras y decidí salir al jardín a dar una paseo. Mientras investigaba un poco los alrededores de la casa, en busca de un lugar donde leer, encontré un hermoso jardín. Este estaba en el patio de atrás. Se trataba de una estructura de metal cubierta por enredaderas y iluminada por una docena de farolillos. En el centro de esa bella estructura, había una fuente pequeñita de agua. Al entrar en el lugar, creí morir de felicidad. Era el sitio ideal para tirarse horas leyendo en paz sin que nadie te molestase. Queriendo demostrar mi teoría me senté en la cómoda silla llena de cojines y empecé a leer las páginas del libro: La ladrona de libros. El título me iba al dedillo en esos momentos.

Tras una hora, empecé a coger frío, y volví a entrar en la casa. Me sorprendió verla completamente vacía y sin nadie despierto. Temiendo haberme quedado más de una hora leyendo, dios sabe que me sucedía a menudo, comprobé que hora era en el reloj. Las nueve y media. Menos mal, no me había equivocado demasiado. Colándome en la cocina, que se encontraba completamente desierta, saqué de la despensa una bolsa de patatillas para picar mientras veía algo en la televisión de la habitación de Amoos. Nada más llegar, me cambié de ropa y me puse mi cómodo pijama. No queriendo manchar la cama, me tiré en el sofá frente a esta, para ver en Netflix algunos capítulos de Cómo conocí a vuestra madre. Riendo y comiendo, esperé a que llegase Amoos, pero por lo visto el asunto urgente se estaba alargando. Tanto que sin darme cuenta me quede dormida mirando la tele.

Sin saber cuánto tiempo había pasado desde que me quede dormida, miré aturdida el reloj de la mesita de noche. Este marcaba las doce de la noche, pero Amoos no estaba por ningún lado. Con una mezcla de curiosidad y temor, salí de la habitación y crucé el pasillo hacia la puerta de su despacho. Intentando no hacer ruido, abrí la puerta. Tras la mesa, se encontraba él. Llevaba puestas unas gafas y en sus manos habían papeles que leía con frenesí. Tan absorto estaba en su afán por acabar que ni me escuchó entrar en su despacho y acercarme hasta él. Ya a su lado, pase mis brazos por debajo de sus brazos y le abracé. Sorprendido, dio un pequeño bote, antes de cogerme y sentarme encima de él.

-¿Te queda mucho amor? -pregunté mientras me apoyaba en su hombro y cerraba los ojos cansada.

-No mucho. -me dijo mientras besaba mi sien y seguía leyendo el papeleo- ¿Por qué no me esperas en la cama cariño? Estarás más cómoda.

-No. No te preocupes. Yo te espero aquí. -a medida que decía las palabras podía notar como me dormía de nuevo. Estar junto a él era tan cómodo y seguro. Desprendía un calor y un aroma tan embriagadores que en pocos segundos me quedé dormida encima de él.

Un rato más tarde, noté como Amoos me cogía en brazos y salía del despacho. Medio dormida, me abracé más a él cuando llegamos a la cama. No quise ni abrir los ojos para mirar qué hora era. Estaba tan a gusto, que no sabía cómo podría volver a dormir sin él al lado. Envolviéndome con sus brazos y acercándome un poco más a él, Amoos beso mi frente.

-Buenas noches cariño. No sabes cuanto te quiero.

Sin querer responder a su confesión, me hice la dormida, hasta que finalmente deje de fingir que lo estaba.

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Si todo va bien mañana subo el siguiente.

Muchas gracias por todos vuestros mensajes y apoyo! Os quiero chiquis!

Hasta mañana si todo va bien!

La Perdición del Lobo [1] ✔Where stories live. Discover now