Capítulo 50

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Espero que estéis preparadas para un capítulo de cuatro paginas!!!

Débora

Decir que estaba nerviosa sería quedarse corta: el corazón parecía que se me fuera a salir del pecho, las palmas de mis manos estaban tan mojadas que pensaba que la mano de Amoos se resbalará de la mía y además, estaba casi cien por cien segura, que mi expresión facial se parecía a la de una persona a punto de cagarse encima.

-Amor, respira. -me susurró Amoos besando mi frente. Sin darme cuenta había contenido la respiración. Haciendo caso, comencé a inspirar y expirar tratando de calmarme. Era la primera vez que tenía un novio formal. Si bien era cierto, que hace varios años tuve algún que otro rollo, jamás habían llegado tan lejos como para conocer a los padres de nadie.

-Si, si, si -le respondí mientras avanzábamos por la entrada- Dime por favor que le caeré bien. -le supliqué mirándole y agarrándome a su brazo.

-No creo que le vayas a caer bien, amor. -al instante pude notar como el corazón se me paraba y me daba un micro infarto. Dando media vuelta, empecé a ir hacía la puerta. No llegué a dar más de dos pasos porque Amoos se encargó de cogerme por la cintura, darme media vuelta y evitar que huyera - No seas así. -me dijo riendo- No me has dejado acabar. -con ternura cogió mi cara entre sus manos y me beso la frente- No creo que le vayas a caer bien -dijo sin apartar su mirada de la mía- Creo que le vas a caer genial, cariño.

Justo cuando estaba apunto de pedirle pruebas, llegó corriendo por el pasillo Thomás. Iba vestido con una adorable traje azul. No pude evitar sonreír. Parecía un adulto en miniatura.

-Ayúdame Amoos -dijo su sobrinito dando tirones a su pantalón- Mi mamá ha perdido la cabeza. -continuó haciendo muecas exageradas- Quiere ponerme una corbata. -dijo haciendo pucheros- Y yo odio las corbatas.

Mientras Amoos y Thomas seguían discutiendo qué nivel de locura sufría la madre del último, yo no pude evitar pensar en cómo iba vestida ¿acaso era una cena de etiqueta? Justo cuando estaba por ir al coche y sacar uno de los trajes, vi aparecer por las escaleras a Anabel. Iba con un vestido verde ajustado hasta la cadera, después la tela dejaba de ajustarse a su piel y caía con gracia. Se trataba de falda plisada de vuelo. Iba espectacular, pero no demasiado elegante. Sin darme cuenta suspiré aliviada. El pequeño Thomas, al ver llegar a su madre con una corbata en la mano, salió corriendo de nuevo a esconderse de ella.

- ¡Hola! -nos saludó sonriendo mientras bajaba más rápido las escaleras- Dios mío cuánto tiempo querida. -me dijo mientras me abrazaba con fuerza- Tienes que venir más a menudo, en esta casa solo hay testosterona y no puedo tolerarla por mucho tiempo más si estoy yo sola. -me confesó en un susurro a voces- Ahora, si me disculpan -dijo mientras miraba hacia donde había huido segundos antes su hijo- He de atrapar a un gamberro. Poneros cómodos, queda media hora para la cena. -tras decir eso, nos dio otra sonrisa angelical, antes de salir corriendo tras su niño.

-No me abandones después de esta cena. -me imploró Amoos haciéndome sonreír.

-Que va. Tú familia es lo más normal del mundo. -dije. La cara de Amoos se cubrió por una sonrisa- ¿Qué, acaso me equivoco?

-No, no, para nada. Somos una familia normal y corriente. -a pesar de sus palabras, no pude evitar sentir que estaba siendo sarcástico -Subamos a la librería. -me dijo subiendo las escaleras- Me acaban de llegar nuevos libros que quiero comentar contigo.

Escondidos del resto de la casa, en el último piso y rodeados de libros, pasamos los treinta minutos antes de la cena. El tiempo se nos escapó entre los dedos sin que nos diésemos cuenta. Entre risas y discusiones sobre distintos libros, empezamos a bajar las escaleras. Mentalmente le agradecí lo que había hecho. Gracias a él, y a su maravillosa colección de libros, todos mis nervios habían desaparecido. De nuevo volvía a ser la Débora segura de sí misma que tanto me gustaba. Al llegar al final de las escaleras nos encontramos con Larisa quien, tras abrazarme, nos informo que todos estaban esperándonos en la sala de paredes azules donde hace meses desayuné sola.

La Perdición del Lobo [1] ✔Where stories live. Discover now