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Dazai sonreía a pesar de que era evidente su vergüenza, Chuya sabia que este odiaba bastante las reglas del hospital, en especial esa donde ningún paciente puede dejar el lugar por su propio pie, absolutamente todos los que pasaron por un tratamiento un poco intenso, deben utilizar una silla con ruedas, lo cual le causaba bastante gracia a Chuya, lo que mas provocaba estas reacciones en el pelirrojo era el rostro del castaño.

Dazai se encontraba con una mueca extraña en su rostro, le sonreía a Chuya y buscaba que este riese, sabia que se encontraba dándoselas de su payaso para animarlo, y funcionaba.

Cuando llegaron a las afueras del hospital, los ánimos dejaron de ser juguetones. Chuya fue por el automóvil, el de Dazai, si, conduciría él, había sido un acuerdo con el castaño, mas bien, este cedió debido a que, claramente, no permitirían que este subiese a la motocicleta del pelirrojo, por ende, su única opción era que Chuya condujese el automóvil.

Chuya sabia conducir, lo había echo antes, hace muchos años, el pelirrojo esperaba que eso fuese algo que no se olvidase, esperaba realmente eso o terminaría por conducir como lo hacia Dazai, siendo un peligro en las calles.

Había podido llegar hasta el hospital sin grandes problemas, sin embargo, eso no evitaba que se hubiese ganado los reclamos e insultos de algún otro conductor en el camino. Chuya estaba un poco nervioso, tal vez si se tratase de su propio automóvil no se encontraría en ese estado, pero no era suyo, era el automóvil de su novio y lo que menos deseaba era que algo le sucediese al automóvil, apenas se habían mudado juntos y en realidad ni siquiera habían pasado una semana juntos, no seria una buena forma de comenzar su convivencia con algún percance en el automóvil ajeno.

Chuya subió al automóvil y condujo hasta la entrada del hospital, con cuidado, lentamente, eso lo desesperaba bastante, después de todo, estaba acostumbrado a la velocidad de su motocicleta, pero no pensaba acelerar, aunque se ganase un gran numero de insultos debido a ello. No le importaba.

Cuando llego a la entrada, estaciono, podía ver a Dazai de pie, esperándolo, traía la ropa que Chuya le había seleccionado esa misma mañana, un sweater de cuello alto azul oscuro. El pelirrojo pensaba seriamente en comenzar a ser él quien seleccionase la ropa del otro, al ver su armario los últimos días, podía percatarse de que el castaño no le prestaba una real importancia al como se vestía, muchas prendas similares y los mismos colores, Chuya había terminado por decidir intervenir un poco en ello, aunque no de una forma demasiado invasiva.

Y Dazai había mostrado su aprobación ante la ropa que había seleccionado para él esa mañana.

"oh dios, se ve apuesto" pensó Chuya, de pie a un lado de Dazai, este se despedía de la enfermera que había estado cuidando de él durante su estadía.

Antes de darse cuenta, Dazai había llevado su propia mirada hacia Chuya, casi esperando que este dijese o hiciese algo, el pelirrojo salió de su vergüenza y se despidió también de la enfermera, entonces comenzaron a subir al automóvil, al menos el pelirrojo ya no se encontraba nervioso con respecto a su conducción, por el momento, aun no encendía el motor después de todo.

El pelirrojo se acomodo y abrocho su cinturón, Dazai se encontraba listo y atento a cada movimiento que, hacia Chuya, no buscaba juzgarlo, mas bien, lo observaba solamente porque se comportaba de una forma adorable ante el otro.

Chuya tomo aire profundamente y encendió el motor.

- Puedo conducir yo – sugirió Dazai, le gustaba ver a Chuya nervioso, pero no si este se encontraba realmente afectado por ello

- No – negó de inmediato el otro – no te preocupes, puedo hacerlo, sé conducir, es tan solo que no lo hago hace algún tiempo

- Bien, tomate tu tiempo – dijo Dazai, dejando de jugar y buscando actuar como apoyo en el otro

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