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Chuya caminó rápidamente hacia las afueras del edificio donde trabajaba, no acostumbraba a trabajar hasta esas horas de la noche, pero había tardado bastante tiempo en terminar sus tareas, y a pesar que de que el anciano le había pedido que se marchase hace horas, Chuya se negaba a dejar su trabajo sin hacer, realizo unas cuantas llamadas, envió algunos mensajes y termino luego de horas de pasarse el tiempo pensando estupideces.

El anciano sabía que Chuya se encontraba distraído, pero no comentaría nada mas al respecto, podía hacerse una idea bastante clara de lo que se encontraba sucediendo, en especial al haberse inclinado por la ventana hace unas cuantas horas y terminar por ver a su asistente bajar de un hermoso auto negro, eso y hablar con un joven, hasta ese punto no pensaba nada, no fue hasta ver la expresión de Chuya al llegar que se percato de lo que realmente se encontraba sucediendo.

Y podía intuir que el mismísimo Chuya era ignorante a todo. Su cuerpo lo delataba, pero sabia que su asistente podía llegar a ser una persona que disfrutaba bastante de alejar a las otras, se pasaba el tiempo creando muros y mas muros.

Chuya se había marchado y se encontraba en la noche, mirando al exterior, se arrepentía de no haber traído consigo su motocicleta, las calles se encontraban vacías, en penumbra. le gustaba el silencio, sus pasos sonaban fuertemente en la calle, esperaba caminar unas cuantas calles y entonces terminar por llegar a su departamento en un taxi, al menos esa era su única solución.

Ese día no había llevado su motocicleta solamente ya que había olvidado que debía trabajar, solamente debido a eso, en ese momento Chuya se arrepentía de no haber aceptado que Dazai fuese por él, miro la hora en su teléfono, era bastante tarde, ya de madrugada.

Y también Chuya se regaño a si mismo, no debía encontrarse capaz de aceptar mas tratos con Dazai, ni eso, ni intentar tratarlo como un cercano, llegaría a su departamento y enviaría el estúpido mensaje diciendo que se encontraba bien, eso seria todo, luego podría bloquear el numero y no intercambiar mas palabras. Fácil

Pero cuando Chuya llego a su departamento, olvido por completo su plan maestro, no llamo ni le envió un mensaje a Dazai, se limito a solamente dejarse caer sobre su cama y dormirse de forma instantánea, después de todo, se vería en la obligación de irse nuevamente a sus clases en la universidad. No volvería a ver a Dazai hasta en una semana. Al menos eso pensaba Chuya.

Pero ya nada podía asegurar, desde que había conocido a Dazai, que nada sobre él era seguro. 

Miro con recelo todo a su alrededor, había leído un mensaje que lo había aliviado, sin embargo, eso no evitaba que sintiese que todo lo irritaba, nuevamente se sentía como una bomba a punto de detonar, ira corría por sus venas.

Continuo con su camino y evito cualquier contacto, ya sea con personas o lo que fuese, sabia que la falta de sueño no lo ayudaba a lidiar con todos sus problemas, en especiales los que poseía con respecto al control de sus emociones, mas específicamente, el enojo.

Esperaba no encontrarse con algún idiota ese día, esperaba no pasar por problemas y tampoco no provocarlos él mismo. Se quedaría sumamente callado ese día, invisible.

Y ese día si había traído su motocicleta, sabia que en cuanto se hiciese lo suficientemente tarde, saldría a su lugar secreto, iría al puerto, aislado y alejado de todos.

Al menos eso esperaba a hacer Chuya.

-       Hoy te ves bastante mal – le comento Tachihara

-       Es un mal día – reconoció Chuya

-       Así que es uno de tus días de mal animo – comento nuevamente el otro – te dejare en paz, pero solo dime si algo sucedió

Me GustaríaWhere stories live. Discover now