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El pelirrojo miró a su alrededor, había despertado hace tan solo un par de minutos, pero no deseaba moverse, estaba entre los brazos de Dazai, suponía que este dormía, aunque nunca pudiese encontrarse del todo seguro al respecto. Se quedo quieto y miró nuevamente alrededor, la noche anterior solamente una cosa había llamado su atención, mientras tenia sexo con Dazai, y eso era un trozo de papel sumamente arrugado y en mal estado que se encontraba colgado en la pared desnuda de ese cuarto, nada mas había allí, ninguna otra decoración, Chuya sentía algo de curiosidad, sin embargo, el pape se encontraba sobre la cabecera de la cama y desde el ángulo en el que se encontraba le era sumamente difícil el lograr descifrar de que trataba.

Miro una vez mas hacia Dazai, frente a él, su cabello lograba ocultar sus ojos, sin embargo, respiración era lenta y tranquila, Chuya decidió interpretarlo como si este durmiese de forma profunda, sin pensarlo mas, se removió un poco sobre la cama, aun entre los brazos del castaño.

Luego de un poco de esfuerzo y moverse cuidadosamente, termino por verlo, conocía ese trozo de papel y conocía la caligrafía de este, también podía reconocer lo que decía, después de todo, ese había sido un poema escrito por él, Dazai se lo había terminado por quedar, y lo había colgado con algo cinta en sus muros desnudos, la única decoración en todo ese lugar.

Chuya sintió algo extraño en su pecho que no supo con claridad como interpretar, casi podía escuchar los latidos de su corazón, temió que estos despertasen a Dazai, no era un buen momento para que este despertase, no cuando Chuya se sentía completamente sonrojado y enamorado. Como un idiota.

"por favor, no rompas mi corazón" rogo de forma infantil Chuya en su interior.

Sabia que de ser ese el caso, terminaría por dolerle realmente, nunca se había sentido realmente apegado a nadie, nunca había sentido algo particularmente especial por nadie, solo el anciano, sin embargo, nadie de una forma romántica, pero ahí estaba el castaño, Dazai había cambiado eso, y Chuya sentía que, en el caso de que las cosas terminasen mal, no sabia como reaccionaria, no se conocía lo suficiente en ese tipo de sentimientos como para saber hasta que punto podría soportarlo, hasta que punto dolería, su escala de dolor emocional.

Chuya soltó un suspiro, esperaba terminar por eliminar esos pensamientos y ser un poco optimista al respecto, esperar que no llegasen a un tipo de termino trágico con lagrimas y odio de por medio, esperaba que, si he de llegar el final, fuese un simple acuerdo mutuo, terminar en algo positivo, o simplemente en una nada absoluta.

Y el pelirrojo no podía creer que se encontrase pensando de esa forma cuando ni siquiera se encontraban en algo realmente estable, temía llegar a una nada con Dazai, sin embargo, desde un inicio lo habían sido, simplemente nada. No eran nada. Y eso debía haberle dolido desde un inicio.

Entonces el pelirrojo se sorprendió de si mismo, sentía lagrimas en sus ojos, no podía creerlo, la charla de la noche anterior, sus pensamientos y sentimientos, la conducta de Dazai, los misterios y todo lo que ocultaba este, era como si todo aquello se encontrase en ese momento hiriéndolo.

Chuya cerró sus ojos, sin poder evitar que una lagrima corriese por su mejilla, se sentía como un idiota, Dazai le había pedido algo de tiempo, y el pelirrojo se lo daría, sabia que era difícil, sabia que todo era un tanto completo para el castaño, se percataba de lo difícil que era para él el lidiar con sentimientos, eso era algo sincero.

Sin embargo, una parte de su interior, realmente deseaba ser correspondido.

El pelirrojo tomo aire, no podía terminar por llorar en ese lugar, no con Dazai a su lado, solamente complicaría todo mas, haría que el castaño se sintiese bajo presión, y no deseaba una respuesta por compromiso o por encontrarse presionado, deseaba una respuesta completamente sincera de él.

Me GustaríaWhere stories live. Discover now