Capítulo 2

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Renzo

Entro alterado a la oficina, ordeno a mi secretaria que llame a Axel, mi mejor amigo. Me siento en el sofá e intento pensar en cómo solucionar mi problema.

¡Mierda! ¿Algún día viviría sin la sonrisa petulante de mi primo presente en mi cabeza? Él era un incordio, desde que se volvió mi enemigo era el peor incordio familiar que tenia que soportar.

- ¿Me llamabas? - Axel siempre había sido un amigo fiel, contarle lo que me molestaba sería una forma de desahogarme.

- Leí el testamento de mi abuelo. – solté de golpe - Soy el primer benefactor. - sonreí porque era lo único que ese papel decía y que estaba bien.

- Eso es bueno, pero ¿cómo lograste ver el testamento tres meses antes de ser leído?

Mi abuelo murió hace un par de semanas, y aunque me dolió su perdida era un hombre de misterios y en sus últimas horas me dijo que dejo uno para mí. No me gustan las mentiras ni los juegos, así que comencé por la única pista que tenía, su testamento. Pero, con un hombre como Lexur protegiéndolo sería imposible abrirlo. Sin embargo, él necesitaba deshacerse de algunos trabajadores sin que lo demandaran y mi empresa recluta nuevos miembros, no fue difícil llegar a un buen acuerdo. Y por otro lado no se resistió por el odio que le tiene a Mario. 

- Algunos de sus empleados se vendrán a trabajar aquí. – dije de modo frio.

Axel vi algo en mi expresión, un rostro enojado, y supo que no todo iba bien. 

- ¿Qué más dice ese testamento? – su tono era exigente.

- Necesito estar casado para que la herencia este en mis manos. – hice una mueca de dolor en las últimas palabras- Absolutamente todo es para mí, y resulta que solo lo gozaré  estando casado.

No iba a soportar que Axel, mi mejor amigo, se riera de mis problemas, pero lo hizo y yo no aguante acompañarlo. 

- Tú casado. – me señalo con el dedo. - Él que tiene una mujer diferente en cama todas las noches y se olvida de ellas al día siguiente. Él que dice solo sexo, él que ...

- Sí, ya lo entendí. – le corte bruscamente- ¿Qué haré ahora? ¿Cómo tendré esa herencia en mis manos? No me puedo casar, no quiero casarme.

Axel llevo sus manos a las sienes, se froto suavemente, libero un suspiro y al final dijo.

- ¿Qué pasa si no te casas? ¿A quién va la herencia? – gruñí al recordar el segundo benefactor.

- Esto es lo más gracioso de todo. - pase mi mano por mi rostro, me estaba tensando y necesitaba un trago.

Caminé hacia el pequeño bar que tenía, tomé el coñac y serví dos copas. Le di una Axel y se la llevo a los labios, se la tomo de un sorbe. No tarde en imitarle, y segundos después ya me estaba sirviendo otra, a la tercera copa le respondí su pregunta.

- Al estúpido de mi primo. Lo puedes creer Axel, él tendrá mi herencia. La que me corresponde por derecho, como nieto mayor.

- ¿Tu primo Mario? – dijo en burla.

- ¿Por qué te ríes? Esto es algo serio, podría perderlo todo. – si no dejaba de tener el cuerpo tenso en cualquier momento se rompería en miles de pedazos.

- Por eso me río. – se rasco la cabeza antes de seguir. - La herencia a tu primo no le duraría en el marco de lo legal dos semanas, nos llevaría a la quiebra en minutos y eso si no nos mete en otros líos como en los que él vive.

Por supuesto que Mario me arruinaría, arruinaría a mi familia y todo lo que esta había construido por años. Mi primo, él que se jactaba en las apuestas, drogas y lavado de activos ¿Cómo sobrevivir a un desastre eminente? 

- Tengo que conseguir a alguien que se casé conmigo. – recaí en mi única y última solución.

Axel se pasmo por un momento, pero este no duro mucho cuando ladeo la cabeza y entendió que, para mi situación y prosperidad en la empresa, casarme era el único arreglo a tal cataclismo que dejo mi abuelo.

- No creo que tengas problema con eso, tienes a muchas pisándole los talones en especial a Carol. Ella se muere por ser la Sra. Ferran. – estiro los manos como si actuara en una obra de teatro - Le pides matrimonio hoy y se casan la semana que viene, y todo este lío se terminó.

- ¿Carol? – negué con la cabeza - Cualquier chica menos ella, está loca. Aparte de todo ella es una mujer que solo le importa el dinero, imagínate lo que haría cuando supiera lo de la herencia.

- Ambiciosa, pero colaboradora si se lo pides.

No quería a Carol como mi esposa, y después de todas las veces en la que la rechacé dudaba que aceptara una propuesta tan descabellada sin una razón, y yo no estaba para darlas.

- La boda no tiene que ser de verdad. – dijo mi amigo. Con él se me prendió una lluvia de ideas, todas creadas por una farsa.

Una boda por conveniencia sería lo mejor, para ella, para mí. Se crearía una inmensa farsa para que yo tenga esa herencia en manos, se unirían dos personas por pura y descarada ambición, pero nadie lo haría gratis. ¿Qué es lo que estuviera dispuesta a pedir esta mujer por su silencio y una maravillosa actuación? ¿Qué es lo que yo estaba dispuesto a dar?

- Axel amigo mío... - me acerco a él y lo tomo de los hombros y le doy una palmada a su espalda- Tienes razón. Será una mentira. Una gran y bien planeada mentira.

Los planes ya estaban andando en mi cabeza. Una mujer, una falacia y una boda era todo lo que necesitaba para ganarle a mi primo.

- ¿Quién será la afortunada? – y ahí era donde se rosaba el problema - Conseguir a alguien tan pronto, que te siga en esta mentira, es un gran reto arriesgado que impones.

- Arriesgado, pero la única solución. Este plan tiene que ser calculado, meditado, sin errores que dejen pistas a la descubierta. Y encontrar a una mujer en la que confiar va a ser de lo más difícil que alguna vez hemos hecho.

- ¿Quieres un casting? – a pesar de mi estrés sus bromas me sacaron una sonrisa.

- Esto es serio, Axel, no tenemos mucho tiempo en que pensar. Cuando lean el contrato toda mi familia estará ahí, y para ese entonces, yo tengo que tener una esposa y un anillo de boda en su mano.

Axel entendía la delicadeza de la situación, esa herencia tenía que ser mía. No era por poder ni dinero, era porque mi abuelo se había esforzado la vida entera por construir lo que ahora es mi familia, y Mario, con su desvergüenza y malas influencias no nos iba a arrasar con él.

- Renzo. – desperté de mis cavilaciones- Él no va a conseguir nada. Es tu derecho. No tengo a ninguna mujer que te pueda ayudar, las que conozco hablarán pronto y bien cuando se casen pedirán una gran parte, pero intentare encontrar a la correcta.

¿La correcta? Nunca lo habría, no cuanto ya la alcanzaste y la perdisteis sin retorno.

- Un contrato, haremos un contrato. Un solo pago, lo necesario por el tiempo que interprete su papel. Será un matrimonio corto, inventarnos una historia de amor, pero que parezca lo más real posible.

- Podemos decir que has mantenido una relación a escondidas, porque no querías que la prensa se enterase y le hicieran algún tipo de daño. – explico- Además no eres de las personas que llaman la atención con escándalos ni te gusta que desconocidos entren a tu vida, así que ese es un buen punto. Por fin tu inexistente vida amorosa y social nos ayudará en algo.

No dejaba entrar a desconocidos en mi vida, esta estaba rodeada de un pequeño circulo de personas en las que confiaba, sin embargo, una boda falsa lo cambiaria. ¿Desde cuándo que me había negado a que este pequeño cumulo creciera? Ya eran años.

- Tenemos la historia, pero no a la mujer.

A la escasez de un punto nos concentraríamos en otro.

-Axel, quiero que hagas un contrato por nueve meses, tres serán de compromiso y los demás de matrimonio hasta el divorcio. – lo mire de frente al rostro - Debe ser específico.

- No te preocupe, Renzo, lo hare. Y ya veremos como encontrar a tu amada. – si no me estuviera ayudando en esto ya tendría un moflete morado. 

Una Boda Por Un Contrato [Completo]Where stories live. Discover now