Capítulo 44

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Renzo

Regresamos de la pista de baile, y debo admitir que bailar con Mía es casi tan excitante como besarla y hacerle el amor. Su cuerpo en contacto con el mío, mi mano alrededor de su cintura, y sus movimientos de cadera me han hecho perder la cabeza, tanto que si no fuera por Emma que le pidió que la acompañara al baño, hubiera sido yo quien la arrastrara allí y cogido en esos pequeños cubículos.

-Disimula mejor. – dice Axel con una sonrisa socarrona.

-Créeme, lo intento.

La camarera llega con una copa de Vodka Devil's Spring que le pedí hace uno minutos, y es exactamente lo que necesito para transportar el calor que ha dejado Mía en mi cuerpo hacía mi garganta.

- ¿Quiere que le atraiga algo más? – pregunta la camarera.

-No, gracias. – Axel le entrega un billete por su atención.

La joven chica sonríe en agradecimiento y retrocede para irse, pero cuando lo hace su pantorrilla choca con el bolso de Mía que está en la orilla del mueble acolchado y cae. Lo recojo de inmediato, y cuando lo hago, tomo del suelo un pedazo de papel arrugado y amarillento. Es la carta que recibí ayer, pero, ¿cómo es que había llegado a ella?

Con una respiración acelerada y la piel fría, vuelo a leer esas mismas líneas que tenía memorizada, en definitiva, no me equivocaba, era la misma carta. Se la muerto a Axel quien está sirviéndose una copa de pisco.

- ¿Cómo es que la obtuvo? – preguntó cogiendo el papel.

Axel ya había leído esa carta, acudí con él justo después de regresar de almorzar con Mía ayer. Y esa carta, que aún era un misterio de quién y de donde venía, la dejé guardada y olvidada en el bolsillo de mi saco, de donde seguro Mía la encontró. ¿Cómo es que pude ser tan olvidadizo con algo tan delicado?

- ¿Se la enseñaste? – dijo un poco indeciso.

-No, claro que no. – cerré los puños para controlar mi exaltación. – Ella lo encontró.

Mi amigo respiro hondo y negó con la cabeza.

-Te has metido en un gran lío, Renzo. – me entrega la carta. – Ella ya lo sabe, aunque supongamos que no entienda mucho, esa carta despertará su curiosidad. – Por supuesto que lo haría, y me extrañaba que aún no estuviera haciendo preguntas con lo sincera que es. - ¿Qué harás con ella? – señala a Mía que se hace paso entre la multitud para llegar con nosotros.

-Hablar, ahora.

Me levanto con paso firme y camino hacía Mía, que no deja de sonríe hasta que ve mi semblante y la carta que llevo en manos.

-Vayamos afuera. – me inclino y le digo al oído. Mía asiente de prisa mordiéndose el labio, sino estaría molesto con ella la besaría aquí y ahora, frente a todos esos hombres que la comen con la mirada.

Desvío la mirada dudosa de Emma y empezamos a caminar hacia el exterior, dándonos paso entre el gentío.

No sé qué le diré a Mía cuando estemos solos, ni mucho menos si sabré comportarme con la ira que recorre mi cuerpo. ¿Por qué es que ella tuvo que leer la carta? ¿Por qué es que fui tan estúpido y la deje a su vista? ¿Por qué es que estaba seguro que después de esto nada sería como antes? Porque sí, Mía no me volvería a tener la misma confianza, y yo ya no sabría cómo mirarla al rostro sin saber que ella por dentro sabe que algo le oculto.

- ¿Lo leíste? – pregunto una vez que estamos en la calle, muy lejos de que alguien nos pueda escuchar. Levanto la carta en una mano. – Por supuesto que lo hiciste. – digo cuando ella guarda silencio.

Una Boda Por Un Contrato [Completo]Where stories live. Discover now