Extra capítulo 21

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Otro día más con Kacchan. ¿Cuándo se irá de mi apartamento este condenado demonio?

Roba mi comida, ocupa mi sofá y supervisa mis escritos como el más exigente de los jefes... con la mirada fija en la pantalla de mi laptop y su permanente ceño fruncido mientras lee los borradores de los próximos capítulos.

Preparo dos tazas de café bien cargado para empezar la mañana y tomo asiento a su lado en el sofá, ofreciéndole la bebida caliente que él toma con una breve mirada. La olisquea y niega con la cabeza, sabiendo que le arderá la lengua si la bebe. Me devuelve el recipiente y lo dejo sobre la mesita baja donde él tiene sus pies apoyados, pero a mí no me molesta que el café este ardiendo. Le doy un sorbo al mío, mojándome los labios para comprobar que, efectivamente, está recién hecho y tal vez debería esperar unos minutos a que temple, pero me gusta así y me da un regustillo agradable cuando ese calorcito baja hasta mi estómago.

—¿Y bien? —le pregunto. No porque tenga curiosidad, sino porque no deja de rumiar sus pensamientos para después escupirlos en maldiciones.

—Me falta algo—masculla, pero sé que se está callando algo.

—¿Y es...? —agrego, sabiendo que su chasquido de lengua tan solo es una pausa.

—¿Dónde está mi desayuno? 

Pestañeo lenta, muy lentamente... Asimilando que el muy idiota ha ignorado mi primera cuestión referente a la novela y está refiriéndose a la falta de comida sobre la mesa cuando señala la taza de café con aburrimiento.

—Puedes hacer dos cosas, Katsuki —alzo mi dedo índice, procediendo a enumerar la primera— Levanta tu perezoso trasero del sofá antes de que se te aplane o... —bajo ese dedo y lo sustituyo por el dedo medio, sonriendo con burla— muérete de hambre porque no pienso cocinar para ti de nuevo.

Él suspira, hundiendo su espalda en el acolchado del sofá y echando su cabeza hacia atrás para apoyar la nuca. Se pasa una mano por el rostro, completamente desganado mientras me fulmina con sus ojos.

—Tú desayunas peligro, Lou. Ya lo dijeron las lectoras.

—Las lectoras no saben que eres un desagradecido y que tienes complejo de Gordon Ramsay—le increpo.

Él se incorpora, mirándome boquiabierto.

—No me jodas. ¿Sigues molesta por ese comentario? —me resulta inaudito que suene tan sorprendido. ¿Acaso es corto de luces o no entiende lo hirientes que son sus opiniones?

—Estoy ofendida, Bakugou. Entiende que la otra mañana intenté hacer un desayuno diferente para variar un poco y te negaste a comerlo —la comprensión en sus ojos transforma su expresión, pasando a sellar sus párpados y soltar un largo suspiro para ser paciente.

Se aclara la garganta justo antes de abrir los ojos y observarme fijamente... Me preparo para su disculpa y...

—Tus galletas caseras parecían pedazos tibios de mierda solidificada, Lou.

Un golpe en la teta habría dolido menos, pero yo también sé golpear donde más duele.

—Pues te vas a quedar sin hacer el delicioso hasta que seas padre —le miento como una bellaca, con descaro, con todo mi poderío femenino para verlo palidecer y quitar el ordenador portátil de sus piernas para dejarlo sobre la mesa. Encarándome seguidamente con un dedo apuntando a mi rostro.

—No te atrevas, maldita —me advierte, pero por el modo en que su entrecejo tiembla no noto signos de amenaza— Sabes que el contenido de esta obra es +18 y yo me paso-

—Kacchondo la mayor parte del tiempo —le interrumpo para acabar su frase a mi modo, atreviéndome a guiñarle un ojo para provocarlo.

—Cierra la boca y no me interrumpas, joder. A ver si voy a tener que darte unas lecciones para que aprendas a respetarme.

My little red temptation (+18) [Katsuki Bakugou x lectora]Where stories live. Discover now