Capítulo 21: Destino

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Su cuerpo irradiaba calor, haciendo que el claustrofóbico espacio se volviera más asfixiante debido al aumento de la temperatura. Notaste que su piel estaba húmeda debido al sudor que lo mantenía en un estado febril, quedando los resquicios de unos temblores imposibles de contener. Querías abrazarle y cuidarle, porque un poderoso instinto tiraba de ti para proteger a Bakugō en su estado más desvalido, pero solamente pudiste entrelazar tu mano con la suya cuando él se llevó un dedo a los labios, implorando silencio.

No te atreviste a pronunciar palabra. Ni siquiera respirabas contra la palma de la mano que presionabas sobre tu boca. La tensión que se palpaba en el ambiente se incrementaba con cada paso del cazador al interior de la vivienda... Tus propios latidos se sincronizaron con el impacto de sus botas sobre el piso de madera cuando su imponente sombra se recortó entre los tablones por encima de vuestras cabezas.

Bakugō tomó una amplia bocanada de aire que fue inaudible para el oído humano, queriendo agudizar sus sentidos a pesar de que su vista se nublaba y tornaba borrosa. Si antes tenía una visión tan clara como la superficie transparente del agua, ahora ésta estaba tan agitada como el fondo lodoso de un río cuando motas blanquecinas y halos lumínicos pincharon las escleróticas enrojecidas de sus ojos. Sus músculos no dejaban de acalambrarse y el intenso dolor le estaba mareando, dificultándole el estar en plena facultad de sus sentidos cuando creía que en cualquier momento perdería de nuevo el conocimiento.

Enji Todoroki había irrumpido en la vivienda como si fuera suya, recorriendo la entrada y la salita hasta llegar a la cocina, donde Chiyo y Midoriya intentaban mantener la calma. El cazador se quedó mirando al leñador con sospecha, sobre todo al ver las manchas de sangre motear su camisa.

—Lo dejaste escapar —Todoroki lo acusó con un deje reprobatorio, refiriéndose a un lobo en particular.

En otras circunstancias Midoriya habría probado el sabor amargo de la decepción ante esas palabras, pero él no había permitido que el lobo huyera, sino que lo había ayudado y trasladado a la casa de la curandera como pago por salvar su vida y la tuya.

Por ello, Midoriya agachó la cabeza, simulando arrepentimiento cuando el cazador mostró un gesto de completo disgusto y desagrado en sus facciones. No debía llamar la atención ni revelar información que delatase tu ubicación y la de Bakugō... No obstante, al tener el rostro inclinado y el flequillo oscuro ocultando sus ojos, el leñador echó un vistazo a la trampilla oculta bajo la alfombra... rogando porque ningún sonido saliera de aquel escondrijo bajo los pies de Todoroki.

—Estaba muy herido. No creí que pudiera moverse —Midoriya se excusó, ganando algo de tiempo para averiguar cuánto sabía el cazador de vuestra huida.

—Debiste rematarlo. Esas bestias traicioneras son capaces de fingir que están moribundos para atacar al menor descuido —Todoroki gruñó con aspereza, revisando el interior de la estancia con la mirada antes de detenerse en el leñador, exigiendo respuestas— ¿Dónde está (Nombre)? Su madre nos contó que estaba confundida por la situación y que se apiadó de uno de los lobos. Esa chiquilla descuidada no debería confundirlos con perros sarnosos que puede domesticar.

Midoriya se mordió la lengua con disimulo, sabiendo que urdir una elaborada mentira no era su mejor cualidad. Aún así, una verdad a medias o ligeramente manipulada podría dar a la pareja fugitiva una ventaja frente a los cazadores que los buscaban.

—(Nombre) huyó —el leñador liberó la presión en su pecho con una corta frase, disponiéndose a dar una explicación más extensa cuando oyó el resoplido impaciente de Enji— Estaba muy asustada y yo no supe reaccionar a tiempo. Así que la seguí, creyendo que vendría hasta aquí para refugiarse, pero-

—Pero ella jamás llegó —Chiyo finalizó por Midoriya cuando la voz de éste comenzó a temblar y volverse tan baja como un murmullo. No le importó mentir, ya que ella tenía muchos secretos que ocultar y decidió protegerte a toda costa al conocer tu estado— Le pedí a Midoriya que se quedara conmigo para que no se pusiera en peligro.

My little red temptation (+18) [Katsuki Bakugou x lectora]Where stories live. Discover now