Capítulo 17: Deleite

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Nota de la autora: Se vienen emociones fuertes. ESTÉN PREPARADAS


***


Sus manos acariciaban tus curvas hacia arriba y abajo con total parsimonia, pero con una demanda tan intensa como el movimiento de su lengua dentro de tu boca. Mientras, tú hacías todo lo posible para establecerte en su regazo y no desfallecer con sus hambrientos besos y sus caricias tan rudas como delicadas.

El rubio ceniza se estremeció con el toque de tus dedos en su nuca, descendiendo como un hormigueo ardiente sobre su piel al tener la necesidad al apretar sensiblemente sus omóplatos, como si te estuvieras preparando para el apogeo de vuestro encuentro. Él no restringía el balanceo de tus caderas sobre las suyas, sino que lo acompañaba, disfrutando del lento vaivén para acostumbrarte al tamaño de su miembro. La humedad de tu sexo lo volvía exigente al lubricar perfectamente su falo con cada penetración; el aroma de tu piel cosquilleaba en sus fosas nasales cuando la punta de su nariz recorría tu cuello en una caricia vehemente y suave... justo antes de que sus dientes y su boca codiciosa reclamasen la sensible zona entre besos apasionados y chupetones para escucharte gemir más alto.

—Maldita sea —susurró con aspereza tras retirar los mechones de tu cabello que le estorbaban para poder saborear tu cuello con una larga lamida.

Seguidamente sus ojos bermellones se enfocaron en tus mejillas iluminadas con un furor sonrojo, en las finas pestañas que bordeaban tus expresivos ojos... y él se perdió con todas las sensaciones de dicha que calentaron el interior de su pecho.

Bakugō te besó otra vez, jadeando suavemente mientras continuaba rodando sus caderas al ritmo de las tuyas cuando éstas comenzaron a moverse un poco más deprisa, queriendo sentir cada centímetro de él dentro de ti. Su cuerpo entero estaba envuelto en las llamas de la dulce euforia, maravillándose al escuchar su nombre en un murmullo bajo y ligeramente rasgado, pues estabas conteniendo tu voz por acto reflejo y por los besos descuidados del rubio ceniza.

Él podía sentir la presión de tus muslos alrededor de su cadera, acariciando sus piernas con cada vaivén, así que llevó ambas manos a tu trasero, levantándolo y agarrándolo con sus dedos para dejarte caer más duramente sobre su polla. Todo el contorno de su circunferencia golpeaba todas las zonas correctas dentro de tu cuerpo sometido a su merced, pues cediste a su dominio al no poder dejar de pensar en otra cosa que en la dulce e intoxicante fricción de su erección en tu interior. Lo deseabas tanto... Querías mucho más... Él era insaciable. Era adictivo.

Era tuyo.

—Se siente tan bien, Katsuki —susurraste antes de que su nombre se rompiera con un intenso gemido.

Inclinándose aún más hacia ti, él se arrojó para besarte en las clavículas, en los pechos, en cualquier parte de piel que exponías al llevar un escote en pico en tu vestido, dándole así la libertad para mordisquear la tierna carne mientras empujaba sus caderas cada vez más rápido, más ansioso, como si deseara fundirse contigo eternamente en ese acto de pasión.

El sonido de tus cuerdas vocales temblando contra sus labios, lo hizo gruñir como un animal salvaje, pero jamás osaría culparte por los rasguños que le estás devolviendo y que marcabas con finas líneas en su piel...  Pues su lado sádico y libidinoso despertaba con la raspadura inconsciente de tus uñas en los músculos de su definida espalda.

Una sonrisa muy dominante y atractiva se formó en su hermoso rostro mientras se alejaba, para besarte en la línea de la mandíbula sin perderse tus expresiones más lascivas. Desde ahí, él miró tus hermosos ojos y descubrió que reflejaban todo lo que siempre había querido para su compañera de vida... y fácilmente respondiste a su beso que solo expresaba amor incondicional. No fue solo uno, sino varios mientras te volvías locamente abrumada por el burbujeante placer que electrificaba todos tus nervios.

My little red temptation (+18) [Katsuki Bakugou x lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora