Capítulo 49: Encuentros inesperados

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Oigan, pecadoras, la imagen de la multimedia la hizo la angryfan Danny Wolfson. Aquí en Wattpad tiene de usuario DaniGonzales9 Síganla en redes y denle mucho amor.

¡Hasta más ver!


***

Los chubascos eran típicos en las altas montañas donde las esponjosas nubes se fundían con los picos rocosos. No resultaba extraño que dichos cúmulos cargados de humedad dejaran una cortina de agua a su paso durante la noche, provocando que los lobos se resguardaran en el interior de las cuevas para no acabar calados hasta los huesos.

Por eso, a la mañana siguiente, un brillante rocío cubría la hierba verde de los alrededores. El color de las hojas de los árboles y de los arbustos era más vivo, más resplandeciente, incluso a través del manto de niebla azulada que se extendía alrededor del asentamiento lobuno.

Bakugō olisqueó el aire cuando abrió los postigos de la sala de estar, aspirando una bocanada de frescor del bosque con toques de pino y roble desvencijado. El atisbo de los rayos del sol se colaba a través de los cirros que flotaban en el cielo, iluminando el nuevo día y la sorpresa que él tenía preparada para ti. Así que volvió sobre sus pasos y te buscó en el dormitorio, creyendo que ya estabas preparada para salir, pero escuchó ruido proveniente del cuarto de baño y giró para comprobar qué hacías. Desde el marco de la puerta observó cómo frotabas sobre tu abdomen un ungüento con aroma a hierba buena, habiéndose convertido en una de tus rutinas tanto al amanecer como al anochecer. Aquel bálsamo funcionaba como una hidratante para tu piel que evitaba las estrías y calmaba los calambres del embarazo, siendo un remedio que te recomendó Chiyo y que elaboraste poco después de que ella se marchara. Ashido te ayudó a recolectar las plantas adecuadas y a machacar las hojas en un mortero, aunque esa tarea pronto fue tomada por tu compañero para que tú no hicieras ningún sobreesfuerzo si tu amiga no estaba ahí para respaldarte.

El unto se sentía frío contra tu piel caliente, aportándote un leve estremecimiento cuando masajeaste la curva de tus caderas y dirigiste las palmas de las manos hacia tu espalda baja, empujando sobre los nudos de tensión que se habían formado durante la noche. Al verte realizar tal acción, el hombre lobo se acercó a ti para relevar tus dedos por los suyos, aplicando presión en los puntos adecuados para hacerte soltar un suspiro de alivio.

Él inclinó la cabeza y descansó su mentón en tu hombro derecho, sin dejar de moler tus lumbares en ningún momento.

—Eres jodidamente lenta... —Murmuró, frotando su nariz contra el lateral de tu cuello.

—Gracias por darme un poco de tu tiempo, Katsuki. —Le agradeciste, entendiendo que su expresión no iba con mala intención.

—¿Estás segura de que quieres ir a caminar? —Se interesó mientras entreabría sus ojos para mirar el perfil de tu rostro a través de sus largas pestañas—. Si te duele la espalda-

—Estoy bien, pero es probable que necesite otra almohada para dormir de lado. —Te adelantaste y él gruñó suavemente.

—Anotado. Aunque puedes usarme a mí como almohada si estás incómoda. —Sugirió, dándote un leve mordisco en las cervicales que arrastró un dulce escalofrío por toda tu columna hasta donde sus dedos masajeaban las adoloridas vértebras.

—Ojalá pudiera abrazarte como antes, pero algo se interpone entre nosotros. —Te reíste, apoyando ambas manos en tu vientre hinchado—. Cada día está creciendo más.

—Los mocosos requieren espacio, tonta. —Argumentó, ayudándote a bajar tu vestido antes de que sus brazos te rodearan con ternura—. Y no importa lo redonda que te pongas al respecto. Siempre me parecerás perfecta.

My little red temptation (+18) [Katsuki Bakugou x lectora]Where stories live. Discover now